La noche en que decidí no callar

3 1 0
                                    

En la mañana no la encontré en ninguno de sus lugares, no estaba en su recamara, ni en el estudio, tampoco en las fuentes, no estaba en la mesa a lado de la alberca en donde tantas veces la encontraba, y cuando me di cuenta de lo tan frecuente que iba allí comencé a frecuentar también, de niña aquel había sido mi lugar preferido y ahora se lo había cedido a ella, había creído que pasaría toda la vida en México y por tanto allí y que cuando creciera y me mudara de casa aquel seria mi “lugar fantasma”, no me había percatado que terminando estas seis semanas ella seguramente ya se habría ido y que ese sería su lugar y no mío , aunque la casa entera también lo seria, ella se ira antes que yo, ya que yo había querido permanecer más tiempo aquí, pero luego me iré también y sabía que regresaría a visitar, siempre regresaría, pero ella ya no estaría allí nunca, Emma había convertido el lugar entero en algo mejor, en un lugar casi sagrado para mí, estaba disfrutando el momento como aquellos que están seguros que el momento de gozo eventualmente terminara pero están tan ocupados dando gracias que no se dan cuenta que en cualquier momento podría terminar.
Quería salir al jardín o quizá caminar por la playa o estar unos momentos en la alberca, me encantaba este clima de diciembre, porque estando en una playa en México este clima era como el de verano en cualquier otro lado, amaba sentir la lluvia refrescar mi rostro, y sentarme afuera con el cielo nublado mientras podía percibir el calor recorriendo mi cuerpo, era algo especial para mí, la mayoría de mis recuerdos aquí, son con este clima, ya que por lo general lo visitaba en las vacaciones por las fiestas , cuando estaba a punto de salir me encontré con mi padre en la sala estaba sentado sin hacer nada, mirando la T.V, me quise sentar a su lado, hay algo en tan solo sentarse y ver películas que te da una sensación especial, a menudo se siente como un regreso a casa, siempre había creído que su fascinación por las películas jamás la iba a entender o su fascinación por la vida en general, mas ahora puedo decir que la entiendo, al menos eso creo ya que cada película se convertía en un espejo de lo que me sucedía a mí misma, estaba esperando algo diferente pero ahora podía decir que cada película, cada canción, incluso cada libro, tenían un sabor especial ahora, me encontré a mí misma pensando que probablemente las cosas serían así, a partir de este momento en adelante era alguien nueva, alguien renovada, renacida, no estaba segura si alguien mejor, pero no me iba a dejar llevar por ese tipo de pensamientos, no ahora al menos, por lo tan feliz que estaba porque por primera vez en mucho tiempo sentía que me conocía a mí misma, como si en el camino hubiera perdido una parte esencial mía y ella me había ayudado a encontrarla, me sentía agradecida con la vida de que ella apareciera, pero también eso me generaba una terrible apatía, que no podía controlar porque a pesar de la común esperanza que nos damos a uno mismo cuando se está infatuado por alguien, de que quizá algún día hablaremos con esa persona y que posiblemente esa persona nos corresponderá y podremos hablar finalmente de lo mucho que le queremos y apreciamos, en el fondo sabia, solo sabía que jamás sería capaz de hablar con ella mi verdad, y eso me dolía en mi orgullo y me hacía sentir como un cachorro asustado por la vida escondiéndose debajo de un carro, sabía que el carro se movería eventualmente y terminaría aplastándome pero quizá prefería ello que salir al mundo y contar mi verdad, supongo que no tenía la valentía suficiente, y de cualquier forma que sentido tenia hablar con ella, o estaba asustada de que se pudiese reír de mí  y decírselo a todo el mundo, o simplemente ignorarlo porque estaba muy joven para saber de lo que estaba hablando, o prefería una vida repleta de anhelo, porque con todo lo que ella seguramente ya sospechaba el hablarlo directamente sería inútil, “solo por favor no le digas al mundo, incluso cuando ahora mismo tu eres el mundo para mí”. Podría vivir así, siempre y cuando mantuviéramos el juego de ping-pong lo suficientemente activo como la que vez en que hablamos sobre Emily, quería mantener eso, aun cuando ni si quiera sabía si aquello fue real, cada uno de mis recuerdos con Emma parecen ser fragmentos, momentos incompletos, Emma misma me daba la impresión de ser un fragmento, como si faltara una parte de ella, como un casi, y simultáneamente todos nuestros momentos me daban la impresión de ser un casi y esos casi eran los que me daban la fuerza para seguir. Cuando la película finalizo, mi padre me pregunto que si había rescatado algo de la película, algo que pudiera usar para mi futuro, extrañas preguntas, pero tan típicas de él, sabía exactamente que decir pero no estaba segura de decirlo porque y como sucedió tantas otras veces me quede debatiendo conmigo misma, si lo  que estaba a punto de decir estaba lo suficientemente abstracto, porque esa era la única forma que tenia de decir la verdad, la película trataba de un caballero de la edad media que era incapaz de hablar con la princesa sobre sus sentimientos, ellos habían formado una muy linda amistad y quizás era por esa misma amistad y no precisamente por los problemas que el solo hecho de hablar su verdad podrían causar, pero él se presentó ante la princesa y con humildad y valentía le formulo la siguiente pregunta “¿Si hubiera un secreto que te consume elegirías morir con él o contarlo?”, la princesa dijo que si un secreto te hace preguntarte aquello seguro el hablarlo sería causa de tu muerte, a lo que el caballero respondió que era muy posible pero que entonces si aquel era el caso, al menos prefería morir sin el peso de jamás haber hablado de.., y se detuvo, después de ello la princesa supo exactamente de lo que el caballero estaba hablando, todo estaba allí tan solo tuvo que descifrarlo. Dirigiéndome a mi padre le dije “La película habla sobre la inútil cobardía del silencio. Haciendo que te preguntes, si vamos a morir igual, ¿Por qué callar? Habla, sé valiente, aunque sufras. Esa importancia de las palabras es la idea que rescate” y que definitivamente me había golpeado de una forma más dura, de la que debería. Le quise preguntar a mi padre que había pensado él y aun dudando de ello lo hice, a lo cual respondió palabras que no hacían sentido pero que había logrado entender “Encontraron las estrellas y eso solo es dado una vez en la vida”.  Ahora estaba segura que hablaría con Emma no importa lo difícil que eso luego podría ser porque puedes esconder tus sentimientos como un cobarde o hablarlos como un valiente. Se lo diré cuando llegue, y por fin hablare lo que hasta ahora he callado, deje la sala y le dije a mi padre que luego lo vería, él me dijo que me preparara para cenar ya que vendrían mis tíos, sus hijos y algunos amigos de mi madre, y le respondí que me gustaría tocar el piano esta noche y la idea le fasino; el cielo oscurecía de forma lenta y cuando el ocaso finalmente llego, trajo con el no solo la noche pero un sentimiento de desesperación porque Emma no llegaba, y estando sentada con todos en la mesa intente mantener la cordura de alguien a quien no le importa en lo más mínimo en donde estaba ella, pero ¿Por qué me importaba si quiera en donde estaba ella?, ¿Por qué me sentía tan desquiciada?, Solo porque ella no estaba aquí en la cena como otros días, ¿Por qué el sentido de todo lo que estaba haciendo ahora era esperando por ella, esperando, esperando, ¿Qué era eso sobre esperar que se estaba comenzando a sentir como tortura?, me sentía indefensa y me odiaba a mí misma por sentirme así, terminando la cena mis padres me llamaran para tocar el piano como anteriormente había dicho que lo haría y a pesar de que naturalmente no me sentía con las más mínimas ganas de hacer ello ni aquello, pero necesitaba dejar en claro que no estaba afectada por nada particularmente así que toque una pieza de Bach y luego Chopin, después de ello me percaté de que había tocado con la ilusión de que en un momento ella apareciera, como había aparecido aquella vez sin más, pero nunca llego, y cuando todos comenzaron a despedirse y retirarse, subí al balcón de mi recamara para dejarme sentir los sentimientos de hace apenas unas horas había estado reprimiendo, pude ver a los invitados salir, y la mayoría parecía poseer un semblante feliz y ruborizado como el de alguien alcoholizado, y muy probablemente lo estaban, y quizá lo estaba yo también ya que abajo me habían ofrecido alcohol y esta vez no lo había rechazado porque quería olvidar la forma en que me estaba sintiendo pero esto hizo el efecto contrario y mientras bebía pude percibir un golpe en el centro del corazón. Nunca antes me había sentido tan cansada, estaba mareada y cada nota que toqué en el piano había repercutido en mi con una resonancia metálica en lo más profundo de mi ser, me sentí triste, tan inútil, e ingenua, como si todo lo que había hecho hasta ahora era un desperdicio y estaba a punto de volverme vieja porque hasta entonces me había sostenido con la ficción de que el mundo era el que pasaba, al igual que pasaban los demás, las horas inclusive el clima, todo menos ella. Pero aquella noche pude percibir por primera vez de modo consiente como se me estaba yendo el tiempo y pasando la vida, mientras yo todo lo que hacía era esperar. Y tuve unos deseos de llorar tan exageradamente urgentes que después de tocar el piano no pude pronunciar palabra; nunca antes había hablado de ella con nadie, debido a que era incapaz de si quiera pronunciar su nombre sin que se me notara el temblor en mis manos, o la palidez en mis labios, o quizá era porque no estaba segura si aún recordaba en donde había dejado la llave para abrir el candado del cofre en donde había guardado su secreto.
Pasando la media noche, no quedaba ningún invitado, mis padres habían despedido a los últimos que eran los dos hombres amigos de mi madre, y tuve un sentimiento de soledad y extraña apatía al pensar que mi vida no era ni tampoco sería como la de mis padres, y que era probablemente más similar a la de los dos hombres que acababan de marcharse. No existían ruidos que turbaran la tranquilidad del momento a solas en mi balcón hasta que, pude percibir a alguien subiendo las escaleras con aquellos pies de pasos tenues que me recordaban a los de un gato, y que hubiera podido reconocer incluso dormida, y ya que su recamara estaba al lado de la mía, los había aprendido como una canción después de escucharla repetidas veces, ella era la misma persona de la cual había memorizado, rostro y manos, ella era la misma sombra de la persona que ni siquiera conocía, pero que tenía la sensación de conocerle de toda la vida y que ahora era mi oportunidad para hacer desaparecer la sombra y comenzarle a conocer de verdad y conociéndola a ella conocerme a mí. Esta parte de la casa y este momento era tan solo nuestro y daba gracias porque fuera de esta forma, y justo cuando estaba segura de que Emma entraría a su recamara y cerraría la puerta como hace siempre, quede sorprendida con el hecho de que se dirigió al balcón que ya no era más mío si no nuestro y toda la apatía, todo el dolor se disipo en el momento exacto en que descansó los brazos en el barandal, tan solo una palabra, una mirada, y yo estaba en el cielo. Silencio después de ello, no pude pensar con claridad y estaba envuelta por un nerviosismo, un pánico y una incomodad que estaba dispuesta a soportar. Increíble viéndola ahora mismo me parecía menos real que en mis recuerdos, e intentando buscar palabras para dirigirme a ella.
“No sabía que fumabas”.
“a veces”

“Continuara”

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 12, 2021 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

El desfallecimiento Where stories live. Discover now