❝¿Y estos mocosos?❞

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Cerró los ojos y no volvió a abrirlos más, nunca más. Sus recuerdos fueron borrados como goma de borrar a lápiz suave, la vida le pasó por delante y se fue para siempre dejando su huella en Naboo y sobre todo en el corazón de sus seres queridos.
Mas milagrosamente, antes de fallecer dejó a dos pequeñas criaturas a las que minutos antes de morir les llamó Luke y Leia.

Su amigo Obi Wan Kenobi aún puede recordar su llanto de alegría y dolor al ver a sus recién nacidos, pero al ser Jedi se le prohíbe emocionarse demasiado para no caer rendido. La agarró de la mano por última vez antes de subirla a su último trono donde quedaría el resto de la eternidad, la tumba.
Los bebés estuvieron presentes en el acto, llorando al ver tristeza en la cara del hombre que les sujetaba en ese momento: con lágrimas en los ojos pero sin entender nada.

Unos días después, apareció él. Su traje era tan oscuro que no se le distinguía desde lejos. Con un casco cónico y negro más el sonido profundo y aterrador de sus pasos, llegó hasta él.

-Kenobi...

-Por lo que veo te ha costado llegar.

-No tengo tiempo para estupideces.

-Ambos sabemos que me matarías ahora mismo.

-Qué quieres -Sin contestarle, dejó a los mellizos en sus brazos.

-¿¡Por qué me das a estos mocosos!?

-Luke y Leia Skywalker, disfruta.

Tuvieron que pasar más de tres segundos para que el hombre de negro reaccionara.

-¿¡Cómo!?

-A Padmé le hubiera encantado haberte dado la noticia, pero tras morir se le hizo imposible. Una lástima, ella te amaba. Pero bueno, entiendo que no todos los humanos somos perfectos.

-3PO nunca lo ha sido.

-Ya me entiendes -contestó girándose para irse por su camino antes de que él le girase.

-¡Espera! Yo no puedo llegar con esto...

-Son tus hijos, tu responsabilidad.

-¡Pero si no puedo ni entrenarlos!

-Haberlo pensado antes de matar a la madre -Recordar a su mujer le debilitaba mucho, más al saber la causa de su fallecimiento.

-He oído que ahora te haces llamar Darth Vader, ¿es eso cierto?

-Obi,

-Para ti Señor Kenobi.

Tras un suspiro, aceptó.

-Señor Kenobi, sí, eso es cierto.

-Bien, pues vete buscándole nombre a tus hijos.

-Este es Leia y ella es Luke ¿no?

-¡Santo Jedi lo que te ha afectado estar en El Lado Oscuro! Luke es él, y ella es Leia. Leia y Luke ¿entendido? -preguntó como si se lo estuviese diciendo a un niño de tres años, lo que molestó al joven Anakin.

-Sí insoportable Señor Kenobi.

-Me alegro de que a pesar de lo sucedido nos sigamos llevando bien, te invito a que te marches.

-Bien -Al darse cuenta, exclamó- ¿¡Y estos dos niñatos!?

-Tuyos, ¿aún no te ha quedado claro?

-No Obi,

-Ke-no-bi- corrigió.

-KENOBI. Yo no puedo llevármelos, les van a hacer daño...

-Ah, ¿ahora te importa la gente? Estás trabajando, es más, eres el líder del motivo que hace que haya tantas muertes y suicidios en la galaxia, disfruta torturándolos con tus maravillosas historias de los millones de asesinatos que has cometido Skywalker.

Sin decir nada más, se fue. Se fue sin retroceder, Kenobi le acababa de dejar con el mayor problema que pudo tener en su vida.

 Se fue sin retroceder, Kenobi le acababa de dejar con el mayor problema que pudo tener en su vida

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No мe oвlιɢυeѕ α υѕαr lα ғυerzα | Star WarsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora