NARRA LEILA
-Tranquila -repitio Hannah por decima vez frotando mi brazo izquierdo- no te prometo que todo ira bien por que no lo se, pero si estamos nerviosas de nada sirve.
Suspire audiblemente y levante la cabeza mirando hacia todos lados.
-Lo se, pero eso no quita lo bailado -conteste haciendo referencia a una frase que hace mucho habia escuchado.
Hannah siguio hablando y balbuceando cosas para que me calmara, pero sinceramente no la escuche; segui absorta en mis pensamientos mirando hacia todos lados tratando de descrifrar las miradas inescrutables de las personas que paseaban por alli. A un lado divise una pareja con dos niñas jugando en los columpios, felices, incapaces de darse cuenta lo afortunados que son. Por todos lados habian parejas, familias y niños caminando por aqui y alla ajenos a nuestra causa. Mirar y observar tanta felicidad hizo que me angustiara, pensando en todo lo que tuve que vivir estando en ese orfanato; si es que se le puede llamar asi. Y la unica persona en la faz de la tierra que puede entenderme esta al lado mio intentando tranquilizarme y frenar mis nervios de alguna manera. Siempre he soñado con volver a ver a mi madre y mi padre, sabia lo nerviosa que estaria en ese momento y las ganas de salir corriendo que me agarrarian; pero una cosa es soñarlo en tu cama mugrienta y fria, y otra muy diferente es vivirlo en una calida y tierna plaza junto a tus amigos esperando verdaderamente a que tu madre haga acto de presencia. Definitivamente era mil veces peor.
-¿Me estas escuchando? -la voz de Hannah interrumpio mis pensamietos.
-No -conteste sin dudar, riendome en su cara y acomodandome mas en el banco- lo siento, estoy distraida.
-Eso se ve -afirmo Michael a mi lado dandome un tierno beso en la mejilla.
-¿Leila? -la voz de una mujer vagamente conocida nos saco a todas las palabras de la boca. Se me corto la respiracion. Los tres a la vez levantamos la mirada para encontrarnos con una mujer parada adelante de nosotros. Su cabello era una mezcla se castaño oscuro y rojizo, sus ojos mieles al instante me dieron una sensacion de seguridad y su porte era nervioso, se notaba en el jugueteo constante con sus dedos. Llevaba puesta un abrigo rojo en convinacion con su pelo y unas calzas negras. En cuanto mis ojos conectaron con los de ella solte todo el aire que habia contenido y comenze a respirar entrecortadamente. Y ahi estuvimos segundos, minutos, horas sin decirnos nada solo mirandonos, o eso es lo que me parecio a mi.
Trague saliva fuertemente.
-Anne.. -suspire levantandome de mi asiento, la mujer no se movio de su lugar; solo se quedo observando mi cuerpo incredula.
-Como has crecido -su voz se quebro en una octava al final.
Mis labios formaron una fina linea, no sabia que decir.
-Si -dije en voz baja, fue lo unico que logre articular.
¿Que se supone que tengo que decirle a mi madre luego de años de no verla? "¿Que tal has estado?" "Los años te han tratado bien, eh" No.
Joder.
-Estamos encantados de conocerla Señora Rochester -interrumpe Hannah parandose al lado mio y salvandome- mi nombre es Hannah Monroe.
-Encantada Hannah, dime Anne -ella le tiende la mano y se la estrecha amablemente, de reojo veo como Michael se acerca su boca a mi oreja.
-No tienes nada que temer -susurra- yo estoy aqui, no me ire a ningun lado -se calla un momento- y dale un abrazo a la pobre Anne.
Sonrio ampliamente mientras echo todo el aire por entre mis dientes haciendo que Anne se vuelva hacia mi. Niego ampliamente con la cabeza, divertida e incredula y me hecho a los brazos de mi madre. Ella al principio se nota tensa e incredula, pero luego cierra sus brazos en mi, transmitiendome calidez y seguridad. Acurruco mi cabeza en su pecho y sonrio.
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Olvidame (#GDG2)
Teen FictionSegunda Temporada de Guerra de Gemelas ▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪▪ Como todo el mundo Hannah Hamilton tiene los demonios de su pasado. Estos le han impedido revelar su amor por Austin, el "novio" de su hermana. Pero al fin, cuando se da cuenta de que es...