Es lo que es, Lou. - Siempre lo decía el rizado. Tal vez era su frase favorita.
De más estaba decir que todo el viaje la pasó nervioso.
Una hora después el avión aterrizó.
Aunque el viaje fuera corto, a el castaño le pareció una eternidad, al igual que en sus anteriores viajes.
Ni siquiera sabía por qué había viajado a Ámsterdam, y ni que decir de Tokio. Fueron viajes repentinos, quizá con una pizca de esperanza por encontrar algo.
¿Encontrar qué?
Aún no lo sabía.
Apenas llegaron al hotel, desempacaron sus maletas, iba a ser un largo día.
Estarían en Londres dos semanas, eso había dicho el rubio.
- Hora de ir a comer. - Habló un ojiazul.
Era de esperar que el rubio estuviera hambriento. Siempre lo estaba.
- No tengo hambre. - Recibió de respuesta.
- ¡Oh vamos, Louis! Hicimos este viaje para subirte los ánimos. No lo arruines, Lou. - Dijo Liam.
Quizá tenían razón. Demasiada razón.
Tal vez sería bueno dejar sus problemas a un lado.
- Esta bien. Vamos. - Sonrió. Era lo menos que podía hacer por ellos.
Enseguida recibió un abrazo por parte de ambos.
Diez minutos después se encontraban en el restaurante del hotel.
El rubio ordenando casi toda la carta, y los dos castaños pidiendo un plato para compartir.
Casi catorce años de amistad y aún no entendían como era posible que aquél ojiazul comiera tanto.
Tenían planeado salir esa misma noche, tal vez de fiesta, pero les fue imposible. Estaban exhaustos. Quizá lo harían al día siguiente.
El más pequeño no pudo dormir en toda la noche. Un presentimiento tal vez.
Despertó al medio día.
Estaba solo en la habitación. Supuso que sus amigos estaban paseando.
Decidió darse una ducha.
Cada vez que se duchaba, apreciaba sus tatuajes. Algunos con significados, algunos no.
"It is what it is"
Casi siempre le preguntaban que significaba. Mas nunca decía el por qué.
Demoró más de lo usual en ducharse.
La tarde se pasó en un abrir y cerrar de ojos.
Era hora de alistarse para "salir a festejar" según el rubio.
- ¡Eh! Pero que apuesto. - Habló Liam cuando el castaño termino de cambiarse.
- Si, si, todos apuestos. ¡Hora de beber! - Dijo el rubio.
Dos horas mas tarde aquel grupo de tres jóvenes jugaban entre ellos a quien bebía mas shots de tequila en un minuto.
Niall hablaba demasiadas incoherencias, Liam solo reía y Louis observaba a la nada.
- Debo ir al baño. - Apenas podía hablar el ojiazul. Nunca había resistido el tequila.
- ¡Tal vez encuentres al amor de tu vida allí! - Se burló el rubio.
Como pudo caminó hasta los servicios. Sólo faltaba abrir la puerta.
- ¡Ouch! - Escuchó. Había golpeado a alguien.
- Discul...- No pudo terminar de hablar. Se quedó inmóvil.
Unos ojos verdes lo observaban.
Quizá estaba alucinando.
Quizá era el alcohol.
En un segundo el joven salió de la habitación. Dejándolo solo.