5° parte

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Inuyasha

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Inuyasha

<< Estoy cayendo... y me importa un carajo. >> pensó Inuyasha.

Las últimas semanas habían sido increíbles. Era como volver a cuando se empezaba a enamorar con fuerzas de ella, estar con ella le hacia bien.

Esta era la sensación que había estado esperando hace poco más de dos años. Ella siempre había logrado sacar lo mejor de él, bueno, casi siempre.

Flash back

Estaban reunidos con el abogado que venia a representar la corporación Ónix. Era un baboso que se notaba que ni siquiera había estudiado a profundidad las propuestas.

Cuando empezaron a hablar de las negociaciones había empezado Inuyasha, el otro abogado sólo asentía, era evidente que por el estudio que habían hecho de ambas empresas y sus propuestas no era necesario que el abogado de Ónix interviniera, siendo así Kagome e Inuyasha la parte activa de la negociación. Después Kagome se hizo cargo de las negociaciones más delicadas y el otro abogado sólo se dedicaba a asentir y no despegaba la mirada de Kagome.

— Así que se podría decir que todo esta claro ¿Verdad? — dijo Kagome.

— Oh, sí, señorita. Todo es más que claro y se puede observar es perfecto para ambas compañías. — dijo el abogado de Ónix.

Ella de pronto soltó una pequeña risa lo que hizo que el otro sujeto, a parecer de Inuyasha, pusiera cara de mosca muerta.

— Fue un gusto hacer negociaciones con usted, señorita. — dijo el embobado sujeto.

<< ¡Y como yo estoy pintado al óleo verdad imbécil! >> pensó Inuyasha.

— Claro, mi compañero y yo también estamos muy felices de poder llevar a cabo con éxito la negociación, así podremos reunirnos para la firma de contratos con los directores de cada compañía. — dijo Kagome.

Se levantaron y el otro abogado trató de despedirse de Kagome tomándola de la mano, cosa que Inuyasha impidió.

— Hasta entonces, señor. Kag, debemos irnos, tenemos que ir a ver los preparativos de la boda. — dijo Inuyasha para luego ignorar completamente al otro sujeto.

— Oh, claro. A Sango le está encantando como queda. Hasta pronto, señor. — se despidió finalmente Kagome, para empezar a tomar camino.

Él había dicho esas palabras queriendo dar a entender que era la boda de ellos y por Dios que amaría que así fuera, claramente ella no lo había ni notado.

Después se dirigió con ella a la salida de la sala de juntas, pero cuando iban a pasar por la puerta, pasó su brazo por la cintura de ella.

Kagome no replicó y entonces giró el rostro hacia atrás, y dirigió una sonrisa de superioridad a ese estúpido afirmando que ella era completamente suya.

🌌Dreaming alone🌌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora