El Rey De Las Sombras [Y•M]

•O5•

-YoonGi ¿Compraste lo que te pedí con JungKook? -preguntó divertida la señora Min, observando como su hijo mayor estaba con la mirada perdida.

-¿Eh? -YoonGi volteó a mirarla confundido, para después caer en cuenta de a lo que se refería su madre. -¡¡Ah, lo olvidé!! -exclamó exaltado, levantándose bruscamente de la mesa para ir a buscar el sobre que todavía estaba en su mochila.

-¡Cuídate cariño! -se reían todos los Min por el descuido y desinterés de YoonGi.

El pálido salió corriendo de la casa y al estar afuera abrió el sobre.

Había una buena cantidad de dinero adentro, junto con una palabra escrita y abajo una instrucción.

Revólver.
Dile al señor Miura que vas de parte de tu padre.

Su piel se congeló, si bien sabía que su padre y madre trabajaban para la mafia... No pensó que lo mandarían a buscar tal cosa. YoonGi no quería tener nada que ver con mafias y armas.

Suspiró rendido y se dirigió al lugar donde sus padres siempre iban a comprar las armas con la sensación de ser vigilado por alguien.

Estaba un poco lejos de su casa y tardó media hora en llegar a la tienda de armas con esa rara sensación.

Cuando entró soltó el aire retenido y comenzó a buscar un revólver de esos que había visto en las chaquetas de su padre, tratando de hacerse el chico fuerte y no dejando ver su incomodidad.

Cuando lo tuvo en manos fue con el señor Miura, ese señor gordo y bajito que le había puesto el ojo encima desde que entró.

-Buenas tardes señor, vengo a comprar esto. -dijo cortante YoonGi, sin duda tenía la actitud de macho alfa de su padre.

Miura observó el objeto, chasqueó su lengua y volteó a mirar al chico pálido.

-Oye idiota, esto no es un juguete que puedes comprar así no más. ¿Tienes los papeles de permiso para portar armas? Seguro que no, así que por favor lárgate y no te tomes esto a la ligera. -gruñó el señor Miura, sin haberse detenido en ver el rostro de YoonGi.

-Se me olvidó... -dijo YoonGi, no queriendo hacer lo siguiente. Cambió su expresión serena a una de completa molestia. -Vengo de parte de Min Agust.

Miura abrió sus ojos y palideció al ver que estaba tratando con el hijo de aquel mercenario con el que se llevaba bien.

-O-Oh yo... L-Lo siento. -hizo una leve reverencia siendo observado por la mirada indiferente de YoonGi.

-Tenga... -extendió el dinero en la mesa y guardó el revólver en su pantalón, sin dejar notar la forma.

Salió de aquella tienda bufando con un poco de molestia, sólo por ser el hijo de un mercenario temido le daban respeto, en cierto modo le gustaba, pero era estresante que todos lo menospreciaran por ser un crío.

-Oh~ interesante...

Fue lo que escuchó YoonGi en su oído, volteó rápidamente para ver quien había dicho tal cosa, pero sin embargo notó que estaba sólo en la calle, nadie andaba cerca de él, se estaba volviendo loco de eso estaba seguro.

Volvió a emprender su camino para llegar a su hogar olvidando lo que antes había pasado, seguramente eran imaginaciones suyas.

Desde un edificio alto lo estaba mirando aquel fantasma de cabellera castaña, suspirando aliviado.

-Ah~ no me vió, que suerte... -suspiró tranquilo al ver que no la cagó con su descuido, pero cambió su expresión a una más espeluznante. -Creo que esto le gustará al amo. -y sin más, desapareció.