Clandestino (+21)

Capitulo 1

Seis años después.

Freya Adams

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Caminaba por la plaza murmurando para mis adentros la canción Attention, sacudía mi cabeza ligeramente por el ritmo del estribillo, me detuve en la parada del autobús, y mire la pantalla que indicaba cuando vendría el próximo, me senté al lado de un chico que estaba entretenido en su teléfono y un bolso negro de entrenamiento entre sus piernas. La música se cambia a una de Queen y repiqueteo mi pie por el ritmo de We will rock you, juegando con la mochila sobre mi regazo fingiendo que aplaudo.

Miro el lugar distraída mientras sigo en lo mío escuchando mi banda favorita, hasta que siento que tocan mi hombro, ladeo la cabeza para ver al chico que mueve sus labios, frunce el ceño y me quito uno de los audífonos inalámbricos, él forma sus labios en una “o”.

—Disculpa —me dice con una sonrisa, — ¿Estabas oyendo a Queen?

—Sí.

—Es mi banda favorita —me comenta y le doy una sonrisa de lado para volver a lo mío pero me detiene en el acto, — ¿Qué otra banda te gusta?

Suelto aire moviendo mi pie pensando en algo para acabar con la conversación y poder escuchar música tranquila sin que me estén jodiendo. Hasta que termina la canción, comienza a sonar Bruno Mars y le enseño la pantalla de mi móvil.

—Ah —es lo único que dice y arrugo mis cejas.

— ¿Tienes algo que decir sobre Bruno Mars?

—Cada quien con su gusto —es lo único que me responde y muerdo mi labio rodando los ojos para evitar mandarlo a donde nació.

>>Estúpido desconocido<<

Repiqueteo mi pie, moviendo mi cabeza de lado a lado escuchando Locked out of heaven, sonrió recordando el momento que escuche esta canción, aquella secuencia que me gustaría repetir una y mil veces más, junto a él.

—Porque tu sexo me lleva al paraíso —canto para mí, sin importarme que este el acosador a mi lado— y se nota, si… porque tú me haces sentir como si me hubieran cerrado las puertas del cielo,  por mucho tiempo…

— ¿Podrías cantar esa asquerosa canción mentalmente, por favor? —cuestiona interrumpiendo y ajusto mis lentes mirándolo a la cara.

— ¿Qué carajo dijiste?

—Que cierres esa boquita y dejes de cantar —demanda— pareces una ardilla a la que están moliendo a golpes. Escucha tu música, pero solo no cantes.

Chasqueo mi lengua viéndolo, me pongo de pie y noto que a lo lejos viene el autobús que debo tomar. Le sonrió al acosador desconocido y este me mira extraño como la niña rubia dientona del meme.

—Que rara eres —me dice y agrando mi sonrisa, antes de pueda decir otra estupidez más mi puño impacta contra su boca a un costado del piercing que tiene. Y no solo él se quejó, yo igual al sentir como mi mano ardía y dolía por el impacto, el castaño me mira tocando su labio como sale una línea de sangre, — ¿Qué te pasa maldita psicópata?