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Repiqueteo mi pie estando sentada frente a él, el aire estaba tenso, pesado, y apostaría a que se podría cortar con un cuchillo o tijeras.
Miraba mis manos que temblaban por culpa de mi sistema nervioso, mi corazón no paraba de martillar con fuerza dentro de mi pecho, la respiración pesaba, el nudo en mi garganta era la clave de que si hablaba, no me saldrían las palabras o me quebraría frente a él.
Ante su mirada verdosa, sus manos entrelazadas apoyadas en su labio inferior, algunos mechones castaños claro caían en su rostro por el peinado samurái.
Los segundos pasaban, volviendo los minutos más densos. Deje de mover mi pie, cerré mis ojos tomando aire, coraje y las palabras que ya se formularon en mi mente.
—Si tienes... —niego con la cabeza cuando mis ojos se cristalizan, sintiendo que el nudo se hace más grande.
Él se pone de pie para rodear la mesada y ponerse de cuclillas frente a mi, intenta tomar mis manos pero no se lo permito, soltando un sollozo.
—Tienes.. tienes que irte —muerdo mi labio melancólica, el dolor en mi pecho aumenta, él se apaña en tomar mis manos y besar el dorso de estas.
—No llores —me pide viéndome a los ojos, —No podré irme si te quedas así.
—Lo... lo siento —sorbo mi nariz, intento aclarar mi garganta pero el agua salada proveniente de mis ojos seguía corriendo.
—Volveré —susurra, acariciando mi mejilla con su mano izquierda.
Cierro los ojos soltando un suspiro por su caricia y pega nuestras frentes. Sujeto su cara con las mías, alargando más el momento, implorando por dentro que sea cierto lo que me susurro.
El castaño junta nuestros labios por unos segundos, dejando en claro que era una despedida. Los abro a mis ojos, viendo mi reflejo en los suyos.
—Te amo. —Murmura. —No lo olvides.
Asiento sin decir nada. Yo no lo olvidaría, jamás podría, porque estamos conectados, porque a pesar de que nos podríamos ver en otro lado, con otra mente, otros gustos jamás podría olvidar este culposo e irracional gusto por él.
Sé que todos tenemos un momento de debilidad, cuando el deseo nos gana, junto con el anhelo y el sueño de disfrutar estar viviendo algo prohibido, a pesar de que las reglas sociales digan otra cosa.
Lo prohibido atrae, cruzando la linea de lo perverso, morboso y culposo por alguien que tienes un lazo. Estábamos locos, enfermos por estar viviendo esto. Pero todas las historias tienen un final.
Sea bueno o malo, sea el correcto o el equivocado. No importa que tú lo quieras, que yo lo quiera... las historias tienen una recta, las vidas están escritas por el destino y no sabemos el final.
Me toma de la mano poniéndome de pie con él, seco mis lagrimas con mi mano libre e inclino la cabeza hacía atrás para verlo a la cara.
—Ten un buen viaje —mi voz sale segura aunque este muriendo y me sonríe triste.
—Ustedes igual —responde.
Suelto su mano, dándole la espalda para ir a buscar mi maleta que esta en el umbral del living. La tomo de la manija pero en vez de avanzar me quedo ahí.
Y el error que había cometido fue mirarlo sobre mi hombro, por que el impulso que alentaba mi corazón que hiciera gano contra el razonamiento de mi mente. Haciendo que me acerque apresurada a él, lo tome del buzo y estampó mis labios contra los suyos.
Adentrando mi lengua a su boca, explorando por unos minutos más la irracionalidad de hacer esto, pero al sentir sus manos apretar mi cintura, lo solté.
Y sin mirarlo de nuevo a la cara, susurré un Nos vemos a la vuelta de la Luna, un viejo dicho que teníamos, un último recuerdo juntos. Tome mi maleta de nuevo y salí de la casa.
Caminando apresurada al taxi que se estaciona en la acera que me recogería, seco la humedad de mi rostro con el dorso del suéter negro. Saludo con un asentimiento de cabeza al taxista que toma mi maleta para subirla al auto.
Nos adentramos, le digo el destino y el auto arranca. Ladeó la cabeza para ver aquello que dejaba atrás, siguiendo con el masoquismo de mirar cuando no debería, la herida se abre más al notar que no esta en la puerta ni en las ventanas.
Enfoco mi mirada en el asiento del copiloto, cubro mi rostro con las manos, las ganas de bajarme van creciendo pero mi cuerpo no responde y el nudo baja formándose en mi estomago.
Recuesto mi espalda en el asiento, mirando por la ventana. Dejando que mi lamento moje mis mejillas y las gotas caigan en el suéter. Tratando de soltar aquel sentimiento, aquel gusto y llevarlo a lo más hondo de mi cabeza.
Esconderlo en mi inconsciente, para que no vuelva más, porque este amor Clandestino, no solo mataba a los enamorados... sino a quienes los rodeaban.
Pero el universo siempre nos juega a favor o en contra, las historias de amor a veces y solo a veces, necesitan un tiempo estar separados, para que cuando surja el momento del encuentro, demuestre una vez más que el destino escribe nuestro final.
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Clandestino (+21)
Teen Fiction>>Es incorrecto>Es Irracional>Estas Pecando>Te arrepentirás<<. Hablo cuando nuestros cuerpos sudados cayeron de espalda en la cama, extasiados por el sexo. Era un Gusto Culposo. Era un Juego Prohibido. Era un Perverso Deseo. Era Irracional... nos...