El chico.

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22 de diciembre; 5:00 am.

Me encontré con la figura de mis padres y de Adele, mi hermana pequeña. Mi madre sonrió dulcemente y me abrazó, mi padre puso su mano sobre mi hombro y se dirigió a mi.

-Siento esto cariño, pero quiero que entiendas, que si es difícil para ti, lo es aún más para mi, no podemos seguir a tu lado, quizás ahora no lo comprendas pero ya no eres la misma y esto nos perjudica tanto a ti cómo a tu hermana y a tu madre.

-Pero papá, no te vayas, no podré superar todo esto sin vosotros. -Mis lágrimas florecían bajo mis ojos, entonces dirigí la mirada a mi hermanita .- Adele ¡no te vayas, hermana, quédate conmigo! ¡Os necesito a todos en mi vida! ¡Por favor, no os vayáis!

Gritaba y gritaba, cada vez más fuerte, me iba a quedar sin aliento. Mis padres y mi hermana empezaban a difuminarse, el camino se hacía cada vez más oscuro, hasta tal punto, que no veía nada. Comencé a correr, quise correr, con todas mis fuerzas, pero ellos ya no estaban, me había quedado sola, sola para siempre.

Mi cuerpo se elevó muy rápidamente, tenía las mejillas ardiendo y la cara empapada en un sudor ligado con unas lágrimas que estaban desapareciendo poco a poco, había sido una pesadilla, todo y absolutamente todo lo había sido. Me dirigí al baño, el pasillo seguía oscuro y cómo era normal toda la familia estaba durmiendo. Mi familia, qué alivio, mi familia estaba aquí, conmigo.

Llegué al aseo y me lavé la cara, era asqueroso cómo me encontraba en aquel estado. Tras esto, bajé a la planta de abajo por las escaleras para llegar a la cocina. Cuando llegué a esta, me calenté un vaso de leche y me fui al salón con ella, me senté en el sofá y me arropé con una mantita mientras me la tomaba. Lo necesitaba sobre todo después de aquello que había soñado.

La pesadilla en sí, era estúpida, mis padres me querían y mi hermanita también, jamás me dejarían porque '' ya no fuera la misma ´´ sin embargo a mi me había atormentado, ellos no sabían que yo estaba pasando por una fase de bullyng en el cuál la gente de mi instituto estuviese empezando a criticarme, sin razón alguna. Bueno sí, mi físico, ag, lo odiaba, quizás si yo fuera otra persona y me viese a mi misma desde fuera, a lo mejor tampoco me agradaría pero ¿hasta tal punto de criticar cómo lo hacen conmigo? No, hasta tal punto no.  Nunca le había contado ese problema a mi familia, nunca lo vi muy relevante hasta hace poco, además siempre he intentado ser ''fuerte´´ y poder superarlo yo sola, pero creo que cada vez soy más débil, siento cómo pierdo mis fuerzas, cómo me desvanezc…

22 de diciembre; 7:30.

-¡Cielo, despiértate, vas a llegar tarde! –Dijo mi padre mientras me zarandeaba en el sofá. Me había quedado dormida esta noche ahí, aún tenía la taza en la mano.

Con los ojos medio cerrados, pude divisar la figura de mi padre, cómo este se estaba colocando bien la corbata para ir a trabajar y cómo mi madre se encontraba preparando el desayuno en la cocina, lo sabía por el ruido que hacía la cafetera en aquel momento, por el sonido que hacían los platos al colocarlos en la mesa, el sonido de su típico reloj de mano al indicar cada segundo que pasaba…

-Espera, reloj, llegar tarde… ¿Qué hora es? -. Di un salto, me levanté rápido y fui a mi cuarto para ver la hora y ya vestirme.

Tras subir las escaleras y entrar a mi habitación vi cómo eran ya las siete y media y el autobús pasaba sobre las menos cuarto y si no me daba prisa, ni si quiera podría ir vestida al instituto. Así que no pude desayunar, simplemente me puse la vestimenta y salí rapidísimo de allí. Era algo raro ya que eso de ir corriendo sólo era para no llegar tarde otra vez y no volver a quedarme castigada, no por mis ganas realmente, de ir al instituto.

Autobús.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora