— ¡Es un regalo! Para ti, San Lang. Yo... espero que te guste —dijo Xie Lian, con sus manos extendidas sosteniendo una gran caja de aspecto sospechoso, envuelta de un modo extraño y con un enorme moño de celofán rojo en la cima.
Hua Cheng enarcó una ceja, sonrió y tomó el obsequio.
—Agradezco a Gege por su generosidad, ¿puedo preguntar por el interés repentino? —Hua Cheng acercó la caja cuadrada para inspeccionarla más de cerca. Pesaba un poco, el bonito moño brillante tenía unos extremos colgantes que caían por los lados del papel para envolver de color crema.
—Yo... —Xie Lian se aclaró la garganta —. Sólo pensé que sería bueno darte algo, ya sabes, de vez en cuando.
Mentía, pero Xie Lian no sabía cómo empezar a explicar su verdadero razonamiento. Era demasiado complicado hasta para él mismo.
—Ya veo, en ese caso, abriré esto para ver lo que Gege me ha dado —comentó Hua Cheng con una pequeña sonrisa, claramente sabía que Xie Lian estaba mintiendo. Tantos siglos juntos lo volvía alguien fácil de leer ante sus ojos, lo extraño sería que no lo notara.
Los dos se sentaron a la mesa, las luces de las velas colocadas sobre las paredes alumbraban su alrededor, confiriéndole un brillo cálido a una de las muchas habitaciones dentro de Mansión Paraíso. Habían pasado muchos años y los dos seguían recluidos dentro del reino fantasma. No que se quejaran, les gustaba su tranquilidad. Tenerse mutuamente era más que suficiente para ambos.
Hua Cheng retiró las cintas del moño con cuidado para no romperlo, pareció algo curioso al notar la cinta adhesiva con la que había sido colocado en su lugar. Después, sujetó la tapa y la quitó, descubriendo los múltiples objetos que se encontraban en su interior.
Xie Lian era un manojo de nervios, sus manos temblaban y sujetaban con fuerza puñados de su blanca túnica. Se había cambiado al llegar, encontraba más cómoda esta ropa que las prendas ajustadas de la sociedad actual. Y ahora agradecía por eso, de esta manera podía ocultar el leve temblor dentro de sus mangas.
Notó a Hua Cheng sorprenderse, observando los regalos que había conseguido luego de mucho romperse la cabeza: chocolates dentro de una bolsa de celofán transparente, cerrada con un listón rojo, que se veían bastante decentes; un paquete de dulces varios, seguido de un bonito ramo de rosas rojas, con pétalos brillantes y tallos verdes vibrantes, que se encontraba junto a una charola que contenía un postre dentro.
—Gege, esto... —susurró Hua Cheng, levantando la vista y centrándola en Xie Lian, quien sonrió algo incómodo.
— ¿Te gusta? —preguntó él, esperando que los latidos caóticos de su corazón no lo delataran.
No era la primera vez que Xie Lian le regalaba algo a Hua Cheng, todos los años por su cumpleaños buscaba la manera de darle aunque fuera un pequeño presente de su parte. Hua Cheng siempre se había visto encantado por los diferentes artilugios que le daba, sin importar que fueran de lo más inútiles o poco prácticos.
Sin embargo, esta era la primera vez que Xie Lian preparaba un regalo para esto.
—Cualquier cosa que provenga de Gege siempre será maravillosa —respondió Hua Cheng en tono firme. Xie Lian soltó un suspiro de alivio con discreción —. ¿Puedo abrir mis regalos?
Xie Lian rio: —Por supuesto, todo es para ti San Lang.
Y así, Hua Cheng comenzó la divertida tarea de examinar uno por uno los diferentes objetos. Lo primero en tomar fue la bolsa de chocolates, retiró el listón y tomó el pequeño dulce con forma de hoja de arce entre sus dedos, para llevarlo hasta sus labios y probarlo.

ESTÁS LEYENDO
Aventuras por San Valentin
FanficCon el 14 de Febrero acercándose, Xie Lian decide preparar un regalo para Hua Cheng, participando en esta extraña celebración de la que no tenía idea. Resulta mejor de lo esperado. Donde Xie Lian descubre la celebración de San Valentín, y hace algo...