El Comienzo

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Lo vi por primera vez cuando tenía ocho años, había llovido muy fuerte antes de salir de clases, por lo que el suelo formaba charcos en los ligeros desniveles en el suelo de la calle.
No sabía su nombre, pero su actitud llamaba mi atención, era guapo. Era muy guapo, pero sus enormes lentes y mal corte de cabello lo hacia pasar desapercibido. Más de una vez me pregunté ¿Cómo pueden no ver su belleza?.
Lo vi saltar en los charcos acompañado de su amigo, el chico guapo que parecía pollito. No era pequeño para su edad, pero daba una sensación de protección. Era una extraña amistad la que tenían, el chico pollito era el presidente de la clase y se las arreglaba para tener su horario lleno de actividades y aun así juguetear y ayudar a mi chico. Recuerdo haberlos visto estudiando en una de las bancas de la escuela. Mi chico parecía frustrado y el chico pollo sonreía con ternura. -No es tan complicado- lo escuché decir y volvió a explicar. Me gustaba el chico pollo.

Por casualidad lo encontré cuando salía de mi ultima clase, era el ultimo viernes del mes, por lo que el chico pollo, como presidente de la clase, tenía una junta con el demás cuerpo estudiantil. Lo vi caminar pateando una botella de plástico, en dirección al bote de basura cuando unos chicos más grandes llegaron a él.

.¿Qué pasó rarito? ¿Donde quedó tu novio?- eran cuatro chicos y lo rodearon, quitándole la botella plástica como si se tratara de un gran tesoro. Comenzaron a aventarlo, buscando molestarlo. No supe qué hacer, así que llené mi mochila de piedras decorativas de la jardinera, subí a uno de los árboles y buscando esconderme comencé a lanzarlas, esperando no herir al chico bonito.

-¿Qué mierda?- gritó uno de ellos cuando una de las piedras golpeó su cabeza.

-Suho, estás sangrando- dijo uno de los otros chicos escandalizado. Salieron corriendo dejando al chico bonito parado, una vez que ya no vi a nadie dejé caer mi mochila y bajé del árbol saltando. Estaba más alto de lo que había pensado cuando me subí.

-Gracias- la grave voz detrás de mi me hizo caer de rodillas por la sorpresa -Eso fue estúpido, pero muy valiente. Muchas gracias- imaginé que mi cara estaría roja, porque la sentía caliente -Soy Kim Taehyung- me tendió su mano sonriéndome.

-Jeo... Jeong Jungkook- dije tartamudeando, su sonrisa se hizo más pronunciada. Era cuadrada.

-Bien Jeong Jungkook, gracias por salvarme de esos matones, si algún día necesitas ayuda con algo búscame- su mano desordenó mi cabello y después la agitó despidiéndose. Me quedé parado un largo tiempo, solo viendo su espalda alejarse.

-Jungkookie, terminó la junta, vayamos a casa- Asentí siguiendo a mi hermano mayor.

El invierno llegó más rápido de lo que pensé que lo haría, la nieve tapizaba las calles de Seul

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El invierno llegó más rápido de lo que pensé que lo haría, la nieve tapizaba las calles de Seul. Mi madre cargaba las pocas pertenencias que llevábamos en cada mudanza.

Tras la muerte de mi padre ella se había encargado de nosotros, habíamos partido de Busan a Seul con la promesa de un empleo, nos habíamos quedado en casa de su amiga por seis meses y habíamos rentado otros tres lugares desde nuestra llegada. Una compañera de trabajo, también enfermera, le había dicho de una casa que estaba por desocuparse, estaba cerca de nuestra escuela, y menos lejana al hospital en el que trabajaba mamá.

No soy un niño 🔞 KOOKTAEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora