Capítulo 9: Electricidad

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—¿Quién te entiende, Mikey?

  Luke frunció levemente el ceño. Extrañado y divertido a la vez.  

—No me gusta el nombre Mikey.

El pequeño rubio se encogió de hombros.

—Yo creo que Mikey es un nombre lindo.

Quité mis manos de sus hombros y puse algo de distancia entre nosotros.

—Claro—repuse, mientras me apartaba, ofreciéndole que entrara nuevamente a mi casa—, pero no va conmigo.

—Por supuesto que va contigo—respondió.

Caminó dentro con pasos lentos, como si entrara por primera vez. Lo seguí y me paré junto a él. Me sonrío brevemente. No pude devolverle la sonrisa.

Finalmente decidimos mirar los Muppets porque Luke insistió diciendo que nunca la había visto. Me sentía extraño sentado en el sillón junto a Luke como si no pasara nada, como si él no generara un millón de cosas extrañas dentro mío, como si no quisiera mandarlo lejos al mismo tiempo. El pequeño rubio parecía concentrado. Sonreía de vez en cuando o mordía su piercing.

No estoy seguro de lo que estaba pasando en la película, tenía cosas más importantes a las cuales prestar atención. Como por ejemplo, no levantarme y darme la cabeza contra la pared.

En algún momento de la película vi como una chinche entraba volando por la ventana. La observé volar un momento hasta que tomé impulso para levantarme, sin embargo la mano de Luke en mi antebrazo me detuvo. Lo miré frunciendo el ceño.

—No la mates, suelta un olor horrible.

Solté aire frustrado y me levanté de todas formas. No quería que ese bicho estuviera volando por mi casa, me importaba poco si luego dejaba un olor horrible. El insecto se dirigió al lado opuesto de la habitación, chocándose con diferentes muebles. Avancé hacia él.

—¡No la mates!—gritó Luke desde el sillón.

—Cállate, Luke.

En una mesa encontré una revista y la tomé para no tener que ensuciar mis manos o quitarme las zapatillas. Cuando levanté la cabeza de nuevo, la chinche ya no estaba ahí. Resoplé y giré sobre mis talones. El insecto se encontraba en el rincón opuesto a mí, de nuevo, así que tuve que pasar delante de la pantalla para acercarme. 

—¿Vas a matarla?—preguntó Luke, aún desde el sillón.

—Si, Luke, voy a matarla y luego a metértela por la nariz para que disfrutes de su olor.

Vi cómo el insecto volaba hasta el suelo y se escondía entre dos patas de un mueble. Frustrado me arrodillé para encontrarlo. De un momento a otro, lo que vi delante de mí fueron los pies de Luke, dentro de unos converse negros.

—¡No la mates!

—Cierra la puta boca, Luke.

—No.

Rebusqué en el suelo, fallando en el intento de encontrar de nuevo al animal. Luke zapateó fuerte en el piso y dando un resoplido me levanté. Sin embargo no esperaba encontrarme con la respingada nariz de Luke rozando la mía. Por un momento me faltó el aire y me pregunté si a él le pasaba lo mismo, pero yo no estaba mirando sus ojos. No, yo estaba mirando sus labios, que estaban a unos centímetros de los míos. Y, por incercia, me acerqué. Recién cuando sus labios rozaron los míos me di cuenta de lo que estaba haciendo y me aparté.

Me encontré con la confundida mirada de Luke. Asustado quise huir, pero solo atiné a alejarme unos pasos hasta llegar a la pared. El pequeño rubio seguía en el mismo lugar, mirándome con sorpresa.

 Hubo un silencio que se me hizo asfixiante.

—¿Ibas a besarme, Mike?—escuché la voz de Luke temblar, no lo estaba mirando.

—No—respondí, aún con mi vista fija en mis zapatos. 

Ya no me importaba la chinche, no me importaba la película de los Muppets. Solo quería huir de ahí. Odiarme en las profundidades de mi habitación y odiar a Luke Hemmings.

—Ibas a hacerlo—afirmó él, esta vez con más consistencia.

—Claro que no.

—Mikey...

Tomé aire y me pegué más a la pared, cerrando los ojos para evitar su mirada de reprobación. Él no se movía del lugar, no veía pero podía sentirlo.

—Tu...

Asentí antes de que siguiera hablando. Demonios, sí iba a besarlo. Él podía darme un puñetazo en la cara y yo no estaría sorprendido, hasta lo hubiera deseado. Porque yo iba a besarlo y no debí querer hacerlo.

—¿Por qué?—preguntó, no respondí— Michael, estoy hablándote, ¿por qué ibas a besarme? 

—Porque me gustas, ¿contento?—lo interrumpí con brusquedad y abriendo los ojos, chocándome con su electrizante mirada azul— Y me molesta. Siempre vas por ahí con una sonrisa en tu rostro y yo la odio, odio tu sonrisa. Pero a la vez me parece tan hermosa. Tú eres tan hermoso. Y yo solo soy un idiota. Soy tan desagradable. Estoy aquí con la llantita en mi estómago por pasar el día entero jugando videojuegos y tu eres hermoso. ¿Qué haces hablando conmigo? ¿Qué haces incluso en mi casa? Deberías buscar a alguien mejor, deberías encontrar alguien hermoso que esté a tu lado, porque eres perfecto, Luke, eres perfecto.

El silencio que se formó luego de que yo escupiera todo lo que se pasaba por mi mente fue más insoportable de lo que yo creía que alguna vez podría presenciar. Era espeso y tirante, parecía que podía estirar mi mano y cortar la tensión con una cuchilla. Y si yo había esperado que él me odiara por el simple hecho de asentir, no había comparación a lo que sentía en ese momento.

Luke iba a odiarme, yo lo sabía. Iba a llamarme "marica" y se iría de mi casa dando un doloroso portazo. Estaba aceptándolo internamente cuando lo oí hablar.

—Sí eres un idiota, Michael, pero yo no soy perfecto.

Luke me miró como si estuviéramos hablando del clima, lo que me dejó desconcertado. Caminó unos pasos hasta llegar a mí.

—Y no eres desagradable—susurró—, eres hermoso.

De pronto vi todo en cámara lenta. Cómo Luke se acercaba hasta mí, cómo sus labios estaban sobre los míos. Sentí como su hubiera metido los dedos en un enchufe, una corriente eléctrica que me recorría el cuerpo y hacía que hormiguearan los dedos de los pies. Y me di cuenta de que en realidad lo sentía siempre que estaba junto a él, la diferencia era que yo mismo lo había aceptado y de esa forma me había dado la libertad de sentir.

Y sentí. Sentí las manos de Luke en mis mejillas y me atreví a envolver su cintura con mis brazos. Cuando su lengua se abrió paso en nuestra bocas me sorprendí, nunca pensé que él sería quien me besara, nunca pensé que él se atrevería a decirme lo que pensaba de frente, nunca pensé que él diera los primeros pasos.

Supongo que lo subestimé un poco.

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Escribí este capítulo escuchando Livesos y es una de las mejores cosas que me pasó en la vida.

Ah! Hubo muchos saltos en el tiempo, ¿vieron? Bueno, ya no habrá más, solo era para mostrar cuánto tiempo de relación tenían Luke y Mike.

Miren la multimedia. Solo :) miren :) la :) multimedia :)

-Abby


Never Underestimate A Blonde «Muke»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora