—¿Por qué no me dijeron que tenían otro amigo?—pregunté, mirando como el supuesto viejo amigo de Luke y Calum, Ashton, esperaba ser atendido en la fila del Panda Express para pedir aderezo para sus papas.
—Tu estuviste huyendo de nosotros todas estas semanas-se quejó Calum.
En la mesa estaba Luke sentado frente a mí y Calum a su lado. El asiento junto al mío estaba vacío, solo contenía la chaqueta color verde petróleo de ese chico Ashton, el "viejo amigo" que para mí era completamente nuevo, desconocido y demasiado sonriente.
—No empiecen con esas mamadas—reproché.
Luke negó con la cabeza y comenzó a comer sus papas. Pensé que encontrarme de nuevo con Luke arreglaría muchas cosas,pero no fue así. Él simplemente había dicho "Hola, Mikey" y había seguido caminando junto a nosotros. Quería patearme el trasero por comenzar a crear situaciones como lo hacían las chicas, definitivamente todo estaba quitándome la poca cordura que durante esos dieciocho años de vida aún conservaba.
Ashton volvió caminando con un frasquito que no sabía ni me interesaba saber qué contenía y con una de sus colgantes sonrisas. Estaba empezando a creer que le pagaban por hacer publicidad de alguna marca de pasta dental, porque ya era una exageración todo lo que estaba sonriendo.
—Así que—dijo éste, sentándose a mi lado, sonriéndome, sí, otra vez—, ¿de qué hablaban?
—De las mamadas que estos dos me hacen—comenté, señalando con una papa a Calum y a Luke.
Calum resopló y Luke soltó una risita, lo que logró que acaparara mi atención. Lo observé comer sus papas y otra vez mi cabeza empezó a dar vueltas. Lo encontraba sumamente adorable mientras comía sus papas con el fantasma de la risa que recién había soltado y a la vez tenía unas intensas ganas de esparcir salsa ketchup por su cara.
Me mordí el labio con fuerza porque era increíble lo demente que estaba siendo. Definitivamente estaba perdiendo la cabeza. De un salto mi cerebro se acordó de la Reina Roja de Alicia en el País de las Maravillas, mandando a todo el mundo a perder la cabeza y me pregunté si mi cabeza había estado así de grande antes de ser extraída de mi cuerpo.
Cuando me di cuenta de lo volado que estaba pestañeé y noté que Luke me miraba extraño. O sea que yo había pasado todo el rato pensado estupideces dentro de mi cabeza mientras no le quitaba la mirada de encima, y seguramente llevaba la expresión de idiota que era común en mí cada vez que veía a Luke hacer algo que encontraba atractivo y odiable de alguna forma a la vez.
Luke alzó una ceja y de un salto salí de la mesa.
—¿Qué haces?—preguntó Calum.
—Voy al baño—respondí.
Caminé rápidamente hasta el baño porque no estaba pudiendo con las contradicciones que a mi cerebro se le ocurría crear. Entré por la puerta sin mirar a mi alrededor y terminé apoyando mis manos en los lavabos, respirando profundamente. Abrí el grifo y llené mi cara de agua, con la intención de despejarme un poco.
Fue cuando levanté la vista y miré el espejo cuando me di cuenta de que había algo extraño. En él se reflejaban a mi espalda unos cubículos. Los baños de hombres generalmente no poseían cubículos, o al menos tenían una de esas canaletas para orinar. Ese baño no tenía nada de eso, solo cubículos. Había entrado al baño de mujeres.
¿En qué momento me había vuelto tan patéticamente idiota?
Me acerqué a la puerta de un cubículo, esperaba que al menos no hubiera nadie adentro porque todo sería sumamente incómodo. Golpeé la puerta del único cubículo que estaba cerrado. No obtuve respuesta, pero a los segundos sentí como alguien me empujaba dentro y luego cerraba la puerta. Me di la vuelta y me encontré con los claros ojos de Luke a unos centímetros de los míos. No me dio ni siquiera para tomar aire porque a los segundos él estaba literalmente comiéndome la boca.
Y yo no iba a quedarme atrás. Así que, aunque todo fuera extraño, el baño oliera mal y yo a la vez tuviera ganas de correr lejos, le devolví el beso con la misma intensidad. Él me estaba apretando fuerte su cuerpo contra el mío y se movía levente hacia adelante y hacia atrás produciendo que interiormente me saltaran chispas de esa electricidad loca que me envolvía cuando estaba a su lado. Lo tomé de la cintura y lo apreté más a mí, realmente me gustaba la sensación de él rozándose conmigo.
En algún momento Luke dejó mi boca y se dedicó morder, lamer y succionar diferentes partes de mi cuello, mientras que con una mano rozaba "casualmente" mi entrepierna. La otra estaba apoyada en la pared. Cuando sentí que mordía bastante más fuerte, pero no por eso menos placentero, mi clavícula intenté ahogar un gemido, pero terminó saliendo una especie de grito que me recordaba levemente al gato de mi vecina cuando estaba en celo.
Comencé a sentir algo extraño debajo de mi ombligo. No era una sensación nueva, por supuesto que no, pero una cosa era que dependiera de uno mismo y otra totalmente diferente era que dependiera de alguien más.
Entonces razoné que estaba dentro de un cubículo del baño de mujeres prácticamente teniendo sexo en seco con Luke.
—Luke...—dije, pero la voz casi no me salió.
En un impulso empujé a Luke lo suficientemente fuerte como para que él se diera de espaldas contra el otro lado del cubículo. Me miró desconcertado un momento. Acercándome agresivamente al rubio que respiraba con dificultad, le mordí el labio inferior, fuerte, muy fuerte, luego me di media vuelta y salí casi corriendo del baño de mujeres.
Estaba deseando que no se notara lo que había estado haciendo dentro de ese lugar, así que caminé lentamente hacia la mesa, pensando en las cosas más asquerosas que pudiera encontrar con la intención de mitigar un poco la excitación que llevaba encima.
Carajo, ese tipo estaba volviéndome loco.
Llegué junto a Calum y Ashton, quienes hablaban alegremente sobre algo. Calum me miró alzando una ceja.
—¿Por qué tardaste tanto? ¿Estabas jalándotela ahí adentro?
Pensé que en realidad quien casi estaba jalándomela era Luke, sin embargo no lo califiqué como un comentario apropiado para hacer. Me limité a encogerme de hombros y sentarme junto a Ashton, disimulando mi agitada respiración.
—¿Luke?—pregunté, quería saber qué excusa había puesto él.
—Se fue a hablar por teléfono con Jack—dijo Calum—, ¿por qué?
Volví a encogerme de hombros y comencé a comer mis papas.
—Allá viene—escuché la voz de Ashton—. Mierda, ¿qué le pasó?
Levanté la cabeza y casi me atoro con mi propia saliva. El labio inferior de Luke estaba sangrando, una gota de sangre que iba desde el labio hasta la barbilla. No sabía si yo lo había mordido con la intención de calentarlo o de simplemente generarle dolor, todavía tenía contradicciones dentro de mi cabeza, pero parecía que a Luke le gustaba la situación porque estaba sonriendo en grande y ni siquiera se había limpiado la boca.
Se sentó junto a nosotros y comenzó a tomar de su refresco, bajo la desconcertada mirada de todos. Bastó solo mirarlo lamerse el labio y limpiarse la sangre para que la sensación debajo del ombligo, que ya se había calmado un poco, volviera hacia mí con demasiada fuerza.
Definitivamente estaba volviéndome loco.
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Ese fue el capítulo más raro que escribí en mi corta vida de 18 años. Creo que me reí más que nada, el Mike de este fic me da mucha risa a veces. No sé a los demás, pero a mí si.
Miren el gif, solo miren el gif.
Gracias por leer, comentar y votar :)
-Abby
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Never Underestimate A Blonde «Muke»
FanfictionMichael odiaba a ese pequeño rubio tonto; pero luego aprendió algo muy importante: nunca subestimes a un rubio.