[Parte cuatro: cumpleaños]

537 44 11
                                    

Ese día, el psicólogo parecía sorprendido así que decidió terminar la cita. Nuevamente pasaron dos días y Julieta estaba parada en la puerta de su consultorio una vez más.

Narra el psicólogo.

Julieta entró por esa puerta, se sentó como normalmente lo hace, en el sillón.
Me senté al lado de ella y agarré su brazo.

—¿Qué haces? —Preguntó, con la cara roja.

—Estas colorada.

—No es cierto. —me corre el brazo.

—Lo que si es correcto es que tienes moretones.

—... —se queda en silencio mientras mira mi rostro.

—¿Qué fue lo que...

—Otra vez —Interrumpe. —Mis padres lo hicieron otra vez. Mañana es mi cumpleaños y dicen que es otro año más desde que cometió ese error.

—No es tu culpa.

—Tal vez lo sea.

—¿Qué haces mañana?

—Estar en mi casa, recibir golpes, si tengo suerte patadas, nada nuevo, ¿usted?

—Mañana voy a pasar por tu casa.

—No puede hacer eso.

—Si puedo. Igual no diré que soy un psicólogo.

—¿Para qué?

—¿Quieres ir al parque?

—Al... ¿Parque? —Nuevamente se puso colorada.

—Si.

—No puedes hacer eso...

—Si puedo. ¿O debería dejar que te hagan daño?

—Tienes razón.

—La tengo.

—Es una forma de decir.

—La tengo.

—Pero...

—La tengo. —Dije una vez más, observando su cara de ofendida.

•~•~•~•

Narra Julieta.

Seguíamos hablando de todo lo que me molestaba y parecía entenderme. Sí lo hacía, por algo es psicólogo. Pero, nunca sentí que alguien podría entenderme, tal vez no me entiende y todo es falso. Al final de esto ya no lo volveré a ver y no sabré lo que pasará conmigo o con él. Tal vez siga creciendo y tenga una familia. Capaz tiene una familia.

—¿Tienes mujer? ¿hijos? —Pregunté ignorando lo último que dijo.

—¿A qué viene eso?

—No lo sé.

—No, no tengo. —Mira el reloj que tiene entre sus manos —Se terminó la cita. —Dice guardando el objeto.

—...

•~•~•~•

Me senté en mi cama mientras miraba el reloj, 23:40.

—Que emoción —Sarcasmo.

Tal vez no dormiré.

23:59.

—Un minuto.

00:00

—Feliz cumpleaños, para mí.

Mis hermanos entraron corriendo para abrazarme fuertemente.

—Feliz cumpleaños. —Dijo el pequeño Tomás. —¿Ya 17 verdad? —Reí. —Falta poco para que cumplas 18.

—Y tú 8 —dije mirando su sonrisa.

—Y yo 10. —Dice Lucas metiéndose.

—Por supuesto.

08:00

La mujer. (mi madre) Entró a mi habitación.

—Feliz cumpleaños, Samantha. —Dice mientras me tira agua de una cubeta.

—No soy Samantha, soy Julieta. —dijo sin darle importancia a su rebeldía.

—¿Como dices?

Me enamoré de mi psicólogo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora