PEDRO Y EL LOBO

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Lentamente, Alícia comienza a abrir los ojos, está confusa. Su visión es borrosa, se duele del golpe en la cabeza, un hilo de sangre recorre su cuello y, por unos instantes, no reconoce bien el lugar en el que se encuentra.

MARSELLA
Se está despertando, Profesor

Alícia no consigue reconocer esa voz, lo único que le resulta familiar es la palabra "Profesor", suficiente para recordarlo todo. Asustada, trata de levantarse sin suerte, está en el suelo, atada de pies y manos.

ALÍCIA
¿¡Qué cojones...!?

PROFESOR
Buenos días, inspectora.

ALÍCIA
¡Hijo de puta!
¡Suéltame ahora mismo!

Se sienta con dificultad, apoyándose contra la pared.

PROFESOR
De eso nada, Sierra, esto acaba de empezar.

ALÍCIA
Empezar, ¿el qué?
¡Suéltame!

El Profesor piensa pagarle con la misma moneda, va a usarla para ganar tiempo.

PROFESOR
¿No quería jugar, inspectora?
Pues eso vamos a hacer.
Marsella, trae la cámara, por favor.

El croata obedece las instrucciones del Profesor, Alícia lo observa con el corazón acelerado, pero su gesto no muestra ningún signo de preocupación, al contrario, desafía al Profesor con la mirada.

ALÍCIA
¿Qué estás haciendo?

PROFESOR
¿No lo ve?
Vamos a ver hasta dónde está dispuesta a llegar la policía para salvarla.

Alícia niega con la cabeza y ríe.

ALÍCIA
Estoy en búsqueda y captura, imbécil.

PROFESOR
¿Y?
¿Acaso cree que van a dejar que torturemos a una embarazada indefensa?

Alícia ve que el Profesor tiene cinta adhesiva en sus manos. De repente, la sonrisa desparece de su rostro, y, por unos segundos, se intuye el miedo en sus ojos ante la sola posibilidad de que realmente se atreva a torturarla. Se acerca a ella para taparle la boca, Sierra intenta evitarlo, pero no lo consigue. Marsella enciende la cámara y comienza a grabar.

El vídeo no tarda en llegar al Banco de España. Lisboa es la encargada de hacerlo llegar a la policía. En la carpa, observan por los monitores cómo se abre una de las puertas del banco. Tokio, Lisboa, Estocolmo y varios rehenes salen con las manos en alto, agitan un pañuelo blanco en señal de paz, detrás de ellos más rehenes con careta, mezclados con integrantes de la banda, los escoltan con las armas en la mano. Lisboa solicita la presencia de Tamayo, que no tarda en acercarse rodeado por una decena de agentes.

TAMAYO
Qué alegría verte de nuevo, Murillo
Te sienta muy bien el disfraz de payaso.

LISBOA
Déjate de gilipolleces.
Creo que esto te interesa.

Le muestra el vídeo de Alícia.

PROFESOR
"Como ven, tenemos a la inspectora Sierra. No hace falta que le explique lo que puede ocurrirle si no acceden a las peticiones que les detallaré a continuación. Ha llegado a nuestros oídos que van a entrar a matar, podríamos responderles de la misma manera, pero les voy a dar otra oportunidad. Solicito una nueva tregua de cinco horas y que retire a los francotiradores de las azoteas. Para esto último le doy una hora. De lo contrario, filtraré este vídeo a todas las televisiones nacionales e internacionales. Todo el mundo sabrá que han dejado abandonada a su suerte a una pobre embarazada. Esto es la guerra."

FIN DE LA PARTIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora