Tercera página

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Cuando llegué ya estaba él tocando el timbre de mi casa, ¡Oh por dios! ¿Cuánto tiempo ha estado ahí esperándome? Me acerqué al él, le pedí disculpas por el retraso, abrí la puerta de mi casa y entramos.

Estaba tan apenada, no podía mirarlo a la cara. Le dije que pasáramos a mi habitación ya que ahí tenía mi computadora para hacer el trabajo, él solo asintió y nos fuimos a mi cuarto.
Había sacado todas cosas de mi mochila y las dejé derrumbadas sobre la cama, saqué mi celular y también lo dejé sobre mi cama.

Iba a preguntarle sobre el trabajo que nos asignó la maestra cuando él me hace una pregunta que la verdad me extraña un poco.

Él chico me pregunta que en donde están mis papás, a lo que yo solo cambio mi cara confusa y seria tratando de ocultar mi tristeza.

No le quería decir la verdad, no quería demostrar lástima o que esto de hacer el trabajo se convierta en un interrogatorio, además, si Ellos se enterarán de que le dije a un compañero de la escuela que mis padres habían muerto se enfadarían y mucho.

Por eso decidí mentirle y decirle que ellos están de viaje de fin de semana hasta el Lunes, luego el formuló la información falsa que le di para luego preguntar que si tenía hermanos, yo solo negué con la cabeza, no quería mentir en algo en que si podía decir la verdad.

Después de esa pequeña e incómoda, o al menos para mí, plática decidí empezar con el trabajo.

No fue tan difícil, terminamos rápido, a lo que nos pusimos a platicar un rato, no voy a mentir, era divertido hablar con él, después de tantas miradas incómodas, por fin podíamos hablar normal, con confianza, y aunque estaba empezando a tener demasiada confianza en él, no debía permitir que ninguna información real se me escapará.

¿Será que entré en confianza demasiado rápido por el hecho que nunca he platicado de esta forma con alguien de mi edad? No lo sé, pero me divierto.

De la nada hubo uno de esos silencios en los que ninguno podía hablar y era hasta cierto punto incómodo, nuestras miradas se encontraron, ¿Qué está pasando? Y solo puedo escuchar como mi panza ruje, no había comido desde el almuerzo en la escuela.

No tengo más dinero ni comida en la casa ¿Qué debo de hacer? Él voltea a ver mi panza y luego sube la mirada para ver mi rostro, y me preguntó “¿Ya cenaste?” a lo que yo solo pude negar con mi cabeza.

¡O por dios, me estoy muriendo de vergüenza! Y siento mis mejillas calientes. Él me preguntó que, si podía pedir una pizza, dijo que él pagaba, yo dije que no, yo debía pagar, ya que él era mi invitado, pedimos la pizza y solo peleábamos sobre quien debía pagar la pizza, yo ya no tengo mucho dinero; no importa, seguro que Ellos mañana me dan dinero o comida para el mes.

En cuanto sonó el timbre de la casa él y yo sólo nos miramos y corrimos a la puerta para pagar la pizza, por suerte yo soy muy rápida y llegué primero, pero en cuanto voy a pagar me doy cuenta de que no tengo dinero a la mano, y él termina pagando, me enojo un poco, pero en cuanto empezamos a comer la pizza siento un gran alivio dentro de mi panza que rápidamente mi cara de enojada cambia a una de mucha y gran felicidad.

Estábamos tranquillos comiendo y platicando entre nosotros que no me di cuenta que habían tocado en timbre, por suerte él si se dio cuenta, pero, ¿Quién puede estar tocando la puerta de mi casa a esta hora? No es temprano, pero tampoco muy tarde, entonces “¿De quién se podría tratar? ¿Habrá invitado a alguien?” Esas fueron las dudas que me asaltaron, él no pudo haber invitado a nadie porque él solo me miró con cara confundida.

Decidí abrir la puerta de una vez por todas y ver de quién se trataba, y al abrirla ¡OH POR DIOS! ¡NO ME PUEDE IR PEOR! Eran Ellos, ¿Qué rayos hacen aquí? Se supone que ellos vendrían mañana, si ellos ven a Phil me matan a mí y a él también.

Hermosa fantasía, Dura realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora