▪️Capítulo 16▪️

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Lorraine:

El fin de semana ha llegado rápido, estos días sin Cristal se han sentido un poco vacíos, ella nos había dicho que nos vendría a visitar pero no ha venido.

Supongo que vendrá entonces este fin de semana, aunque no nos hemos dejado de enviar fotos en el grupo que tengo con las chicas, nos envió foto de su apartamento y debo decir que no está nada mal, de hecho esta bien y a ella se le luce lo emocionada y feliz, solo espero que sea responsable porque como siempre lo he dicho, uno debe vivir con un hombre en matrimonio, no antes, eso sería pecado.

Yo a veces me imagino teniendo una familia un hermoso hogar y niños alrededor, aunque el padre siempre es un misterio, nunca puedo imaginar quien podría ser. Pero no debo adelantarme a las cosas, el tiempo de Dios es perfecto y cada cosa vendrá a su paso.

Ahora en estos momentos estoy lidiando con la máquina de coser vieja del convento, a ver cómo puedo reparar este hueco en mi hermosa sudadera. Aunque es más difícil de lo que pensé por el tipo de tela, pero igual no pierdo las esperanzas < Eso te pasa por usarla tanto  >.

Me rindo con la máquina, siento que en cualquier momento puedo romperla al mal forzarla así que busco hilo y aguja para hacerlo a mano.

Estoy metiendo el hilo en la aguja y pues esto me lleva varios intentos, hasta que al fin logro que la punta entre cuando de repente me exaltó por el ruido de ella puerta al ser tocada violentamente.

La aguja se me cae y llevo mi mano al corazón cerrando los ojos cuando los abro me encuentro a Emely mirándome con cierta culpabilidad por asustarme de ese modo.

— Ay Rainy, lo siento. — dice apenada aunque lleva su mano a la boca para taparsela.

— ¡Jesús, Emely! — exclamó inhalando y exhalando para luego negar con la cabeza.

Me levanto de la silla y empiezo a buscar la aguja en el piso.

— ¿Qué haces? — pregunta al verme palpando en el piso con mi mano para buscar la aguja.

— Busco lo que me hiciste tirar al asustarme. — sigo buscando pero está vez tengo una mejor idea. — ¿Tienes tu teléfono allí?

Eme saca su teléfono del bolsillo de su jean y me lo tiende, yo entiendo el flash e iluminó el piso, es entonces cuando encuentro la aguja pero esta está metida en la rendija que separa las losas del piso.

— Bien me rindo con esto. — digo ya harta, mi sudadera se quedará así < Era mi favorita >.

— A ver, dámela. — me tiende su mano para que le pase la sudadera y eso hago.

Emely inspecciona el hueco y me pide que me haga a un lado para ella sentarse en la máquina de coser.

— Solo tenías que hacer esto. — Acomoda el hilo de arriba y con el pedal de abajo saca la aguja que es donde mete el hilo, me sorprendo bastante porque mientras a mí me tomo un buen tiempo ella lo hizo en unos minutos. — Estás oxidada en esto, amiga. — yo me río asintiendo porque es que le concedo la razón.

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Me preparo para el trabajo y es los viernes siempre son días muy ajetreados, es cuando más clientes van, alistó mi pequeña cartera dónde guardo una toalla sanitaria « por si acaso » mi humectante de labios, un peine pequeño, un poco de dinero y mi teléfono.

Salgo de la habitación pero soy interceptada por Ana.

— No olvides la salida de esta noche. — menciona y está apunto de irse pero la detengo.

Frenesí © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora