▪️Capítulo 19▪️

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Axel:

Es algo curioso las personas de hoy en día, un día tienes a alguien que te admira y al otro conoces a alguien que no tiene idea de tu existencia o de tu grandeza.

Luego de haber dejado a la hermosa chica en su casa, tome los libros que ella olvidó y les eche un pequeño vistazo por encima, captando uno de ellos mi atención. « La razón para Dios » comienzo con el primer capítulo... Al pasar los minutos que levanto mi cabeza al frente para descansar un poco la vista, me doy cuenta de que ya he llegado a mi casa.

Y aquí estoy, en mi estudio moldeando algo nuevo, siempre me ha gustado el arte creo que es algo hereditario dado que mi abuelo « Michael Sullivan » fue un excelente artista en su tiempo. Tras su muerte herede su colección de arte, digamos que hasta ahora es mi favorita de todas las que poseo.

Moldeo un torso, en dónde acentúo el pecho y las caderas del cuerpo femenino. Con el tiempo me he vuelto bueno en lo que es la técnica de escultura en arcilla y cera, la pintura también es uno de mis fuertes aunque soy más amante de la escultura.

Salgo de mi estudio a eso de la media noche, y voy directo al baño a darme una ducha. Cuando salgo me coloco unos pantalones de chandal y bajo a la cocina, pasando los pasillos y cuadros, algunas veces siento la casa muy enorme para mí solo y mis empleados, otras veces siento que es justo lo necesario para pensar que puedo hacer lo que sea y que las personas no fisgoneen en lo que no les incumbe, aunque un poco de público nunca ha estado nada mal.

Al llegar a la cocina busco en el horno la comida que le pedí a mi cocinera que guardara ya que me la pasé encerrado en mi estudio desde que llegué; pre-caliento la comida y me sirvo en el gran comedor, no sin antes darme cuenta que no han cambiado el televisor echo añicos por las balas < Mañana le diré a Víctor que compre otro. >

Me siento en el gran comedor y mientras como en silencio me recuerdo que mañana debo lidiar con las reuniones internacionales. Los negocios están bien pero hay algo que me inquieta, una comezón que es insoportable y que necesito eliminar pronto.

Termino de cenar y tomo el teléfono marcando el número de Marcus, dos pitidos y atiende de inmediato.

En Llamada

— Marcus, ¿Ellos ya dejaron Londres? — subo las escaleras mientras sostengo el teléfono.
No he tenido más noticias sobre ellos jefe, mi última actualización respecto a la mafia italiana era que estaban de visitas en sus negocios con Alexander. — contesta él.
— Bien, necesito que averigües si siguen en Londres y sobre qué negocios con Alexander. — ordenó y cuelgo, nunca está demás tener información sobre el enemigo.

Hablando de enemigos hay otro del que difícilmente no me he podido deshacer y recordar la gracia de estos días, de una o cualquier forma tendré que devolverselas.

Sheamus quiere mi empresa, no es un secreto, él ambiciona lo que le iba a ser otorgado, yo por otro lado no me dejaré quitar lo que me pertenece.

Mañana será otro día, otra pelea y como siempre otra victoria para mí.

××××××


La maleza cubre mi rostro y yo no hago más que quitarme de encima toda rama y paja que llevo encima.

El bosque a lo largo se extiende, un silencio que se podría cortar con un cuchillo, al lado de mi tengo una de las escopetas que por el grabado que tiene, es de mi empresa. Me levanto y sacudo mis pantalones par quitar el resto de ramitas pegadas, mientras observó a mi alrededor, noto un camino de sangre a que conduce a más adentro del bosque; lo sigo < Y que otra mierda voy a hacer aquí parado en medio de la nada >.

Frenesí © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora