❥︎ 𝓣𝙊𝙅𝙄 𝙁𝙐𝙎𝙃𝙄𝙂𝙐𝙍𝙊 (O2)

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❛ ✧! ADVERTENCIA: es un escenario de contenido explícito [🔞], así que lean bajo su propio riesgo, y disfruten.

No recordaban como comenzaron a solucionar sus conflictos a través del sexo, porque estaban cegados por el momento, y sus cuerpos ardían como una gran llama cuando chocaban entre sí. Eran conscientes de que lo dejarían pasar, ya que se cargaban de placer y todas esas deliciosas sensaciones provocaban que finalmente, ni siquiera se acuerden del por qué peleaban en primer lugar.

Y allí se encontraban los dos, volviendo a solucionar una discusión para luego envolverse en la lujuria. Fushiguro miraba con tanto deseo ese delineado y curvado cuerpo de su pareja, que sus manos inconscientemente empezaron a tocarla con desenfreno. Los ojos de la mujer no se desviaban de los labios ajenos, esos que portaban una cicatriz en los bordes y que la encendía completamente. Siempre creyó que ese detalle en su rostro lucía sexy, de hecho, es lo que volvía a ese hombre tan sensual.

La fémina se retorcía y hacía estremecer su piel por el caliente aliento de Toji, el cual chocaba suave y desesperadamente contra su cuello. Sintió que la húmeda lengua del azabache se deslizaba con peligro en su clavícula, y mordisqueaba sin vergüenza sus desnudos hombros, arrancándole tantos jadeos y pequeñas quejas como podía.

Las manos del contrario se deshicieron de cada prenda que llevaba la mujer, mientras aquellas orbes que brillaban por el deseo, observaban en silencio como los pálidos pómulos de la otra se tornaban de un intenso carmesí. Podía leer su expresión, que pedía que también se quitara esas estorbosas ropas que cubrían su detallado y fornido cuerpo, pero con una sonrisa llena de burla, se lo negó.

Amaba que la mujer suplicara por hacer realidad sus deseos, incluso si moría de ansias por ver más abajo de su abdomen. Era algo lindo de su parte, por lo que su labor sería hacerla gritar porque sea más considerado con lo que le pedía.

Un par de sus largos dedos tocaron sin gentileza la intimidad mojada de (N), y se escabulleron en ese estrecho y resbaladizo interior de una sola estocada, oyendo con satisfacción un largo y erótico gemido salir de la garganta de la fémina. Adoraba divisar como trataba de impedir sus gemidos, pero la mano restante del hombre impidió eso para poder oírla mejor.

De los ojos (c/o), unas diminutas lágrimas amenazaban con deslizarse por sus mejillas, a la vez que podía sentir las uñas de sus dedos del pie enterrándose en su propia carne, quedándose atrapada en esa sensación tan adictiva que Toji le brindaba. Pero antes de poder venirse en los dedos del contrario, salieron puras blasfemias de su boca cuando él le negó el orgasmo. Fushiguro se apartó un poco, y fue quitándose las prendas que le causaban ya un fatídico calor.

La fémina admiró como el cuerpo del azabache brillaba debido al sudor, y su sonrojo volvió a extenderse hasta las orejas mientras no apartaba ni un momento su mirada de aquel Dios. Bajó sus orbes hasta debajo del abdomen de Toji, y sentía que su cabeza explotaría en ese preciso instante. Ella nunca diría que no al ver que tiene una oportunidad de hacerlo con Fushiguro, porque ese hombre le hacía ver mucho más que estrellas y estaría dispuesta a disfrutar de la evocación.

─Hey Chibi, dime qué es lo que quieres ─canturreó ligeramente sobre la oreja de la mujer, acariciando el interior de sus muslos con calma.

(N) estaba tan avergonzada, el roce de sus dedos contra su entrepierna era glorioso, pero aún así la torturaban demasiado ─. T-Te quiero a ti... ─respondió, con la dificultad de hacer contacto visual con él.

Vio que Toji elevaba sus piernas y las apoyaba contra sus anchos hombros, e introducía su hombría rápidamente en su caliente cavidad. Un alargado gemido fue lo que le dio aliento a Fushiguro para continuar con unas profundas estocadas, que, a juzgar por cada expresión de la mujer, le enloquecían.

Unos arañazos sobre sus brazos y espalda le hicieron gruñir de una forma tan excitante para la fémina, que continuó haciéndolo con la intención de oír más del azabache.

Sentían como se volvían un solo ser, pegándose contra el otro y tanteando las zonas más sensibles, buscando tentarse de alguna manera. Los dientes del más alto atraparaon uno de los pechos de la (c/p), haciendo que arquee la espalda para tener acceso directo a ellos. Y mientras su lengua jugaba con su pezón, sus caderas no detenían los movimientos placenteros que causaban mil y un sensaciones en ambos.

Otro gruñido, y uno más que dejaban con ganas a la pobre mujer que era dominada por esa bestia, una bestia que sabía como volverla tan vulnerable con solo un roce de sus dedos. Y salía de sus cabales cuando esos sonidos eróticos provenientes de la fémina inundaban el ambiente.

(N) ya no podía seguir conteniendo los cosquilleos que su zona baja le obligaba a retener, y gimiendo con fuerza el nombre del azabache, se aferró a él mientras que las manos del contrario apretaban sin piedad sus piernas, llegando ambos al clímax total de toda esa acción. Estaban cansados, tanto que sus cuerpos temblaban de toda la energía aplicada en el buen tiempo que se hicieron pasar, y sin decirse nada el uno al otro, Fushiguro acostó su cabeza en el pecho de la mujer, que subía y bajaba hasta lograr regular su respiración.

Ella lo miró con algo de ternura, y llevó con esfuerzo sus manos hasta el oscuro cabello de Toji, acariciándolo sutilmente.

─Mañana tampoco tendré compasión ─fueron las palabras que dijo el hombre, entre-abriendo los ojos y sonreía de lado. Esa imagen hizo que (N) se ruborizara apenas.

─Solo... Duérmete, Tojidiota.

ᝬ 🥢 𖠵 ѕϲєиαяιοѕ | נυנυτѕυ καιѕєиDonde viven las historias. Descúbrelo ahora