❥︎ 𝓜𝘼𝙃𝙄𝙏𝙊

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¿Por qué Mahito?
Porque tengo ganas, es mi bubú y nadie va a cambiar eso.
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─Fue divertido mientras duró. ─dijo suavemente, mirando el cielo con una sonrisa y sin oír una respuesta del contrario. De la maldición que acompañaba a la fémina a ver las estrellas juntos, porque un silencio se formó a causa del extraño sentimiento que no pensó experimentar.

─¿No puedes quedarte un poco más? ─cuestionó Mahito, volteando su cabeza en dirección a la muchacha y sacándole una risa. No comprendía su actitud tan serena y tranquila junto a alguien como él, pero tampoco era como si la juzgara por ello. Comúnmente cualquiera podría temerle a su presencia, porque siendo francos, un solo roce a la alma de los humanos y ellos dejarán de ser los que solían. Pero (N) se quedó ahí.

─Hicimos un trato, tú me ofreciste sacarme de mi molesta vida a cambio de darte todo de mí. ─soltó ella, con una expresión alegre aunque su vientre estuviera adolorido y repleto de sangre. ─Me dijiste que ya era suficiente con lo que hice, ¿verdad?

Nuevamente, él siguió sin responder. No podría sentir nada por una herramienta, por una pieza en su rompecabezas para finalmente estar a punto de completar sus objetivos, pero, ¿entonces por qué incomodaba que estuviera muriendo a su lado? No podía comprender las emociones humanas, y su único error fue haberse apegado a una mujer mortal.

─Estoy perdiendo demasiada sangre... ─tosió. Su mirada se volvía opaca, ya no reflejaba la figura de la maldición y su voz se entrecortaba con cada pequeño murmullo incapaz de comprender.

Mahito se sentó para revisar su estado, pero fue tarde cuando logró reincorporarse y averiguar que todavía siguiera viva. Sus ojos no sentían nada cuando observaba fallecer a la joven, su alma era incapaz de soltar una gota de llanto o tristeza mientras su mirada no paraba de analizarla.

Sin embargo, algo provocó que se sorprendiera, y de la nada esos vacíos ojos se cristalizaran gentilmente.

Inconscientemente entrelazó su mano con la pálida y fría de (N), uniéndolos de alguna manera, pero no sabría como referirse a esa unión. Agachó la cabeza, bajó con lentitud sus párpados y deshizo el agarre, porque cabía la posibilidad de que se aferrara a emociones de las que no quería lucir involucrado, y al parecer, le desinteresaban.

Pero al fin y al cabo, su mente sólo se llena de un rostro femenino que, sonriente, expresaba sus más retorcidas intenciones.

ᝬ 🥢 𖠵 ѕϲєиαяιοѕ | נυנυτѕυ καιѕєиDonde viven las historias. Descúbrelo ahora