El noveno escuadrón || Grimmichi

Regreso a casa.

El día había llegado para Bazz-b, hoy definitivamente se iría de la sociedad de almas. Fue estúpido al dejarse capturar por los shinigamis, pero cuando sintió el reiatsu de Jugram ese día en Karakura solo pensó en encontrarlo sin importar las consecuencias. Al ser capturado por un capitán era obvio que sería difícil escapar y más tratándose de ese sujeto de cabello azul, lo admitía era fuerte pero no le intimidaba y para su mala suerte el capitán de la novena división se había encargado de aislarlo de toda la energía espiritual que se encontrase en el lugar ya que al ser un quincy sería fácil poder restaurar su reiatsu perdido en batalla pero no se lo permitió y así su primer plan de escape fue descartado pero no todo estaba perdido.

Si algo debía de agradecer al Wandenrich y todos los años de entrenamiento que tuvo ahí es que tenia un buen control de reishi, como el soldado que era le enseñaron a sobrevivir en lugares donde el nivel de energía espiritual era bajo así que los primeros días en llegar al sereite se dio cuenta de la gran cantidad de reishi que había en el lugar incluso en las construcciones, pero llegando a su celda disminuía el nivel en esas cuatro paredes por dentro. Los primeros días fueron difíciles ya que por la batalla se encontraba débil pero poco a poco se fue recuperando, analizo el lugar en busca de alguna grieta o algo que le permitiera acumular reishi, claro que con los constantes interrogatorios de ese capitán no era fácil concentrarse aparte de que le habían asignado dos guardas cada ocho horas, aunque eso cambio cuando Ichigo volvió. Para mala suerte del shinigami tendría que convivir la mayor parte del día con el prisionero, no era un chico tan serio como los antiguos guardias, pero podía sentir el gran reiatsu que tenía, por supuesto lo recordaba de su batalla, pero no sentía que fuera una amenaza, así que aprovecho la oportunidad de que siempre estaba distraído para encontrar algún punto, aunque fuera leve donde podría acumular reishi.

Estudio los movimientos del chico, cada cuanto cambiaban la guardia, cada cuanta tenía que volver con el idiota de cabello azul para aprovechar la mínima oportunidad. Hubo momentos en que se deprimía y quería darse por vencido pero el deseo de volver con Jugo lo mantenía motivado, con vida. Un día mientras dormía en el suelo sintió una corriente de aire cerca de su espalda, sea donde se encontrará aquella apertura sabia que era su ruta de escape, sabía que si extraía el reishi de aquella apertura poco a poco se agrandaría solo necesitaba de un cambio de guardia para empezar a trabajar.

-¿Enserio puedo volver?- escucho la voz del shinigami parlanchín que siempre lo cuidaba.

-¡Oi! Deja de preguntar antes de que cambie de opinión - La voz de Grimmjow hizo que el quincy se pusiera en alerta, él estaba recargado en el suelo pareciendo que dormía, pero escuchando atentamente -Vamos quiero mostrarte algo especial.

Las voces se fueron, el quincy se acerco a las barras confirmando que estuviera solo, se volvió a sentar y cerrando los ojos empezó a guiarse con sus sentidos, cuando volvió a sentir la corriente de aire empezó a absorber el reishi que podía y así poco a poco una grieta cerca de una esquina se formó.

"Puedo romperla, todo el lugar esta formado de reishi solo necesito acumular más en el poco tiempo que pueda"

.......

-¿Por qué nos estamos alejando tanto?- pregunto Ichigo, ya habían pasado el lugar donde habitualmente entrenaban.

- No hables y sigue caminando- como siempre esa actitud prepotente hacia enojar al de cabellera naranja.

"Tch...que le cuesta ser amable una vez en su vida" Estaba feliz de volver a sus actividades normales, pero odiaba que su capitán lo mantuviera en suspenso.

Llegaron a un lugar desolado, bastante alejado del escuadrón, Grimmjow paro y desfundo su zampakuto donde empezó a concentrar la mayor cantidad de su reiatsu, Ichigo sintió como si el aire le faltara por un momento a pesar de que estaba acostumbrado a pelear con él esta sensación era diferente.