MEDIEVAL LOVERS - PARTE 3

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MEDIEVAL LOVERS


PARTE 3



La vereda del herrero no era tan transitada como la de las calles aledañas, debido a que todos en esta vendían cosas de construcción y armería.

Tocó la puerta de la tienda, mas esta se encontraba cerrada, según el anuncio que había en vidriera que daba a la calle.

¿Cerrado en plena jornada laboral entre semana?

Seguro había salido a las afueras en busca de materia prima para sus productos, o tal vez...

― Maldita sea, por favor... que no esté esperándome... ―murmuró para sí, con un mal presentimiento, caminando hacia la parte trasera del local, que dirigía al taller privado de este, que muy pocos conocían.

Mas se detuvo al descubrir que su entrada se encontraba abierta.

Pensó en retroceder sus pasos y excusarse luego, con que pensó que no se encontraba, más reaccionó tarde.

― Sabia que vendrías ―expresó la figura nueva saludándolo con la mano agitada, parado en la entrada, con una expresión de alegría disimulada―. Entra, tampoco tengo mucho tiempo.

MC resignada le devolvió el saludo y caminó con desgano hacia dentro, cerrando bien la puerta a su detrás.

― Y... ¿no vas a decirme que me veo linda? ―soltó este con expresión coqueta, dejando el espejo que estaba usando para pintar sus labios con una mezcla de grasa y especies rojas, que usaban las nobles y mujeres de la calle, en algún tipo de moda nueva.

― Seven... sabes que no entiendo tu gusto de vestirte como mujer mezcla de noble y cabaretera...

El pelirrojo le sonrió de forma extraña, para luego apuntarle una caja específica, de las tantas que se encontraban tiradas en su extenso taller, que mas que parecer una herrería, parecía un lugar de aquellos a lo que los humanos llamaban "laboratorio".

― Hoy te encuentras mas desmotivada de lo normal, ¿por qué no revisas un poco mis nuevas adquisiciones? En tu ausencia viaje dos veces a los países vecinos y compre varias cosas para mis experimentos, tal vez algo te motive a seguirme el juego... ―ofreció este, mientras se acomodaba la extensión rojiza de su cabello y se sentaba encima de su mesa de libros.

― La verdad, meditándolo en la cruzada, tome una decisión... venía a romper el tipo de trato raro que tenemos. Seguiré dándote el trabajo de mejorar las armas de mi regimiento, pero el pago será solo con...

Se detuvo en su hablar, al notar algo llamativo en la caja.

Unos libros de hadas, y armas básicas de esta especie.

― Noto que hay algo que te ha llegado a interesar. Si quieres conseguirlo, ya sabes que hacer... ―expresó el pelirrojo, mientras se le acercaba y se apoyaba a su costado, como si fuese una chica de verdad.

― Te doy veinte monedas de oro por ellos.

― No quiero oro, este me sobra.

― Esta bien... te cumpliré tu loca fantasía, pero te advierto que será la última vez ―aceptó MC, suspirando con resignación―. Luego tendrás que buscarte a otra persona.

Seven asintió, dibujando de nuevo una sonrisa en su rostro, quitándose aquellos cuadros de cristal traslucido que llamaba "lentes" y que le ayudaban a ver mejor, para verla directo a los ojos, siendo solo un par de centímetros menor en estatura.

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