"¡El mejor regalo!" Ranpoe

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"¿Qué le podía regalar a Poe?"
Eran las preguntas que abarcaban la mente del mejor detective del mundo. Poe siempre era el que le daba pequeños regalos o hacía cosas bonitas e interesantes para él, en cambio él solo se encarga de recibirlos.

Mas esa vez quería hacer algo diferente para el estadounidense y había leído sobre las costumbres del 14 de febrero en el país de procedencia de su pareja, que a diferencia de Japón no eran solo las chicas las que se declaraban su amor con chocolates y luego el 14 de marzo eran los chicos los que los hacían durante el "Dia blanco", si no que el 14 de febrero era tanto un día para que hombres y mujeres se declaren y den regalos "eso es sólo para que la gente gaste dinero en cosas materiales para su pareja, sólo es una estrategia de venta", eso era lo que pensaba pero quería al menos una vez ser él el que le dé un regalo a su pareja, pero su más grande incógnita era el qué regalarle.

—Ranpo-kun… ¿se encuentra bien?

El azabache no se había percatado de que se había quedado mirando fijamente a su novio mientras este leía tranquilamente en el sofá frente suya. Sólo se limitó a bufar levemente y sacarle la lengua al más alto.

Se levantó de su sofá y tomó el libro que se encontraba entre las manos de su pareja y lo dejó en una mesita y se sentó en el regazo del castaño de ojos violeta, mirándole fijamente, como anteriormente estaba haciéndolo.

—¿Ranpo-kun?

Le miró confundido y el azabache le tomó de las mejillas y le robó un beso, dejando a Poe sonrojado hasta las orejas y los ojos bien abiertos ante la sorpresa antes de escuchar las quejas y regaños de Ranpo.

—¿Por qué me sigues tratando de usted? ¡Deja de usar los honoríficos! Sabes que me molesta, ya vamos para el año de novios y me sigues tratando así— se quejó con un puchero el azabache.

—T-todavía n-no me acostumbro… lo sabe- —se intentaba excusar sonrojado y nervioso.

Esa respuesta no lo complacía y sabía que solo se estaba excusando, dándole un plus de nervios al encontrarse sentado en su regazo robandole pequeños besos.

Suspiró con resignación y simplemente se acomodó, sintiendo como los nervioso brazos de su pareja lo abrazaba y se acomodaban ambos en el calor del otro.

—¿qué le gustaría de regalo, Ranpo-san?

Preguntó ya más calmado Edgar con los ojos cerrados y un sonrojo muy notable en sus mejillas, aun no se acostumbraba a lo directo y demandante que podría ser Ranpo, pero tampoco le molestaba y le causaba mucha ternura, además de la gran admiración por su prodigiosa mente y habilidades, realmente sabía que amaba a Ranpo, por ello, siempre que podía le daba pequeños regalos pero para ese día le quería dar algo especial para el día de San Valentín

—¿uh? ¿Un regalo? ¡Dulces!

Ni lo pensó, era algo simplemente vital para el azabache, cosa que el castaño sabía pero quería darle algo mas significativo, bueno, aún ambos tenían 5 días antes de la fecha esperada.

···

—Así que vienes a nosotros en busca de consejos para un regalo a nuestro querido Poe.

Habló un excéntrico rubio que se encontraba sentado alrededor de una mesa en la que también estaban demás amigos de su pareja, al parecer se habían reunido a tomar el té —Actitud que a su parecer era más británica que estadounidense— Poe no había aceptado ir porque tenía que "entregar la última parte del libro en el que estaba trabajando a la editorial". Ranpo era más inteligente que los amigos del oji violeta para saber que eso era solo una excusa.

Entre Ladridos Y TintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora