Entre Ladridos Y Tinta

"¿Qué pienso de ti?" Ranpoe ANGST

ADVERTENCIA.
El siguiente one-shot tiene contenido sensible, no apto para todo público, por favor leer a conciencia y mantener la discreción.

Dices admirarme, debes que soy grande, dices que soy el mejor y si, lo soy pero tus ojos no deberían verme más que con desprecio, nunca aparecerte frente a mi con esa sonrisa nerviosa y fea, con tus escritos, que si bien, son interesantes, no los quiero. Sigo aceptandolos, soy la razón de que estés aquí y eso me llena el ego, simplemente eres algo que alimenta mi superioridad.

Creo que incluso, si te dijera como me gustaría verte retorcerte entre mis manos, mientras la sangre corre lo suficientemente lento para evitar que te mueras desangrado. Ver tus ojos violeta grisáceos empañarse en lágrimas de dolor provocadas por mi. Ver la palidez de tu cuerpo delgado con cortes, moretones, quemaduras… todo tipo de heridas, convirtiendo la blanca piel en tonos morados, verdes y rojos.

Súplica.

Eso quiero. Dime que me odias, dime que soy una basura, sé que lo soy, así como sé que no mereces esto aunque ya sea tarde y realmente no pueda soportar las ganas de dañarte, verte desmoronar, abrir esas heridas que te hiciste por mi en el pasado, que vomites sangre tan bellamente como las palabras que escribes con tinta.

Si supieras que te odio, tanto como para hacerte esto, ¿me odiarías? ¿Lo creerías una broma? ¿Me seguirías admirando? ¿Las lágrimas de dolor serían de placer? ¿Eres masoquista? No me sorprendería, aunque no sería tan gratificante ver como disfrutas con cada patada en tus costillas, con cada pisotón en las manos y estómago. 

Llora, llora, sufre, sufre. No es suficiente.

Eres insoportable, ¿crees que no sé lo que sientes por mi? Es asqueroso, solo porque eres tú. No me importa, pero no eres nada sin mi. Te doy el placer de existir, a cambio me entretienes con tu circo de sentimientos contradictorios, con historias interesantes, aunque fáciles de deducir. Eres sólo una fuente de entretenimiento para mi, te gusto y se que te gustaré hasta el día de tu muerte, que espero, y sea por mi.

Ahogarte con tu sangre, aléjate de mi, arrastrando tu cuerpo desnudo en busca de una salida antes de que te azote con una varilla nuevamente en las heridas abiertas, profundizando más y más, logrando que la sangre fluya hasta el piso y no puedas hacer más que gritar, llorar y retorcer tu cuerpo de dolor antes de que agarrando tu pelo para que me mires y supliques con esos ojos que buscan mi aprobación que te libere, que harás más de lo que haces para contentarme.

Patético, patético.

¿Cómo se sentiría tu carne entre mis dientes? ¿Dulce como el caramelo? 
De tan solo pensarlo, me relamo los labios al pensar en las mordidas que dejaría en tu cuello y brazos, sacando sangre para saciar mi aburrimiento con tus gemidos y chillidos de dolor, sonidos tan dulces como el caramelo y tan ricos como el chocolate. 
Quiero hacer mucho más que probar tu sangre, que si fuera un vampiro, me encargaría de drenar hasta que tu cuerpo solo sea un saco de piel, carne y huesos.

He visto los moretones en tus muñecas cuando te apretó muy fuerte, no dices nada, solo sonríes, ¿cómo se vería esa sonrisa nerviosa sin dientes? Horrible seguramente. Si corto tu lengua dejarías de tartamudear, me lo agradecerías, ¿no? Odias tartamudear, sobre todo cuando me acerco a ti y ese horrible cabello oculta tus ojos vidriosos y sonrojos. Bastante inútil, mis ojos ven cada reacción que causo en ti. ¿Cómo reaccionarías que sé cual es tu expresión cada que te tocas pensando en mi? Sería digno de fotografiar y humillarte durante toda tu asquerosa existencia, una prueba para que no te alejes de mí aunque me odies… ¿Me seguirías amando si publicase una foto de tu desnudez? 

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—Eh... ¿Ranpo-kun?

El tren de pensamientos del azabache fue interrumpido por una suave voz llegando a su escritorio. 
Se había perdido en las imágenes en su cabeza que no se dio cuenta de que Edgar había llegado para mostrarle su nuevo escrito.

Ranpo sonrió y abrió los ojos, saludando al escritor, arrebatando la carpeta de hojas de sus manos y le preguntó con tranquilidad mientras mordía una paleta y leía las primeras palabras de la historia. 

—Nee Poe-kun. ¿Sabes lo que pienso de ti?

¿Llorarás?