Madriguera

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-Aún no me lo puedo creer, de lo último que me entere es que se odiaban, bueno de ustedes creo que nunca se odiaron- dijo la señora Weasley a Luna y Theo- pero ustedes cuatro siempre estaban como perros y gatos correteándose, insultándose ¿en qué momento se volvieron pareja? –

Todos habían pasado navidades con los Weasley, a pesar de la resistencia por parte de los Slytherin, sin embargo, ahí se encontraban, Theo y Luna abrazados compartiendo el mismo sillón que se suponía solo era para una persona, pero se acoplaron para caber, aunque un poco apretados. Hermione y Draco sentados en un sillón más grande con ella siendo rodeada por los brazos de él. A falta de lugares Harry trajo una silla, Pansy se sentó a piernas cruzadas sobre él como si nada, en tanto el Gryffindor estaba más colorado que la propia bandera de su casa.

Todas las serpientes intentaron y fracasado en poner excusas para no ir, habían tratado muy mal a la familia Weasley en el pasado, y ni si quiera estaban seguros por qué querían ir sus parejas a esa casa, si ninguna compartía lazos sanguíneos con ella, pero apenas entraron a la casa lo entendieron, era tan... hogareña y cálida. Hasta ese momento todos tenían un diferente concepto de la navidad: apariencias, la elegancia de la cena, regalos caros, presunción y aburrimiento. Pero esas ideas se vieron como un difuso recuerdo del pasado. Los hicieron sentir bien y cómodos desde el primer momento en el que llegaron, Ginny trato a Pansy como una amiga, llevándola corriendo hacia su cuarto para ver donde dormiría, Fred y George haciendo reír a carcajadas como nunca a Theo, algo que nadie podía creer. Y Ron condujo a Draco hacia la cocina donde pronto probaría la comida más exquisita que ni en un gran banquete de la mansión Malfoy habría degustado. Cuando llegaron era obvio que desentonaban, sus caras serias y rígidas, ropa negra con abrigos extremadamente caros y esos portes altos y elegantes, pero ahora se sentían tan relajados y cómodos, porque a pesar de que los Weasleys no tenían mucho, lo que tenían lo ofrecían de corazón.

Y volvemos a donde nos quedamos, todos escuchando atentos a su anfitriona con sus suéteres tejidos del color de su casa y la inicial de su nombre a excepción de Draco que también tenía el dibujo de un hurón blanco (una sugerencia de Ron hacia su madre) y unas tazas de chocolate caliente.

-Las cosas se dieron muy, muy rápido-

-Es lo que veo- Sonrió Molly- pero lo que les quiero preguntar es ¿cómo se los propusieron? – dirigiéndose a los hombres.

Draco se atragantó con un bombón

-Mamá- reprendieron los hijos desde la cocina-

-Ustedes a lo suyo- gritó enojada-

-Bueno, pero ¿a qué se refiere? – preguntó Theo

- ¿El primer beso?-

- ¡Ay Merlín, niños! - sacudió su mano, en señal de que pararan- Antes de dar su primer beso debieron haberles preguntado si ellas querían que fueran sus novias- se oyó un cállate de Hermione a Draco antes de que siquiera dijera algo.

-Entonces Harry ¿cómo se lo pediste? – Pansy lanzó una carcajada-

-De hecho, yo se lo pedí a él- la cara de la pelirroja no tenía precio.

- ¡Harry! ¿qué pasa contigo? – regañó Arthur.

-Cuéntanos como fue, cara rajada- Hermione reprendió a Draco.

-Bueno yo... yo... yo quería, pero ella...- Pansy le dio un beso en los labios para callarlo.

Después de ese beso era obvio que Harry no podría ni hablar, así que Pansy tomó la palabra.

¿Quién a quién?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora