Nottgood

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-Así que Malfoy resultó ser un romántico- se burló Harry

-Isí qui Milfiy risilti sir in rimintici, cierra la boca, al menos no soy un cobarde-

-Chicos ya basta que quiero escuchar la historia de Theo y Luna – los aplacó Pansy

- ¿Cuál historia? - preguntó Luna, como si volviera de haber estado en las nubes.

- ¡Pues de cómo se hicieron novios! – contestó exasperada.

Luna volteo a ver a Theo.

-No hay historia- cortó él.

Por el tono de este, todos los presentes decidieron no hacer más comentarios al respecto.

-Bien creo que la cena debe de estar lista, verán que rico me ha quedado todo, y no es por presumir, pero...

La sala se fue desocupando hasta que solo quedaron Theo y Luna, él la sostuvo de la cintura. Anticipando sus palabras Luna le dio un beso en la nariz.

-Lo sé- le sonrió con sinceridad- no lo entenderían.

Ella era su adoración, la razón de la pérdida de su cordura, él, un ser completamente racional colapsó al conocer a Luna Lovegood, alguien analítico, pensante, pecaba de pensamientos y acciones irracionales. El amor a primera vista era algo que simplemente le parecía imposible además de estúpido, ñoñerías que bien podría haber escuchado de algún Gryffindor, o eso pensaba hasta que la conoció, no lo iba a negar ¿para qué? Él sabía reconocer sus errores, además... ¿cómo no amarla? era preciosa, una ninfa, un ángel que Dios mandó solo para burlarse de él, para reírse viendo como Theodore Nott lo contemplaba desde las oscuras profundidades, se pudo haber confundido con simple atracción porque ¿ya había mencionado que era bellísima? No se cansaba de decirlo, no era como que nunca hubiera visto nada bello, pero nunca había visto algo que no pudiera ser más hermoso, digo ¿si quiera había alguien que tuviera un cabello, unos ojos, unos labios como los suyos? la respuesta era y siempre será no, porque no existe, existirá ni pudo haber existido alguien como Luna, podía poner las manos al fuego por eso. Pero no era solo una atracción descomunal, era amor, lo sabía, moriría por ella ahora mismo sin pensarlo, aun cuando eso significaba no poder verla nunca más.

Después de tener esos tipos de pensamientos primitivos, llegaron las acciones, la vida no tardó mucho en juntarlos, y eso era algo que tampoco pudo explicar, se veían en el bosque, buscaba seres imaginarios, criaturas inventadas, todo lo que Luna deseara hacer Theo se lo cumplía, así tuviera que ensuciarse la ropa, terminar con moretones o en las profundidades de un lago.

Sabía que Luna era suya, y por supuesto que ella sabía que Theo era para ella, como un regalo de la vida hacía su persona. Le fascinaba pasar tiempo con él, sin embargo, había algo distinto con Theo, a ella le encantaba tener amigos, pero pensar en Theo como un amigo, le causaba tristeza.

Disfrutaba de las cosas sencillas de la vida, que sus pies descalsos tocaran la tierra, la lluvia acariciando su cara en medio de un gran aguacero, los rayos del sol en sus brazos, alimentar a los Thestral, hablar con sus amigos y los abrazos de su padre. Pero Theo, cuando estaba con él se sentía como experimentar todas esas cosas a la vez y mil más. Siempre soñó desde niña con la emoción de la que todos los cuentos hablaban, una magia inexplicable que se compartía incluso en el mundo muggle. Varías veces comentó sus ilusiones con las personas, pero pronto ellos les decían que bajara sus expectativas y que probablemente el amor no era tan especial como ella se lo imaginaba, más cuando conoció a Theo, era como si por fin hubiera encontrado a ese rostro que la visitaba todas las noches en sueños, y las sensaciones que pasaban por su ser cada que estaba o pensaba en él eran infinitamente más grandes de lo que jamás, ni ella, pudo haber predicho.

Estaba al lado de él mirando al cielo, esta semana lo había invitado a buscar estrellas en plena tarde. Su complexión física era la de una persona pequeña, pero al agarrarlo desprevenido logro tambalearlo hasta tirarlo de espaldas, antes de que pudiera maldecir por el dolor Luna se acostó sobre él.

- ¿Por qué? – inquirió con una sonrisa soñadora.

-La verdad es que ni yo lo sé- No era estúpido, sabía que era imposible ver las estrellas a las 5 de la tarde, y más cuando en un día tan nublado, pero es como si al estar con ella fuera posible que en cualquier minuto las espesas nubes pudieran hacer un espacio para que la estrella más brillante del universo hiciese presencia, y él estaba muy atento, porque si pasara le podría avisar a Luna y la haría sonreír.

Ella acarició su rostro.

-Eres muy lindo-

-Solo un poco amable-

-No me refería a eso- Luna abrió los ojos un poco más- si eres bastante amable, pero yo me refería a que eres muy guapo-

Y volvemos a las acciones irracionales ¿esa frase cómo podía causar que sus mejillas se calentaran? su estómago se sintió más alborotado de lo normal y sentía una extrema felicidad espontanea. Otra de las cosas que amaba de Luna es que decía las cosas tal cuál las pensaba, sin pena, y más le encantaba que cuando estaba con ella él también podía ser así.

-Tú eres preciosa-

-Gracias- le sonrió- pero quiero decirte que tienes unos muy lindos ojos, me encanta tu sonrisa, tu cabello también es muy lindo- lo sostuvo entre sus dedos, acariciándolo lentamente, a Theo le hizo gracia como se le fue el aire a Luna por hablar tan rápido- pero lo que más me gusta son tus labios-

Algo de lo que estaban seguros que no entenderían los Weasleys, sus amigos o nadie, es que ese día no tuvieron que emitir palabras, porque Theo sabía que Luna lo había escuchado, y en su mente de ella aparecieron las palabras que él pensaba.

Bésame.

Luna claro que lo cumplió su petición, fue mágico, era el sabor de la felicidad pura, un éxtasis sofocante para un momento idílico, sus labios se iban convirtiendo en una hermosa adicción de la cuál ninguno de los dos quería dejar, besaron sus labios, sus mejillas, sus parpados, con cada beso se sentían más plenos.

Hablaban muy poco porque no hacía falta, hablaban en su idioma, un idioma basado en besos, caricias y miradas.

No hacía falta decir ni prometer lo que era obvio, y se preguntaban ¿era necesario? No forzosamente requerían hacer una pregunta para jurarse amor eterno, era irrelevante preguntarse si se serían exclusivos porque ninguno anhelaba a nadie más que no fueran ellos, el compromiso y la seriedad era incluso una obviedad grotesca de aclarar. Ambos lo supieron desde el primer beso, incluso podría decir desde que se vieron que no había otra razón para existir que no fuera estar juntos, que estaban destinados por muy ridículo que sonara, a amarse hasta el fin de sus vidas, y con que ellos lo supieran no hacía falta más.

Wuuu fin de la historia, espero lo hayan disfrutado y perdón por tardar con este capitulo es que siento mucha presión al escribir de esta pareja porque ps como que siento que estos morros no hablan mucho saben JAJAJ y se tiene que describir más lo que sienten, no son una pareja convencional y ahh todo un pedo con ellos, equis, muchas gracias por sus comentarios y sus mensajitos me hacen muy feli c:

¿Quién a quién?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora