Capítulo III

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Con sumo cuidado logro mantenerse en pie y caminar por la sala de recuperación, sentía como sus piernas temblaban y en algunos momentos podía sentir punzadas en estas, a diferencia suya el Uzumaki no había sido tan herido como para no caminar o tener poca movilidad. Se les habían dado cinco días para que buscase un lugar a donde ir y de esos cinco días llevaban dos. Por lo que le había contado el rubio ya había conocido al Nara, aunque no tanto como para ser amigos, pero ambos lograban distinguirse y saludarse.

"¿Estas seguro de que no quieres venir conmigo? La abuela te recibirá con gusto" comento el Uzumaki observándole desde su, por el momento, camilla.

Se sujeto del borde de una de la camillas intentando minimizar su peso y suavizar el dolor en sus piernas, el dolor a un permanecía en su cuerpo, con cada movimiento sus músculos se contraían provocando un estorboso dolor y ardor.

"Si, gracias por tu oferta pero ya tengo un plan" contesto haciendo varias muecas de fastidio.

El bullicio en los pasillos les hizo detener su "terapia", se podían escuchar gritos de mujeres y algunas cosas quebrándose. Después de cinco minutos de gritos y pelea una rubia con un pomposo vestido color blanco con brillantes verdes y un collar de esmeralda, al igual que sus aretes colgantes, y guantes igual de blancos que su vestido, el cabello rubio de la dama iba sujeto en un moño alto.

"¿Es la misma rubia...".

La pregunta del rubio fue interrumpido cuando una enfermera se lanzo sobre la rubia en un intento por detenerla, a pesar del forcejeo que se llevaba acabo la apariencia de la dama se veía sin ningún clase de cambio, ni siquiera un cabello fue despeinado.

"¡LE INFORME QUE NO PUEDE PASAR A MENOS QUE TENGA ALGO QUE CONFIRME QUE USTED SEA PARIENTE DE ALGUNO, NO ME IMPORTA SI YA A VENIDO!" grito la enfermera sacudiendo con más fuerza a la dama.

"¡¿DESDE CUANDO SE NECESITA PERMISO? HASTA DONDE SE CUALQUIERA PUEDE HACER UNA VISITA!".

"¡SUFICIENTE!".

El grito de la jefe de enfermeras detuvo el enfrentamiento y calmo el ambiente, algo sorprendente a decir verdad. La dama sacudió el posible polvo que su vestido pudiese tener.

"He venido a visitar a un soldado y esta mujer no me lo ha permitido, cundo pedí hablar con otra enfermera inicio su agresión contra mi persona, intente escapar y cuando me detuve un momento se lanzo sobre mi como una bestia salvaje" dijo la rubia con voz seria y de una dama de alta sociedad.

Sin pronunciar palabra la enfermera de mayor rango arrastro a la otra hacia los pasillos.

"Hola" saludo la mujer con una sonrisa al sentir la mirada de ambos soldados "Es un gusto volver a verlos".

El rubio saludo con efusividad ignorando el pleito anterior. Neji solo la observo sin expresión en su rostro, sabía que la rubia sería un problema demasiado grande, tal y como Shikamaru le había advertido. Con una sonrisa la mujer ocupo una de las camillas de la entrada dispuesta a tener una larga conversación.

"Al parecer ya se encuentran bien, los veo bastante bien ¿Les duele algo?".

Con rapidez el rubio se movió en el pasillo mostrando su avance.

"Fantástico señor Uzumaki, y usted Neji ¿Cómo se encuentra? Por su rostro intuyo que el dolor aún permanece".

Dio un asentimiento como respuesta y regreso, a pasos lentos, a su camilla, ignoraría su alrededor hasta que la extraña se fuera y volviera a solo lidiar con el rubio. Las personas eran demasiado extrañas y problemáticas, por eso siempre se le veía solo.

"Se que habrá muchas dudas del por que he venido, pero cuando siento curiosidad por algo no me siento bien hasta que logro descifrarlo" dijo la dama observando el cuerpo del Hyüga "Shikamaru dice que soy muy molesta".

"También dicen lo mismo de mí, aunque no solo poner atención a eso" comento el rubio mientras se sentaba en su camilla sintiendo una punzación en sus extremidades.

"Exacto no debemos prestar atención ante esas opiniones".



Espero les haya gustado, lamento la tardanza al publicar

Heridas Del Alma |NejiIno|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora