En el rostro de la rubia se podía ver la confusión, después de haberse negado cuatro veces a contarle su historia la rubia había logrado que aceptará, pero antes de que siquiera comenzara la rubia mayor declaró que debían irse.
"Pero...".
"No, ya informe en la casa que acomodaran todo lo necesario para el traslado de Shikamaru" dijo la rubia con voz neutra "Tenemos que irnos".
Sin importarle mucho las palabras de la contraria la rubia regresó su atención a él esperando el inicio de la historia de su vida. Con resignación y probablemente conociendo el genio de la de ojos azules la mujer dio medio vuelta y salió del lugar, no sin antes despedirse de su esposo y advirtiendo que debía cuidar a la menor.
"Niño huérfano, soldado guerra, herido" dijo acomodando su largo cabello castaño hacía un lado de su hombro.
Ino frunció su ceño haciendo notar lo inconforme que se sentía y sin importarle mucho alzo sus falsas y se sentó aún lado de su cama, importándole poco la mirada de confusión del rubio y él. Los minutos pasaron y con ella la rubia no movió un músculo haciendo notar que no se iría pronto y que su posición era la más cómoda, sin poder entender lo que hacía la rubia dirigió su mirada al lado izquierdo de su cama, encontrando al Nara dando leve ronquidos. Dos horas después la enfermera regresó para informar que la visita debía irse, dio un suspiro observando como la rubia se despedía y salio del salón sin tener opción.
"Regresara, no va a estar feliz hasta que le digas todo de ti" escucho decir al Nara, que mantenía una postura boca arriba con los ojos cerrados "Puede ser muy problemática así que te sugiero que le digas todo o la vas a tener aquí durante días".
Durante las horas de visita pudo notar lo parecida que era la actitud de la Yamanaka y el Uzumaki, en algún momento pensó que eran familiares. A media noche sus ojos se abrieron sin ningún rastro de sueño en su rostro, la oscuridad del lugar le impedía concentrar su vista en algún lugar, en las ocasiones en las que se levantaba a aquella horas su mente divagaba en sus recuerdos más profundos y que durante el día bloqueaba de su mente. Cambio sus pensamientos al futuro, después de salir del hospital compraría una pequeña propiedad a las afueras de la ciudad con el poco dinero que logro ahorrar y exigir como herencia.
El sol de la mañana se escabullo entre las pequeñas ventanas del lugar, el ruido de pasos y del carrito de la enfermera les hicieron abrir los ojos a dos de los enfermos.
"En un par de horas vendrán por usted señor Nara, Hyüga y Uzumaki se les dará salida, también una lista y medicamentos con los cuidado que deben tener. En el último enfrentamiento muchos fueron heridas y las clínicas y hospitales deben tener el mayor espacio posible y los suministro necesarios" dijo la voz alzando la voz en un intento por despertar al Nara.
"¿A donde se supone que iremos?" pregunto el Uzumaki con una mueca de sorpresa y fastidio.
La enfermera fue directo en dirección a Neji para cambiar el vendaje.
"Puedo preguntar en albergues, es lo único que puedo hacer por ti" comunico la enfermera con una voz más calmada.
Dos horas después el Nara fue retirado del hospital, pero antes de salir le prometió al rubio que lo recibiría un tiempo en su casa o que incluso le arrendaría una de sus propiedades por un mínimo de dinero. Se les permitió quedar mínimo de nueve días.
Espero les haya gustado este capítulo, es corto pero espero les haya gustado esta historia
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Heridas Del Alma |NejiIno|
De TodoHuérfano desde los siete años fue criado para servir como un esclavo a la familia de tío, quien se suponía debía cuidarlo, como una forma de escape se unió al ejercito y llevo una vida callada y solitaria usando algunas noches para calmar los deseos...