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Una vez escuché decir a alguien que las mejores cosas ocurrían entre las dos y las cuatro de la madrugada, y no podría estar más de acuerdo. Pero a decir verdad esto era muy subjetivo, ya que algunos decían de haber escuchado lo contrario o simplemente no lo creían. Para mí pareciera ser, que para quienes no tenemos mucha suerte, es el momento donde todo sale de maravilla. O algo así, siempre puede haber ligeros desordenes.

Como ya había terminado de realizar mis deberes, comencé a leer uno de los libros que me había traído. Por momentos alzaba la vista y comenzaba a ver a través de la cálida pero tenue luz que alumbraba todo el lugar, donde reparaba en cada una de las mesas vacías y pensaba en cómo sería este lugar lleno de gente, con ligeros bullicios, la música y el sol entrando por la ventana.

A veces imaginaba lo que sería realizar todas mis actividades, como todos los mundanos, de día, cosa que ya había hecho durante mi primer año de universidad. A pesar de todo, no era algo que me desagradaba con insuficiencia, solamente prefería otro estilo de vida, menos atareado que el de las otras personas, uno más sencillo y solitario. En lo que seguía pensando e imaginando la situación, alguien le dio tres toques a la puerta. Repare un poco asustada en ella y pensé que Sun había se había olvidado algo, pero no. Era un chico, que llevaba una camisa negra y un pantalón de jean. Y a simple vista, y desde mi distancia podría decir que era muy lindo.

Me apresure a llegar a la puerta y así poder abrírsela, ya que la tenía cerrada por seguridad. Ni bien entro me agradeció por ello, y se quedó mirando el menú muy atentamente. En lo que yo lo seguía con la mirada mientras caminaba hacia la caja para atenderle, ahí me di cuenta que traía en su mano derecha una libreta negra que parecía bastante gastada y una pluma del mismo color.

—Buenas noches, ¿Puedo tomar su orden? —le pregunté de manera robótica e inmediata, como lo hacia siempre.

Este me dio una mirada serena, para luego darme una ligera sonrisa de costado. En lo que yo lo  miraba tratando de descifrar si era un loco, pero no. No lo era. Solamente era un chico que parecía estar demasiado cansado y que por esa razón quería tomar café a las tres de la madrugada. Parecía todo bastante razonable.

—Hola, ¿Me darías un americano frio?—

Tuve suerte de que me haya hablado, para poder sacarme de mi ensoñación por estar viendo cada facción de su cara con detenimiento. Era muy pálido, aún más que yo y eso me sorprendía. Las veces que visitaba a mi madre siempre me decía que parecía un fantasma y no se lo negaba porque tenía razón, pero si llegase a ver a este chico seguramente él se llevaría el apodo.

—¿Desea algo más? — le pregunte para finalizar la compra

—No, nada más por ahora—me sonrió

Yo solo asentí y le dije el precio que tenía que pagar. Donde luego él me entregó su tarjeta de crédito, asi poder cobrarle. Y ahí supe su nombre: Min Yoongi

Después de eso me dispuse a realizar su café, donde siempre sentía su atenta mirada sobre todo minimo movimiento que realizaba. Una vez que lo termine y se lo entregue, pensé que se iría. Pero no, me equivoque. Se sentó en una de las mesas que había y comenzó a escribir en ese cuaderno que había traído.

Trate de olvidar que se encontraba allí, a unos metros de mí. Era casi imposible. Intente seguir leyendo mi libro, pero cada vez que cambiaba de página necesitaba ver que era lo que estaba haciendo sin razón alguna. Sin embargo, al retomar mi lectura me daba cuenta que no recordaba nada de lo que había leído, por lo que frustrada me resigne a cerrar el libro y comencé a ver que tarea podría llegar a hacer que no ocupase suma concentración.

                              •••••••••••••••••••••

Así comenzaron a ser todos los días, o la mayoría de ellos. Yoongi, o como yo lo había apodado, chico amargo, ya que pedía una bebida, a mi parecer, muy amarga. Venía en un horario raro para luego pedir su americano frio y sentarse en una mesa hasta cuando se asomaba el sol, donde era el momento que se iba. Siempre sabía cuando se iba, pero nunca cuando venía o si es que llegaba a venir. Y eso me estresaba un poco. Al ser una persona a quien le gustaba el orden, el no poder saber el horario de un cliente que comenzaba a ser habitual me volvía loca. A veces llegaba a las dos de la mañana otras a la una de la madrugada, como tambien a veces simplemente no llegaba. Por lo que mayormente tenía que encontrarme a la espera de hacer un café frio muy amargo. Pero muy a pesar de todo, las veces que venía todo era muy monótono; nos saludábamos, pedía su café y se ponía a escribir, llegando a sentirme a gusto con su compañía y su silencio. Hasta el día de ayer cuando ni bien de terminar de cobrarle me pregunto algo.

—Disculpa si parezco maleducado, pero siempre vengo y nunca supe tu nombre. ¿Cómo te llamas?—

Yo ante su repentina pregunta me encontré atónita, además de sentir mi cara arder. Trate de responderle sin que se me quebrara la voz o tartamudee. Así que solté un poco de aire y le respondí.

—Minji, Lee Minji—

                       

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Y con eso podemos concluir la historia....
Ahre no esto va a tener algunos capítulos más
Por fin apareció Yoongi

Hola, cómo están?
Espero que se encuentren bien 💕
Esta historia va a estar terminada para antes del martes que viene si o si
Y otra cosa más, para quienes están leyendo "about love" (para quienes no, las invito a leerla 💓) voy a actualizarla uno de estos días si o si
Desde ya muchas gracias por leer y espero que les esté gustando ❣️

The Night I Met You • Yoongi •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora