CAPITULO 1

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Baje la ventanilla de mi auto mientras conducía, la carretera era solitaria, a pesar de que aún era temprano.

Los rayos del sol calentaron mis brazos, acariciandolos con dulzura.

Suspire cansada, pensando en todo lo que estaba pasando en mi vida.

Pensar que huía de mi casa por un novio obsesionado, de una amiga traicionera, de la muerte de mis padres.

Mis ojos se sintieron aguados al recordarlos, mi corazón latía frenéticamente al pensar en ellos.

Relami mis labios, pise el acelerador despejandome de todo a mi alrededor, fruncí el ceño confundida al ver un retén de policías parando autos.

Me detuve al ver cómo uno de ellos se acercaba a mi.

— Buenas tardes señorita —. Examinó todo el auto con la mirada

— Buenas tardes —. Respondí

— ¿Que sucede oficial? —. Pregunté confundida

— Acaban de robar el banco de la ciudad y mataron a dos policías —. Me miró

— Al parecer los ladrones han estado bajando a personas de sus autos, para robarlos y después tirarlos por alguna parte —. Explico

— Estamos revisando cada auto por qué se han reportado prisioneros —. Quité mis manos del volante

— ¿Y tienen alguna imagen de ellos? —. Pregunté temerosa

— No, aún no —. Nego con la cabeza

— Continúe —. Se alejo del auto

Mire por el espejo retrovisor, observé como se acercaba a otro auto detrás del mío.

Relami mis labios nerviosa, tome el volante y seguí conduciendo.

Acelere esquivando a varios autos, y cuando ya estuve alejada de los policías me detuve.

Apague el auto, con la punta de mis dedos tome el mapa que estaba aun lado mío mire perpleja todo, no entendía nada.

Mire una línea roja y supe que tenía que seguir derecho hasta el final de la carretera.

Ahí estaba la cabaña en la que me quedaría algunos días.

Escuche unos fuertes golpes en la cajuela, mire por el espejo, vi aún hombre tapado de la cabeza con una bolsa en la mano, quise prender el auto y acelerar, pero era demasiado tarde.

— Ni lo intentes muñeca —. Otro hombre se acercó apuntandome con un arma

Lo mire aterrorizada, alce las manos a mis costados.

— ¡Bajate! —. Me abrió la puerta

Dude en hacerlo, me quedé ahí sentada por un par de segundos, el miedo me había congelado.

— ¡Ahora! —. Grito tomándome del brazo, sacándome del auto

— ¿Quieren dinero? Ahí está mi bolso, aquí mis llaves —. Se las tendí para que las tomara

Una carcajada salió de sus labios, trate de descifrar su rostro, pero lo único que veía era sus ojos color azul como el mar.

— ¿Crees que nos interesa tu dinero muñeca? —. Pregunto en tono burlón

— Traemos más dinero de lo que has visto en tu vida —. Sonrío

Sus palabras me cayeron como un balde de agua fría, trague saliva nerviosa mirando a todos lados esperanzada a que alguien pasará y me auxiliará.

— Tenemos que irnos —. El otro chico lo tomo por el hombro

— Espera, espera —. Hizo una seña con sus manos

— Quítate la ropa —. Me miró

— ¿Que? —. Pregunté confundida

— ¿Estás sorda o que? Dije que te quitarás la ropa —. Se acercó a pasos rápidos apuntandome con la pistola

Mi cuerpo tembló al sentir el arma rozar con mi frente.

— ¡Tenemos que irnos Damián! —. Hablo el otro chico con desesperación

— ¡Guarda silencio maldito imbécil! —. Lo miro con molestia

El otro chico bajo la mirada apartándose de el.

— ¿Que esperas muñeca? —. Arqueó las cejas

Trague saliva con miedo, toque los botones de mi pantalón, bajandolo con lentitud, después dirigí mis manos a mi blusa quitandola por completo, su mirada recorría mi cuerpo sin pena alguna.

— ¿Y lo demás? —. Señalo con sus cejas mi ropa interior

Mi pulso se aceleró, mis ojos se llenaron de lágrimas.

Tome los tirantes de mi brasier bajandolo, dejando expuestos mi pechos.

Toque la fina tela de mis bragas, deslizandola por mi cuerpo hasta verla caer a mis pies.

Sus ojos brillaron al verme totalmente desnuda.

— Date la vuelta —. Ordenó

Mis lágrimas me traicionaron bajando por mis mejillas.

Demostrando mi dolor, me di la vuelta con lentitud.

— Alto —. Pare abruptamente al escuchar su voz

Le daba la espalda, mirando hacia adelante, buscaba con desesperación a alguien que me ayudara.

Me estremecí al sentir su aliento en mi cuello.

— Estira los brazos —. Ordenó

Los estire a mis costados, sentí como lo frío del arma tocó mi piel desnuda, delineaba mi cuerpo con el acero de el arma.

— Date vuelta —. Susurro cerca de mi oído

Mis lágrimas no dejaban de salir de mis ojos, me di la vuelta con lentitud y pare al sentir como su pecho choco con mi cuerpo.

Sus ojos se conectaron con los míos, me sentí indefensa al mirarlo.

— No llores muñeca —. Con la yema de sus dedos limpio mis lágrimas

Acaricio levemente mis labios, mi cuerpo temblaba del miedo.

— Ahora vístete —. Se alejo de mi sin apartar su mirada de la mía

No lo dude dos veces, y con rapidez comencé a ponerme mi ropa, subí mis bragas junto con mi pantalón, tome mi brasier tapando mis pechos, tome mi blusa deslizandola por mi cuerpo. Sonrío al verme vestida por completo.

— Entra —. Ordenó tomándome del brazo y jalandome al auto

— ¿Que haces? ¿Que no ves que no podemos secuestrarla? —. El otro chico se acercó a nosotros

Tomo al tal Damián del antebrazo deteniendolo.

— No te metas —. Escupió con rabia

— ¡No podemos llevarla, es muy peligroso! —. Exclamó el chico, me miró el tal Damián, baje la mirada.

— ¿A dónde ibas muñeca? —. Pregunto

Me quedé callada por un par de segundos.

— ¿A dónde? —. Apretó con fuerza mi brazo

— ¡Ahh! —. De mi boca salió un quejido de dolor

— ¡A una cabaña a las afueras de la ciudad! —. Hablé con dificultad

— ¿Lo vez? Ahí nos podremos esconder —. Le hablo al otro chico

— Entra —. Me apunto con el arma

Entre al auto, sentándome en los asientos traseros.

Cerro la puerta entrando a la puerta del piloto, el otro chico entro en la parte del copiloto.

No sabía lo que estaba pasando y tampoco sabía lo que me pasaría.

OSCURO DESEO (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora