OSCURO DESEO (+18)

CAPITULO 11

— Amelia —. Lo mire

Su mirada me veía con detenimiento, como si quisiera ver en mi interior.

— ¿Por que lloras? —. Pregunto

Con la yema de sus dedos limpio unas cuantas lagrimas derramada de mis mejillas.

— Por nada —. Me aleje de el dándole la espalda

— Es mentira lo que te dije, yo jamás te tomaría a la fuerza —. Sentí sus manos en mis hombros

Suspire con alivio, me di la vuelta mirándolo a los ojos, su mirada no se apartaba de la mía.

Su rostro se acercaba peligrosamente al mio, sentí como su aliento choco con mis labios.

Sus labios rozaron con los míos, deslizó sus manos por mi cuerpo hasta llegar a mi cintura.

Cerré los ojos disfrutando de el momento, pero los abrí abruptamente al escuchar como abrieron la puerta.

Me aleje de Damián, mirando al otro chico.

— Tenemos serios problemas —. Miro con terror a Damián

Los mire confundida, caminaron con rapidez saliendo de mi habitación.

Los seguí por detrás, el otro chico tomo el control de la televisión y subió el volumen.

— Bueno en otras noticias, hay indicios de que los ladrones qué robaron al banco hace algunos días y mataron aun oficial podrían estar cerca de las afueras de la ciudad —. Hablo una conductora del programa

— Si alguien los reconoce por favor llame a estos teléfonos —. Pusieron las fotos de ellos dos

Y abajo un número de teléfono, trate de visualizarlo pero el otro chico apago el televisor.

— ¿Qué vamos a hacer? —. Se paso las manos por el cabello frustrado

— Tranquilizate —. Hablo Damián

— Toma tus cosas y limpia toda la casa para borrar todas nuestras huellas dactilares —. Lo tomo de los hombros

— Si, si, si —. Hablo el chico separandose de el

Me quede parada en medio de la sala, esperando una respuesta de el.

— ¿Qué van a hacer conmigo? —. Pregunte con temor, me miro y sonrío con picardía

— Bueno muñeca nos vamos a tener que ir —. Arqueó las cejas juguetón

— ¿A donde? —. Fruncí el ceño

— Tengo un conocido a unos cuantos kilómetros de aquí —. Explico

— Así que ve a hacer tus maletas —. Ordeno

— No, no, no —. Negué repetidas veces

— Yo no me quiero ir con ustedes —. Mordí mis labios nerviosa

— ¿Por que no muñeca? —. Se acerco a pasos rápidos hacia mi

— Por que yo no soy una ladrona como ustedes y yo no me tengo que ir y esconderme por tu culpa —. Con mi dedo toque fuertemente su pecho

— Qué lastima muñeca eso no lo decides tu —. Tomo con fuerza mi mano

— Yo te dejaré libre hasta que a mi se me antoje, hasta cuando pruebe tus labios, hasta que haga estremecer tu cuerpo bajo el mio —. Con su otra mano tomo con fuerza mi cintura

— ¿Osea que prácticamente me estas diciendo que hasta que no me folles no me dejaras libre? —. Pregunte molesta

— Eres un oscuro deseo que quiero cumplir y no te dejaré libre hasta que lo consiga —. Susurro cerca de mi boca