CAPITULO 10

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Miraba la comida en mi plato, la removía con el cubierto, los dos hombres frente a mí no apartaban su mirada.

— Come —. Ordenó Damián

— Hasta eso me quitas —. Mire de nuevo el plato

— ¿Si lo deseas yo te puedo dar de comer? —. Relamio sus labios, torcí la boca con molestia, mire al otro chico, que me observaba con cautela, grabándose mi rostro.

— ¿Tengo monos en la cara o que? —. Pregunté molesta

El chico reaccionó rápidamente y agachando la mirada nego repetidas veces con la cabeza.

— Comprendelo Amelia, le gustas y no sabe cómo decírtelo —. Una carcajada salió de su boca

— ¿Que? —. Pregunté confundida

— No, yo no, a mi ella no me gusta —. Tartamudeo el oji verde

Negué repetidas veces con la cabeza, me levanté molesta de mi asiento, y con rapidez camine a la salida, pero su voz me detuvo.

— ¿A dónde vas? —. Su voz era demandante

— ¿A dónde más voy a ir? ¡A mi habitación! —. Alce la voz molesta

Seguí caminando molesta a mi habitación, subí las escaleras con rapidez.

Camine por el pasillo, pero antes de entrar a mi habitación me detuve, y es que la puerta alado de la mía estaba entre abierta.

Mire a mi alrededor y al ver que no había nadie, me acerque a ella con pasos lentos, con la punta de mis dedos la empuje.

Entre con lentitud, observe todo con cautela, frunci el ceño confundida al ver mi ropa interior sobre la cama.

— ¿No te han dicho muñeca qué no debes meterte en lugares ajenos? —. Trague saliva al escuchar su voz

Me di la vuelta lentamente, Damián estaba recargado en el marco de la puerta con una sonrisa dibujada en su rostro.

— ¿Y a ti no te han dicho que no debes tomar las cosas que no soy tuyas? —. Arqué la cejas

— No me puede recistir en tomarlas —. Alzó las dos manos en disculpa

— Me las imagino en tu cuerpo cada noche y no sabes lo duro qué me pongo —. Se fue acercando lentamente hacia mí

— ¿Como puedes estar pensando en sexo? —. Pregunte molesta

— No me culpes Amelia, estoy viviendo con una mujer tan sexy qué no me puedo contener —. Sus pasos cesaron hasta llegar a mi campo de visión

— Tienes razón, los hombres como tu son unos salvajes qué nada más piensan en sexo —. Esboze una sonrisa

— Así es muñeca —. Con la punta de sus dedos rozo su labio inferior

— ¿Pero sabes que es lo peor? —. Pregunto divertido

— ¿Que? —. Respondí

— Qué los salvajes como yo no tienen tanta paciencia para follar —. Sus palabras hicieron qué mi cuerpo temblara

—Qué si así lo deseo puedo tomarte a la fuerza —. Acerco sus manos a mi rostro

— Qué si quiero puedo follarte a la fuerza y que si me lo propongo podría aliviar mi excitación con tu cuerpo —. Tomo con fuerza mi barbilla

Y entonces recordé...

                      FLASHBACK

— ¡No, detente Antonio! —. Grite con lágrimas en los ojos

— Tu eres mía, mía —. Repartió besos agresivos por todo mi cuello

— ¡Por favor, sueltame! —. Trate de patearlo

Pero su cuerpo estaba tan pegado al mio, que me era imposible alejarme de el.

— ¡No, tu jamas me dejaras! —. Desgarro mi blusa

Tomo con fuerza mis manos, quito con brusquedad mi ropa interior, abrí los ojos de golpe al sentir como entro en mi con fuerza.

— ¡Sueltame! —. Grite

Pego sus labios con los míos, su lengua entro en mi boca.

Trate de cerrarla pero con fuerza mordió mi labio inferior, un hilo de sangre se mezclo con nuestras salivas.

No dejaba de moverse con fuerza, sus embestias eran dolorosas.

— Mía, mía —. Separo su boca de la mía

Beso con fuerza mi cuello, mordiendolo y succionandolo.

— ¡Sueltame maldito enfermo! —. Mis ojos ardían de tanta lagrimas

Y no hacia otra cosa que pensar en escapar de este mundo, de mi pesadilla.

              FIN DEL FLASHBACK

OSCURO DESEO (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora