OSCURO DESEO (+18)

CAPITULO 9

— Aún mantengo la esperanza —. Respondí sin darme la vuelta

Mi mano seguía aferrada a la manija de la puerta.

— La esperanza no existe, no hay una entre nosotros Amelia —. Sus palabras eran seguras

— Si existe, mientras la mantengas viva —. Asegure

Sentí sus manos en mi cintura, su aliento en mi cuello.

— ¡Suéltame! —. Grite dándome vuelta

Con agilidad pegó mi cuerpo a la puerta, tomo mis muñecas entre sus manos y las subió arriba de mi cabeza.

— Ahora escucha con atención Amelia, si vives aún es por qué yo te mantengo viva, por qué así lo deseo yo, por qué eres un oscuro deseo que quiero cumplir y no voy dejar que te salgas de control —. Sus ojos me miraron con seriedad

— ¿Osea que tengo que agradecerte por mantenerme viva? —. Respondí molesta

— Si —. Afirmo

— Pues entonces mátame, por que jamás podrás cumplir tu oscuro deseo, por qué jamás podrás tenerme por completo —. Escupí con rabia

— Ya te tuve Amelia —. Sus palabras me sacaron de lugar

— ¿De que hablas? —. Pregunté confundida

— ¿No recuerdas lo de esta mañana? —. Sonrío con picardía

Entonces llegaron imágenes a mi cabeza de sus manos en mis pechos, de sus labios en mi vagina, de sus mordidas en mis muslos.

— Yo no sé de qué hablas —. Aparte mi mirada de el

— ¿Si quieres lo repetimos para que lo recuerdes? —. Acercó peligrosamente sus labios a los míos

— Yo no quiero que me muestres nada —. Quise girar mi cabeza, pero su rostro y el mío estaban tan juntos que me era imposible hacerlo.

— ¿Estás segura? —. Rozo su nariz con la mía

— Si —. Su aliento choco con el mío confundiendose

— ¿Que extraño? tu cuerpo dice otra cosa —. Con agilidad lamió mis labios

— Tu cuerpo reclama atención, tu vagina palpita al estar cerca de mi, tus ganas te delatan, tu boca habla por si sola, tus ojos queman mi piel, tus manos me desean —. Susurro cerca de mi boca

— Yo jamás me voy a acostar contigo —. Espete molesta

— ¿Que tan segura estás de que no caeras en los juegos del deseo? ¿Que tan segura estás de que no te volveré tan loca? ¿Que rogaras por qué te folle? ¿Que te incaras pidiendo más y más de mi? —. Su tono de voz era soberbio

— Estoy tan segura de todo, por qué se que yo jamás me fijaría en un ladrón como tú —. Sonreí triunfadora

— Ya lo veremos Amelia Hilton —. Me lanzó una mirada retadora

— Estoy tan segura de que no caeré en tus trampas, que si yo me lo propusiera serías tú el que rogaría por mi cuerpo, por mis besos, por mi calor, por mi amor —. Susurré cerca de su boca

— Ya está el desayuno —. Mire por encima de Damián

El chico nos miro confundido, Damián me soltó, alejándose de mi cuerpo, me separé de él bruscamente.

Me acerque a pasos rápidos a la cocina, entre encontrándome con el desayuno, trague saliva, tratando de controlar mis nervios.