Impronta Rechazada

𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 𝟐𝟑

La vida de cierta morena había dado un giro completamente inesperado pero muy necesario. Toda su vida había batallado con la duda del por que sus padres la habían abandonado, desde pequeña pensaba que había algo mal en ella, veía cómo los niños del kinder eran abrazados por sus padres y se preguntaba ¿Acaso ella había hecho algo mal?

Recuerda haber vivido con su abuela por 4 años (sin tener memoria de su primer año de vida) antes de que falleciera y quedará al cuidado de la mamá de Sam Uley, Allison Uley, quien al haberse visto abandonada por el padre de su hijo encontró un refugio en la pequeña niña y en su pequeño Sam, ambos creciendo como hermanos.

Su pequeño corazón comenzaba a olvidar ese dolor que sentía, comenzaba a pensar que ella no tenía ningún problema. Cuando conoció a Bella y a Jacob, su vida se volvió más vibrante, comenzaba a sentir que ella no había hecho nada para que sus padres la dejaran con su abuela, tenía amigos, alguien al que consideraba su hermano, una figura materna que amaba con su corazón. Con el tiempo fue dejando esa parte de ella que seguía dolida por su pasado enterrada en lo más profundo de su ser, bajo llave y tras mil puertas.

Creció y, a pesar de que su mejor amiga ya no vivía en el mismo lugar, nunca perdieron el contacto, se visitaban y hablaban constantemente, comenzó a experimentar ese sentimiento de atracción hacia su mejor amigo, un pequeño e inocente sentimiento que no causaba ningún tipo de problema en su amistad.

Cuando entró a la preparatoria, sus maestros notaron la gran capacidad que poseía, era alguien con mucha inteligencia y talento, por lo que no fue sorpresa que se graduara de esta a temprana edad. Teniendo ese tiempo libre, la música se convirtió en algo muy especial para ella, el violín siendo el instrumento que logró captar su atención de solo verlo, cada que tocaba una calidez se apoderaba de su cuerpo, le provocaba felicidad.

Un día Sam desapareció y la preocupación la estaba matando, no quería perder a la persona que consideraba su hermano, intentaba parecer tranquila por Allison, quien estaba muy desesperada por encontrar a su hijo. Dos semanas después regresó, un poco cambiado y ella sabía que algo le había pasado. Cuando los ancianos les explicaron lo que sucedía y les prohibieron verse, ella también cambió y sintió que pertenecía a algo más.

Con el paso del tiempo llegaron otros más a la manada y tal parecía que todo estaba bien, hasta que algo cambió. Sam y ella se separaron, hubo algo que los alejó, algo que ella hizo que ocasionó esa ruptura en su relación. Esa situación desencadenó esos sentimientos que con tanto esfuerzo se había encargado de encerrar bajo llave, esas inseguridades que tanto la lastimaban y la hacían dudar de ella.

Para alegrar un poco su corazón, la llegada de su mejor amiga la hizo sentir un poco más tranquila y dejó de lado todo eso para concentrarse en Bella. Sin embargo, todo esto también trajo problemas con Jacob, con su mejor amigo. Comenzaron a separarse también, él se molestaba por estar siempre con Sam y su "pandilla" como le decía, pero ella no iba a alejarse de su manada por él. Sus inseguridades cada vez tomaban más fuerza en ella.

Encontró refugio con quienes menos esperaba, los que se supone que eran sus enemigos mortales la hicieron sentir parte de una familia, la hicieron sentir bienvenida, pero no duro tanto, a pesar de que ella los consideraba como su segunda familia, ellos no la veían tan importante como para despedirse de ella, o siquiera avisar por mensaje que se irían del pueblo. Agregando más peso a lo que sentía.

Lo que sin duda fue la gota que derramó el vaso y que hizo que en verdad comenzara a preguntarse si había algo mal con ella fue cuando Jacob la vio a los ojos después de haber entrado en fase por primera vez, fue cuando escuchó las palabras que agrietaron su corazón, que comenzó a cuestionarse con más fuerza que es lo que ella hacía mal para que todas las personas que quería se alejaran de ella.