𝓒𝓪𝓹í𝓽𝓾𝓵𝓸 𝟏𝟓

14K 962 277
                                    

Tras 9 horas en el avión, por fin había aterrizado en el aeropuerto de Italia, Alice se había adelantado para conseguir un medio de transporte, dándoles instrucciones de encontrarse en el estacionamiento del aeropuerto. Bella caminaba apresuradamente, esquivando personas, Shasta iba detrás de ella, cuidando que no cayera y se hiciera daño.

Cuando salieron del aeropuerto, un auto amarillo se detuvo frente a ellas, Alice conducía, llevaba puesta una mascada y unos lentes de sol. Las chicas subieron y el carro arrancó con demasiada velocidad.

Bella estaba claramente nerviosa y ansiosa, la morena sabía que en cualquier momento podría desmayarse por todas las emociones que su cuerpo destilaba, sin embargo, sabía que no podía hacer nada para calmarla cuando ella también estaba nerviosa.

Los nervios de la morena no eran causados por la situación del estúpido vampiro suicida al que iban a salvar, sus nervios eran por el supuesto dolor en el que debería de estar al separarse de Jacob. Shasta se sabía de memoria las leyendas Quileute, y ahora al ser una impronta las tenía grabadas en su cabeza día y noche, Jacob era el encargado de eso, el chico repasaba demasiadas veces en su cabeza esta leyenda y las leyes del lobo para/con la impronta, buscaba alguna manera de romper el vínculo o de hacer que este mismo se forjara con Bella.

Afortunadamente Shasta se había vuelto experta en ocultar su dolor de los demás, por lo que no le daba la satisfacción de verla dolida por sus actos. Toda la información que pudo encontrar Jacob decía que, al separar a la impronta del lobo por días, por una larga distancia, o ambas, el pecho de ambos dolería demasiado, pues su alma no estaría completa y buscaría una manera de llegar a su alma gemela.

Cuando subió al avión y este comenzó a despegar, unas cuantas punzadas se hicieron presentes en su pecho, Shasta no mentiría al decir que esperaba que le doliera demasiado a Jacob, para que de alguna manera se diera cuenta del dolor que le estaba causando, a pesar de esto, el dolor no duró demasiado, ni fue tan intenso como ella quería, sin embargo, sus nervios se vieron alterados por un extraño sentimiento en su pecho. No era dolor, ni nada que le dijera que se trataba de algo sobrenatural, ella tenía el presentimiento que esto, fuera lo que fuera, la iba a afectar de cierta manera.

Shasta ahora sentía y podía asegurar que en el momento en el que se subió al auto de Carlisle su vida no iba a ser la misma, algo estaba por pasar que la iba a cambiar y eso era lo que la tenía nerviosa, el no saber qué es lo que va a pasar, el estar a la merced del clan más poderoso de vampiros que había en el mundo.

Regresó a la realidad cuando sintió como los nervios de Bella se alteraban de sobremanera, la humana casi salía del auto andando, y solo se detuvo para escuchar las instrucciones de una preocupada Alice, quien arrancó tan pronto como Bella comenzó a correr.

-¿Llegará a tiempo? - no pudo evitar preguntar.

Alice no contesto inmediatamente, tardo unos segundos más en asentir. La dos se bajaron del auto ya estacionado y se dirigieron con rapidez al lugar en donde se encontraban los otros dos. Alice se detuvo frente a una gran puerta y antes de empujar para abrirla se volteo con Shasta.

- Pase lo que pase, no muestres que eres.

El susurro de Alice era tan bajo que apenas y pudo escucharlo ella, sin embargo, la seriedad en la que lo dijo le causo un poco de escalofríos.

La Cullen le dio un pequeño empujón a la puerta y esta cedió, al parecer estaba cerrada con candado, pues este cayó al piso haciendo un pequeño estruendo.

Alice entró seguida de Shasta, que lo primero en lo que se fijaron sus ojos fue en la mirada asustada de Bella, sin embargo, esta no la estaba viendo a ella. Evito mirar a la cara a Edward, no estaba segura de que era lo que sus ojos le iban a transmitir y justo ahora, viendo a los dos vampiros con ojos rojos frente a ellos, sabía que no era buen idea crear otro conflicto.

Impronta RechazadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora