ʚ 30 Dᴀʏs OTP ɞ - 𝐊𝐚𝐦𝐢𝐝𝐞𝐤𝐮-𝐃𝐞𝐤𝐮𝐤𝐚𝐦𝐢

❛ Day 9 ❜

꧖๋ٜٜ🍒᳕᳕݊ El misionero ;

Kaminari se encontraba jugando videojuegos sentado en un futón en el suelo, por otro lado, el pecoso se encontraba leyendo un libro en la cama de su pareja, era un día de lluvia por lo cual, había pocas cosas que hacer pero si había mucho tiempo para descansar
El rubio bostezo, pausó el juego y se levanto, estirándose en el proceso. Izuku solo se limitó a verlo de reojo, para luego seguir su lectura sin más.

El contrario se acerco a su novio y se recostó encima suyo, algo que al peliverde no lo tomo por sorpresa, dejo su libro a un lado y observó la cara de su pareja.

- ¿Sucede algo, rayito? -

Kaminari negó, y se dispuso a tomar las mejillas del pecoso para luego darle un dulce beso en los labios, el peliverde no tardo en corresponder aquella muestra de amor por parte del rubio.

Aquellos besos pasaron de los labios del contrario, a sus mejillas, el peliverde solo sonrió embelesado.
Los besos siguieron hasta llegar al cuello del menor, aquello hizo estremecer al ojiesmeralda, su cuello era algo muy sensible, demasiado.
Los pequeños suspiros y gemido ahogados que soltaba el pecoso, para el rubio, era la mejor melodía que había escuchado.
Sonrió cerca del cuello del menor y mordió con fuerza aquella zona, haciendo que el menor soltara un pequeño chillido.

–¡K..Kaminari! –

El rubio solo rió, y se acerco a los labios del menor, quien lo miraba con el ceño fruncido y hacia un ligero mohín.

– Perdón Izu, no lo pude evitar –

El peliverde iba a protestar pero los labios de su pareja lo interrumpieron, el pecoso se dejo llevar y correspondió el beso.
Kaminari se acomodo mejor encima de su novio y Izuku aprovecho aquello para abrazar del cuello a su pareja.
El ojiambar se dedico a pasar sus manos hacia las caderas del peliverde, paseo sus manos nuevamente hacia el swetter que en ese momento el pecoso llevaba puesto y se lo quito lentamente, el contrario imitó la acción de su pareja, aunque un poco más avergonzado que el otro.
Kaminari sonrió enternecido, sabia que aquel chico era muy vergonzoso para muchas cosas, pero se estaba esforzando bastante.
Volvió a besar con ternura los labios del menor, quien nuevamente abrazo su cuello y correspondió aquella muestra de afecto.

[…]

Poco a poco el ambiente comenzaba a hacerse más deseoso, ambos solo se encontraban en ropa interior, y el pecoso solo soltaba gemidos ahogados al sentir los labios del rubio sobre su cuello, el contrario mordía y pasaba su lengua por aquella zona.
Una de sus manos se encontraba adentrándose bajo el bóxer del peliverde, jugueteando en el proceso.