Mes 3: test positivo

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Iliana tenía razón. Después de un mes consiguió hacerse al ritmo de la jefatura y ahora el estrés se había disminuido, aunque no las náuseas en las mañanas y los mareos cuando tenía un olor demasiado fuerte delante.

Habían pasado tres meses desde que calculaba que ocurrió la primera agresión y eso solo le dejaba una posibilidad.

—¿Y este análisis?—Paula, la enfermera de extracciones, preguntó mientras le presionaba el punto del que acababa de sacar sangre.

—Rutina—respondió seca. Paula no volvió a preguntar.

—Los resultados estarán en un par de horas.

La plantilla estaba encantada con Iliana como jefa de sección. Lo mismo ejercía como gestora que se ponía un par de guantes y atendía a sus pacientes.

Tras su extracción de sangre, Iliana revisaba los historiales en su despacho cuando escuchó la voz de Nora, a quien había asignado como enfermera supervisora, acompañada por otra persona.

—La Doctora Belmont está en su despacho.

—Muchas gracias, Nora.

Y tres golpes sonaron en su puerta.

—Adelante—levantó la vista de los informes.

—Doctora, el Doctor Carter quiere verla—Nora se hizo a un lado para dejar ver a Paul.

—Director...—Iliana tragó duro—. Pase.

Paul entró al despacho, cerrando la puerta tras de sí al tiempo que se despedía de la enfermera. Iliana estaba tensa en su asiento, apretando el bolígrafo que sostenía.

—Espero que hayas recibido mi regalito—Carter rodeó la mesa para posicionarse tras ella. La muchacha solo quería correr.

El médico pasó su nariz por el cuello despejado de ella, que se mordía el labio conteniendo los sollozos.

—Déjame, por favor...

—Levántate—ordenó con su voz alfa, grave y fuerte.

Su lobo no pudo resistirse, obedeciendo sumiso. Carter la acorraló contra la mesa, casi sentándola sobre la madera.

—Eres hermosa...—el cardiólogo besaba su cuello, ladeando su blusa para dejar sus clavículas al aire.

Iliana lo empujaba débilmente por los hombros, su lobo apenas tenía fuerzas para luchar. Los botones de la camisa saltaron con el tirón del doctor al quitársela.

—N-no...

—Ni te muevas—murmuró grave en su oído y a su cuerpo no le quedó más remedio que paralizarse.

El supresor comenzó a dejar de hacer efecto, su aroma este
ana desperdigándose por el despacho. El olor a melocotón lo llenó todo.

Oliver, que salía del cuarto de una pequeña paciente y pasaba por frente al despacho, sintió su lobo despertar ante el dulce aroma a melocotón que se extendía por el pasillo, algo meloso pero con tintes de terror. Era algo normal que los aromas de los pequeños que estaban allí llevaran feromonas de miedo, pero aquellas no olían como un niño, sino como una omega en peligro. Pero... los únicos omegas que él conocía en la planta eran las enfermeras, y no había ninguna a la vista. Quizás era su olfato jugándole una mala pasada.

Iliana se tragaba los sollozos, los chillidos, le dolía el cuerpo. Paul no terminaba con ella aún y parecía que el tiempo no pasaba lo suficientemente rápido. El despacho ya no olía a suave melocotón sino a fruta rancia debido a su miedo.

Una hora después, Paul se marchó del despacho con su aspecto pulcro. Ella se quedó hecha una bola en el sillón, con la ropa hecha trizas. Le costaba respirar debido al pánico.

Caminó temblando hacia el armario, donde guardaba un cambio del uniforme, vistiéndose allí mismo, y se arregló el cabello como pudo. Su reflejo en la pantalla del ordenador hizo que quisiera llorar de nuevo.

—Iliana, ha llegado esto para ti—Nora entró de golpe en el despacho con un sobre en la mano—. Pone que es urgente—la detalló—. ¿Te encuentras bien?

Asintió recibiendo el sobre. Aún con el ceño fruncido, Nora la dejó a solas. Iliana esperó paciente a que la enfermera la dejara a solas para leer el informe de sus análisis.

Estado de la omega: saludable.
Prueba de embarazo: positiva.

No... No podía ser cierto. Los supresores que consumía también funcionaban como anticonceptivos, no podía estar embarazada. Y teniendo en cuenta su situación de los últimos meses, la única posibilidad era que su bebé fuera hijo de Paul.

Abrió el cajón de su escritorio. Un par de semanas antes, luego de haber recibido otro sobre con fotografías, se planteó el suicidio. Guardó el frasco y salió del despacho, encaminándose al baño.

Oliver tocó la puerta del despacho de Iliana, necesitaba entregarle los últimos informes de sus pacientes, y no recibió respuesta. Se asomó, viendo la habitación vacía y se acercó al escritorio para dejar los archivos.

Estado de la omega...

Miró a su alrededor y alcanzó el papel, frunciendo el ceño al leer el nombre de su amiga en aquellos análisis.

Prueba de embarazo: positiva.

Pero Iliana no tenía alfa y la mayoría de los beta eran estériles. ¿Cómo iba a estar embarazada? De pronto cayó en cuenta en el olor que había notado en el pasillo, aroma a omega asustada.

—¡Nora!—salió del despacho en busca de la enfermera, encontrándosela revisando el cuarto de medicamentos—. ¿Dónde está Iliana?

—Estaba en su despacho—respondió sin mirarle, concentrada en contar las cajas de medicinas.

—No está en su despacho.

—Falta una...—comentó ella en un murmuro, como si no estuviera prestando atención—. Habrá ido al baño o a revisar algún paciente.

Oliver prestó atención a las medicinas que Nora tenía en las manos, unas cajas de ansiolíticos fuertes y tranquilizantes, y reparó en la hoja que acababa de leer.

—Nora...—acababa de perder todo el color, solo esperaba que no fuera cierto lo que estaba pensando—. Nora, hay que buscar a Iliana.

—¿A Iliana?

—¡Sí, y deprisa!

La planta era muy grande y el médico apenas tenía tiempo suficiente para poder encontrar a la pediatra antes de que aconteciera la desgracia. Quizás incluso tendría que mirar en el resto del hospital.

El baño del personal estaba vacío y eso lo puso histérico. El centro tenía seis plantas y todas ellas tenían al menos dos baños cada una.

—Avisa al personal de seguridad, hay que encontrarla ya—Oliver estaba temblando de la impotencia, camino de los baños públicos de la planta. La puerta estaba cerrada con llave—. Es aquí.

El vigilante de seguridad, un enorme alfa de dos metros, derrumbó la puerta de un empujón.

—¡Iliana!

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⏰ Última actualización: Feb 19, 2021 ⏰

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