"Capítulo 2"

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Desconcertado antes las últimas palabras del maestro decido interrumpirlo, dejándolo con las palabras entre los labios, y colocándome de pie le digo lleno de indignación: —¡Basta, es suficiente! Ya no deseo escuchar otra palabra proveniente de tu boca. Es decepcionante que alguien como tú, en el que confíe toda mi vida, me ocultara una información tan valiosa como esa... —salen de mí las palabras como si mi opinión no importara.

Salgo de la habitación abatido por la rabia del momento, me marcho sin dar explicación alguna acerca de mi paradero y sin más me encamino al exterior dando un portazo atrás de mí.

Camino sin rumbo alguno por los sitios más maravillosos de Amicitia: la Fuente de Cassim, una obra creada por nuestros antepasados que proyectaba mediante su sistema de rociado, la iridiscencia, un fenómeno óptico donde la luz varia, creando pequeños arcoiris y la estatua de Cosmea, es un lugar tan increíble que es imposible describirlo en palabras, pues refleja la estatua de la Diosa que se sacrifico por su amor inmaculado. Cada una de estas zonas de belleza natural que en algún tiempo formaron parte de mi infancia, ahora serían un minúscula apreciación a las obras del pasado...

Con el paso de mi caminar solo podía darme cuenta de lo corta que ha sido mi vida. He pasado veinte años soñando un futuro que nunca se cumplirá... No estoy seguro de cumplir con mi destino, es un enorme peso que recae sobre mis hombros...

«¿Acaso un chico como yo sería capaz de salvar todo un planeta de la destrucción total?», esa pregunta me ronda por la cabeza a cada instante, es una interrogante que me absorbe cada pensamiento positivo...

Sin saber cómo, he atravesado media ciudad, sumido en cada recuerdo o duda que pasa por mi cabeza. Estoy, sin lugar a dudas, en mi lugar favorito: el Puente de Ovacress, un magnífico paisaje rodea cada barandal del mismo, un río color esmeralda recorre bajo mis pies y a su alrededor hay plantas frondosas pero a la vez delicadas.

Aún estando lejos puedo divisarla ¿Cómo no sabría yo si es ella? Si me he pasado años persiguiendo a la ninfa de mis sueños, Xora. Mi chica esbelta, de larga melena oscura, y ojos tan brillantes como rubís, se nota preocupada. En lo que llego a su encuentro voltea a mirarme, sus ojos envueltos en un mar de lágrimas me rompen el corazón. Mi amor platónico ha sido consumido por la inseguridad y el miedo, eso me hace entristeserme más, provocando que mi rara marca en el brazo izquierdo salte a la luz... Ella se asombra, mas no dice nada. La abrazo atrayéndola a mí y la consuelo, aunque en el fondo solo me vea como su mejor amigo.

—Hey Xora, vamos anima esa cara, que para todo hay solución —le digo a la vez que hago un gesto gracioso para animarla.

—No lo creo, Nex... Cada hora que pasa el planeta se consume en la oscuridad... —me indica mientras me enseña lo que lleva entre sus manos. Es la muestra perecedora de un corix, una pequeña ave de plumas de colores.

La miro horrorizado, no puedo creerlo...

—¡Esto no es posible Xora, es inaudito que en cinco años nos desintegremos, como si nunca hubiésemos existido! —exclamo cegado por mi furia interna —. ¿Tan insignificante fue esa pasión entre Aissala y Antum? ¿No tuvieron otra manera de salvarnos, acaso?

Me mira sin saber que responder, yo sin embargo, no dejo que diga nada. Me marcho nuevamente en busca de respuestas...

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