**Leonardo**
Había estado mirando a Lidia desde la terraza mucho tiempo, la veía ir de una punta del cuarto a la otra desde el campo de visión que me daba la terraza del edificio de enfrente.
Luego de una hora de aburrirme observando cómo se ponía pintura roja en los labios y ropa, para luego sacarsela y ponerse otra noté que llegó Susan, su amiga desde antes de que yo comienzase a cuidarla, y tocó la campana que le avisaba a la joven de ojos verdes que la rubia se encontraba en el suelo, esperándola supongo yo.
Salió con una ropa muy bonita y bastante arreglada, las vi alejarse por la calle de su apartamento y tomar el camino de la derecha, perdiéndose de mi vista, por lo que comencé de nuevo mi vigilancia aérea.
Luego de pasar un largo rato volando, y agradeciendo el pan que una señora había dejado en la ventana de su casa, por las luces que daban las calles logré ubicarlas en una entretenida caminata, cuándo pararon y entraron en una taberna (Estoy cien por ciento seguro de que es una taberna).
Me quedé apoyado en una lámpara del alumbrado público, notando que una paloma comenzaba a mirarme raro y luego de una pelea de miradas me echó de su nido. Resignado, me moví a otra lámpara, por la cuál me quedé mirando el interior del establecimiento, las estaba observando tomando unas copas cuándo la voz molesta volvió, justo cuándo no la necesitaba.
-[¿Se puede saber que te pasa..? Estoy al tope de trabajo y tú me vienes a llenar la cabeza con tonterías, ¿que pasó?] -Rezongó Miguel, cómo siempre hacía cuándo interrumpían su perfecto balance, generalmente era yo la causa de ése desperfecto.
Algo divertido con su molestia, le comencé a explicar lo que había pasado y mis decisiones ante el peligro, preferí guardarme mi sospecha de poseción y lo que me dijo mentalmente, Miguel armaría un escándalo para llevar personal extra y no quería éso.
-[Ni siquiera pudiste inventar un nombre distinto, pero mientras no se vuelva a cometer éste error está bien, mantenme informado] -Explicó y se desconectó, que raro que no se hubiera enojado, pero supongo que es mejor para mí.
Luego de ver aburrido cómo ellas reían y se divertían, decidí que podría ir también a tomar algo, hace siglos que no voy a una taberna, por lo que esperé a que nadie me viese y adopté la misma forma que hoy por la mañana, sólo que con el cabello rubio, nadie me reconocería.
Entré fingiendo no conocer a nadie (Lo cuál es casi cierto), miré de reojo al dúo de chicas, las cuáles me miraban sin decír nada. Me senté y pedí un refresco, estaba estrictamente prohibido para los ángeles emborracharse en servicio, me quedé esperando en la barra y en éso llegó Lidia, escaneándome de arriba a abajo hasta que yo me volteé a verla con una expresión tranquila y calmada.
-Señorita, ¿pasa algo..? - Le pregunté, haciendo que levantase la mirada y me mirase fijamente a los ojos, ella tenía muy acelerado el pulso.
-[Por cierto Leonardo, casi me olvidó de decírtelo, Remiel tiene algunos problemas con resucitados en la ciudad, abre bien los oj-..]-
-Eh..y-yo...p-pues no, sólo vi una mosca en tu brazo, si.. -Se excusó ella en el peor momento posible, mi expresión era calmada pero Miguel la había escuchado perfectamente.
-[¿Quién está hablando..?] -Preguntó el Arcángel con un tono falsamente curioso, ya sabía perfectamente quién era.
-[No es lo que creés Miguel, puedo explicarlo si me das diez segundos] -Intenté ganar tiempo mientras mi cara se mantenía serena pero mi subconsciente estaba en completo caos.
-[En diez segundos estoy ahí, más te vale que sepas explicar bien..] -Amenazó comenzando una cuenta regresiva para su transportación automática.
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El Ángel
Cerita PendekLeonardo es un ángel guardián, encargado de proteger a distintas personas en la tierra con el pasar del tiempo, pero su trabajo se vuelve una tarea imposible cuándo una de sus protegidas, llamada Lidia, complica todo al descubrír la existencia de su...