XII

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Estaba saliendo del instituto, era viernes y el timbre sonó dejando a todos los estudiantes libres. Taeyong tan solo estaba en su segundo año de secundaria. Era muy joven e inocente para ese entonces. Pero el no era como el resto de niños, el había presenciado muchos actos crueles e inhumanos.

El azabache volvía hacía su casa solo, su mejor amigo Jaehyun no había asistido a clases. Por lo tanto nadie iba a acompañarle.

Se cuestionaba que le esperaría al llegar a casa ese día, esperando que su madre no estuviera muerta, ni su padre borracho.

Al entrar por la puerta de la casa sintió el silencio en el ambiente. Estaba todo más calmado de lo usual, se dirigió hacia la cocina buscando a su madre, tan solo encontró una nota sobre la mesa.

“Para mi querido hijo; cariño, cuando estés leyendo esta carta ya te habrás percatado de que no estoy en casa. ¿Sabes que te quiero verdad? Sé que tú también quieres a mamá. Y por ello necesito que me comprendas. He escapado, he conseguido escapar de casa. Tu padre ya no podrá hacerme daño, no podía llevarte conmigo cariño. No sabes cuanto lo siento, eres un chico muy fuerte. Puedes aguantar, no seas como tu madre y no te rindas, cuando seas mayor y hagas tú propia vida todo esto quedará en el olvido. No cometas mi error cielo, te estaré cuidando desde las estrellas. Mamá te quiere.”

A Taeyong se le congeló el corazón, ¿Su madre le había abandonado a su suerte en esa casa?, ¿Esto siquiera era real?, ¿Realmente estaba ocurriendo?
Las lágrimas caían por sus mejillas como frías gotas de rocío. El solo quería pensar que todo lo que estaba ocurriendo era solo una pesadilla, una mala pasada o una jugada por parte de su propio cerebro. Prefería pensar que estaba loco a aceptar que su madre se había escapado y se había suicidado.

Junto a la mesa había un alargado sobre con su nombre en él. Su padre se acercó a él por detrás.

Taeyong pudo sentir sus pasos así que escondió el sobre en sus pantalones con miedo de que el hombre al que no quería llamar padre se lo arrebatara.

—Tu madre se ha escapado de casa.—dijo directo el hombre. Taeyong borró las lágrimas de su rostro con sus temblorosos brazos y lo miró fijamente a los ojos, con el temor en ellos.

—¡Es todo tu culpa!—Exclamó el pariente descontrolado, le pegó un fuerte puñetazo directamente a la cara, a su hijo, tan joven y tan bello a los ojos de su padre. Pero tan manipulable, casi tanto como un juguete.

Sus piernas le dolían, su llanto era silencioso y las sábanas revueltas solo conseguían tapar su realidad, su cuerpo desnudo. Se sentía repugnante.

Su padre le decía que lo hacía porque lo quería, pero sus sucias palabras no podían justificar sus actos, todas las veces que llevó a otras mujeres a casa mientras él cuidaba de su madre, todas las veces que lo usó para desquitarse de sus deseos, todas las veces que lo golpeó y abusó de él. Nada de ello tenía perdón.

Desde ese día Taeyong no fue el mismo, lo que creía que era amor se convirtió en una palabra desconocida para él al ser abandonado por su madre.

El nunca sabría lo que es el amor, nunca podría enamorarse.

sketch; yutae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora