XV

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-¿Sabes? Me encontré con Doyoung cuando salí de recoger la comida. -Yuta lo miró, no llegó ni a meterse el tenedor a la boca-.

El menor se revolvió algo incómodo en su asiento. Se suponía que eso no debía ocurrir, pero por un momento estaba celoso. Solo intentó continuar la conversación como si no le molestara en lo absoluto, tal y como debería.

-¿Y pasó algo?, ¿Hablasteis? -dijo llevando su comida a la boca de nuevo-.

-Sí, aclaramos las cosas y me dio un abrazo. -el menor se atragantó con su comida al escuchar esas últimas cuatro palabras-.

¿Un abrazo? Venga ya, solo era eso, no fue un beso, y mucho menos volvieron, ellos ya no eran nada. Y además, era muy tóxico ponerse celoso por un simple abrazo entre amigos, Yuta no tenía razones para sentirse así.

-¡Yuta! ¿Estás bien? Ten cuidado, te vas a ahogar, tonto. Bebe agua. -dijo dándole un vaso y dando leves golpecitos en su espalda-.

Taeyong le acercó el vaso para dársela él mismo.

El otro lo empujó, entró en pánico al verlo preocupado por el, tan cerca.

-Puedo beber agua solo... -dijo tomando el vaso- Además, ¡Estoy bien! -tomó un gran trago de agua indignado, aclarando su garganta-.

El azabache rió ante su acción y se sentó de nuevo a comer.

Yuta maldijo una y otra vez al mayor, ¿Por qué se sentía así? Se supone que Doyoung también era su amigo, pero no habían vuelto a hablar desde la ruptura.

No tenía porque estar celoso, el no es suyo, no le pertenece.

Por la tarde Yuta se fue, había pasado todo el tiempo jugando videojuegos con Taeyong. Este no quería que se fuera pero el menor tenía un compromiso, tenía una cita esa noche.

Sí, apesar de cómo se sentía, Yuta estaba teniendo citas con un chico. No eran nada, o al menos no aún.

El día transcurrió bastante rápido, una vez llegada la noche Mark fue personalmente a recoger a su mejor amigo, lo cierto es que llevaba enamorado de Yuta desde hace un par de años.

Fueron a cenar a un restaurante moderno junto a la playa, se podían oír las olas del mar y sentir la brisa marina, el ambiente era perfecto. Nada con Mark podía ser incómodo, entre ambos había confianza y cariño.

Estaban cenando tranquilamente cuando el canadiense decidió empezar la conversación.

-¿Que has hecho hoy, Yu? -dijo captando la atención del mayor, una sonrisa se apropió de sus labios al escuchar su pregunta-.

-Pues, ayer me quedé a dormir en casa de Taeyong y hoy estuvimos jugando videojuegos juntos durante toda la tarde, también almorzamos juntos. -sonrió para continuar, no obstante el menor lo interrumpió-.

A Mark sus palabras le sentaron como una flecha directa al corazón, una patada en la cara dolía menos.

-¿Taeyong?, ¿Quién es? Creo que no lo conozco. -dijo confundido-.

Regla número uno, no hables de otro chico en una cita. Simplemente no.

-Es un amigo mío, no te lo he presentado. -rió nervioso- Es muy majo, ¿Y tu que has hecho hoy?

-Oh, pues... -.

Dios, ¿Qué le iba a decir? ¿Que había estado todo el día desesperado a que llegara la noche para ir a buscarlo? ¿Que había estado toda la tarde preparándose para su cita?

-Pues no mucho la verdad. -rió-.

Al final la cena transcurrió tranquila, quizás no comenzaron bien con la conversación pero eso no fue un gran obstáculo. Rieron, comieron y pasaron un buen rato.

Todo iba bien, caminaban por la orilla de la playa compartiendo el silencio. Uno cálido y cómodo incluso estando expuestos al frío de la noche.

-Yuta -este giró a verlo- Hay algo que quiero decirte. -dijo un poco inquieto, sin dejar de caminar-.

-Claro, dime. -.

Yuta volvió su mirada al frente, dos figuras no muy lejanas captaron su atención. Quería pensar que eso era mentira. ¿Que hacían ellos ahí?, ¿Porque estaban juntos?, ¿De todos los lugares que habían, debían estar en el mismo?

Dejó de escuchar la voz de Mark, quería correr hacia Taeyong en ese mismo momento, correr agarrarlo de la mano y no soltarlo, no estaba enamorado de él ni nada por el estilo. O eso quería pensar. Pero quería ser aquel chico, quería abrazarlo fuertemente, quería besar cada cicatriz de su cuerpo, cuidar de él como si fuera el mayor tesoro, quería saber si sus labios siempre sabían a cafeína como imaginaba en su cabeza.

Joder, que fuerte había caído por el.

Los labios de Mark chocaron contra los suyos, haciéndole despertar en la realidad. La cálida mano que sostenía su mejilla y los labios que bailaban con los suyos no eran los de Taeyong.

sketch; yutae.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora