Aquellos dos seres llevaban estilos de vida muy diferentes. Aunque eso no era escusa para que ambos se sintieran como el complemento del otro.
¿Quizás ellos habían llegado a esta vida para estar juntos?
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- HISTORIA OR...
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La luz artificial y el olor del sudor de aquel gimnasio era lo más característico del lugar.
La mayoría de las diversas personas que se encontraban ahí presentes se dedicaban a ejercitar sus cuerpos, mientras que otras se encontraban hablando entre si e incluso sentadas en las pequeñas bancas de madera esparcidas por todo el local.
Sin embargo, al fondo del lugar se encontraba un característico pasillo de acceso restringido para la mayoría de las personas del lugar.
Al poder atravesar aquel pasillo podías ver a simple vista las máquinas de ejercicio, pesas de diversos tamaños, sacos de boxeo colgados desde el techo y un característico cuadrilátero de pelea en el centro del lugar.
Lo único audible en ese gimnasio oculto al público, eran los golpes dirigidos a unos de los sacos de box por un joven de cabellera larga-rojiza, mientras que el que pareciera ser su entrenador se dedicaba a decir los movimientos que debía propinar.
— ¡Así se hace chico! ¡Vamos! Con más entusiasmo.
Expreso el entrenador al joven de ojos ámbar. Pero al querer seguir hablando hacia el chico, el sonido de una llamada entrante por el celular se hizo presente a lo que tomo distancia para contestar así mismo dejando al joven solo en su entrenamiento.
El hombre al terminar la llamada volvió acercarse hacia el joven de cabellera rojiza.
— Chico enseguida vuelvo, sigue entrenando con el saco de box.
— De acuerdo.
Habían pasado ya treinta minutos desde que aquel hombre lo había dejado entrenando solo, algo que sinceramente al joven no lo molestaba en lo más mínimo. Sin embargo, las pisadas de alguna persona se estaban haciendo presente en el lugar a lo que el joven de ojos ámbar dedujo que era su entrenador que había regresado, a lo que no vio necesario darse medio vuelta para verlo prosiguiendo así a golpear el saco de box colgando del techo.
— Chico quiero presentarte a alguien.
Menciono el hombre a lo que el joven dio media vuelta para ver a los recién llegados. Grande fue su sorpresa al divisar aquella chica de cabellera (T/C) sonriendo hacia él.
— Tsukasa, ella es mi hija (T/N) — menciono el hombre tranquilo —, (T/N), él es Tsukasa mi discípulo.
— Es un placer Tsukasa — menciono la joven sonriendo mientras estiraba su mano en forma de saludo —. Papá me ha hablado de ti.
— El placer es mío, (T/N) — contesto de forma cortes el de ojos ámbar aceptando el saludo.
La mirada de ambos individuos se encontraba encima del otro, simplemente la presencia del otro no les era incomoda en cambio les parecía agradable ambos.
Y quizás una agradable amistad empezaría profundizarse con lo que transcurra el tiempo.
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Hola, espero que se encuentren muy bien. Bueno aquí esta el primer capítulo de esta nueva historia, espero les gustara. Sin mas que decir nos leemos luego.
