Aries en acción
(Kendra y su hermana ya están reunidas)
—¡Te demoraste una eternidad, Kendra!
—Lo siento, estuve distraída con Sebastián.
—¿Él es más importante que yo? Lo mandé a buscarte, no a qué te haga tema de conversación. —y ya comenzó la Reyna del drama. —Entonces si yo me ando muriendo a ti no te importa.
—Deja el Drama para otro día y ahora trata de arreglar tu pequeño problema, además la que debería hacer drama soy yo por tener una hermana tan inútil como tuuu comprenderás.
—Genial ya no importa, por lo menos yo no soy una inútil cómo te expresas además no te trataré mal solo porque necesito algo tuyo—la sonrisa marcada en su rostro si que daba miedo, era como si supiera que sin importar lo que fuera a decirme yo aceptaría, además que le importaría tres pepinos lo que yo pensará con tal de estar satisfecha y salirse con la suya. —tu falda, es lo que necesito.
—Tu si que estás demente ya no hay más caso, te perdimos.
Me toma del brazo y vuelve a repetir la locura que acaba de decirme. —Solo necesito tu falda, nadie se dará cuenta además te prestaré la casaca de Verónica para que la uses y te cubras la parte de atrás. — solo por esta vez. —agrega.
—Se que no soy tan sociable como tú y que tal vez no me noten, pero eso no te da el derecho a que quieras ponerte mi falda o cualquier cosa que sea mía solo porque me sonríes de esa manera, recuerda que soy tu hermana no una de tus fans y menos pertenezco a tu ganado. — Muy bien, demuestra quién manda Kendra.
—No es mi culpa que me pasará esto además no te lo estoy pidiendo, te lo estoy ordenando.—me mira fijamente e de admitir que cuando levanta una ceja refleja una expresión que intimida. —Soy tu hermana mayor y debes hacerme caso.
La observó por unos segundos era de ese tipo de batalla de miradas, la primera que parpadea o quite la mirada perdería, jure que ganaría pero al final perdí.
—Gracias hermanita, aprovechemos que no hay nadie ahora en el baño y cambiemos de faldas —Esto es algo humillante, perdí nuevamente ante mi hermana es terrible.
El uniforme de Elizabeth me da un poco grande pero no es mucha la diferencia, el mío le da un poco más pequeño así que de seguro le encantará.
—¡Me encanta! —les dije. —Graciast hermanita, llamaré a mamá para que venga a buscarte en la salida, mientras tanto trata de cubrirte con la casaca de vero. —lo dijo con tanta tranquilidad, que hasta yo me siento como si nada.
—Tu tranquila, ahora haz lo que estabas haciendo —me da un beso y comienza a caminar hacia la salida pero antes de dar un paso afuera de los baños, voltea.
—De que estuvieron hablando tu y Sebastián. —De que está flechado por ti hermanita y que no le haces caso solo porque es menor que tú, ¿desde cuándo le importó la diferencia de edades a la chiflada esta?
—Nada importante, ah y espero que sea la última vez que escuché que tú prohíbes que me hablen, Elizabeth. —mi voz sonó muy seria y recta, no podía andarme con rodeos después de lo que me dijo Sebastián, será mi hermana pero ella no puede manipular mi vida y menos prohibirle a alguien que me dirija la palabra.
—Lo hago por tu bien, conozco muy bien a Sebastián y se la clase de persona que es. —cruza los brazos entre si.
—Según tú ¿que clase de persona es?, Por qué a mí me parece un buen tipo sin contar que me contó que tú lo bateaste solo por ser un año menor que tú. —okey, creo que ya las fregue.