Toge abrió los ojos. Bostezó y al darse cuenta de que su rostro estaba al descubierto, se levantó sobresaltado para subirse la cremallera del uniforme. Hanae seguía a su lado, sentada sobre la hierba mirando el paisaje a lo lejos.
"Te has despertado" configuró con las manos manchadas de tierra. Toge descubrió las huellas marrones de sus dedos en el blanco de la escayola, ahora sucia pero entera.
"¿He dormido mucho?" cuestionó avergonzado. Hundió el rostro aun más en el cuello de su uniforme. Ella negó con la cabeza, "Para nada. Es bueno que duermas, pronto tendrás otra misión" susurró la castaña. Hanae tenía razón, incluso para los hechiceros que más frecuentan la escuela, quedarse por más de tres días era inusual.
"Para un hechicero no hay descanso" formuló con las manos en el aire. Bajó la mirada hasta la hierba del suelo.
—Sí.
La muchacha alzó la vista, boquiabierta. Incluso él lo estaba, que caía en la cuenta de que había sido un descuido.
Más importante, ¿cúanto tiempo hacía que no cometía un error así? Toge jamás dejaba que sus despistes pudieran suponer un peligro para los demás.
—¿No pasa nada? —Hanae reaccionó extrañamente tranquila—. Es cierto, el otro día dijiste mi nombre. ¿No puedes decir más cosas?
La curiosidad de Hanae empezaba a hacerse más y más grande, y ella era bastante perspicaz. La habilidad de Toge era muy fuerte e interesante, tenía muchas ganas de conocer detalles de los que aún no tenía idea.
"Puedo. Pero no es del todo seguro así que prefiero que no" recurrió a la lengua de signos. La chica arrugó los labios. Lo entendía, claro que entendía lo terrible que podía llegar a ser. No obstante, la voz de Toge tenía algo que no tenían las demás. Un efecto que provocaba anhelo, ella deseaba intensamente escucharle hablar.
—Que injusto, Toge. Tienes una voz muy bonita. ¿Sabes? Ojalá tuvieras la voz irritante del profesor Gojou.
"¿Su voz te parece irritante?" Interrogó él. Toge extendió su sonrisa, oculta.
—Demasiado. ¡Hanae-chaan! —decía ella, imitando el timbre de voz de su profesor. Las muecas que acompañaban su imitación eran clavadas a las del hechicero más poderoso, lo que hizo que Toge se echara a reír. Era la primera vez que Hanae le veía reírse—. Quiere parecer dulce pero no lo consigue. Me da escalofríos. —Hablaba mientras intentaba limpiar la escayola que ella misma había ensuciado por puro aburrimiento—. Pero tú... te escuché. Cuando tú dices mi nombre me gusta. Por eso... si no pasó nada otras veces, ¿no puedes decirlo? —Juntó sus manos—, aunque solo sea eso. ¡Por favor!
Nada había pasado y fueron dos veces. Pero Toge sabía que si lo hacía, aquella vez podría pasar algo de verdad. Porque desbordaba emociones aunque intentara contenerse.
—Sutoroberi kekki.
Toge hundió el rostro en el cuello de su uniforme con el fin de ocultar el color intenso que sus mejillas estaban adquiriendo a causa de la vergüenza.
En cuanto a ella, Hanae no había escuchado lo que había pedido, pero de alguna forma sentía la misma sensación de anhelo. Recordó las palabras del panda, "Habla usando nombres de onigiri. Solo por si acaso". Toge se escondía detrás de la tela, pero sin duda aquello no era el nombre de ninguna clase de onigiri. ¿Se refería a ella? La tarta de fresas... ¿era su sinónimo para Hanae?
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Mint in the rain ➤ Toge Inumaki
FanfictionInumaki Toge y Tsukino Hanae son dos jóvenes hechiceros con un estigma en común: sus poderes suponen un peligro para todo aquel que le rodea. Su profesor, Satoru Gojou les asigna una misión conjunta que puede acabar de forma explosiva. Estos aprendi...