Mom, i'm gay too | ravnwoong

E P Í L O G O

Pobre chico de mechas verdes caminaba de un lado del otro departamento hasta otro con los nervios molestándole, no quería que lo regañaran por culpa de su distracción. No era su culpa, tenía un montón de cosas en mente y apenas sabía en donde estaba parado, mucho estrés para pocos días.

Se paró en medio de la sala, colocó su mano bajo su mentón. Quería recordar qué hizo ese día, necesitaba encontrar la lista de números para llamar a los invitados para confirmar las asistencias. Eran cerca de cien personas, de las cuales sólo la mitad había enviado la confirmación, por lo tanto, tendría que llamar personalmente a las otras cincuenta.

Una tarea que le habían otorgado al ser incompetente en el transcurso de toda la preparación, tampoco era su culpa, Hwanwoong no le dejaba hacer mucho desde que eligió un erróneo centro de mesa. Él oyó claramente: "Puedes elegir lo que gustes, siempre y cuando sea coherente" escogió sandias, ¿por qué no? Era una fruta muy bonita a su parecer, pero para Hwanwoong no era apropiado.

Recordando el día en que recibió el listado con numerosos contactos, se dio cuenta que no había buscado en el lugar más obvio. La oficina que ambos usaban para cuestiones laborales, tenía un leve recuerdo de haberse encontrado ahí al momento en que Hwanwoong apareció por la puerta entregándole dichosa lista.

Chasqueó sus dedos y se dirigió hacia allá. Abrió la puerta y prendió la luz, hizo una mueca. No se había percatado del desastre de papeles que ambos tenían en ese lugar, le hacía falta un buen arreglo, comprar ese mueble que vieron en el centro comercial hace unas semanas, serviría para darle un mejor orden a todo.

Abrió el cajón a un lado, se sentó en la silla con ruedas para estar más cómodo. Movió carpetas, las abrió y dejó sobre el escritorio. Siguió buscando, cantó victoria al encontrar el extenso listado. Se había salvado.

Sacó su teléfono mientras se levantaba con la hoja en mano, salió de la habitación apagando la luz y cerrando la puerta. Fue hacia la sala para dejarse caer sobre el sofá, abrió la aplicación de llamadas y comenzó a marcar con los contactos que no tenía un ticket de confirmación.

-¿Diga?- dijeron del otro lado, Ravn ojeó el nombre que decía, con una mueca de sorpresa se posó en su rostro- ¿Con quién habló?

-Kim Youngjo- respondió sonriendo, dejó la hoja a un lado, justo donde la mascota de Hwanwoong dormía-. Pensé que tenías mi número.

-Oh, Ravn, lo siento- soltó la chica sorprendida-. Creí que ese chico había desaparecido- escuchó su risa- ¿Llamas por lo del festejo?

-Efectivamente, sólo quería saber si podemos contar con la asistencia de ambas- preguntó el de mechas verdes-. Sería bueno tenerlas aquí.

Escuchó un sonido de asentimiento.

-Sabes que Yoon no quiere ir, sigue sintiéndose avergonzada por todo lo que hizo, siquiera se atreve a verlos- murmuró Yeri, el canadiense comprendía-. He hablado con ella, así que quizás pueda convencerla.

-No hay rencor con ella, dile que está todo bien entre nosotros, Hwanwoong insistió en que las quería ver- contó Ravn- ¿Está por ahí?

-No, ahora está estudiando.

-Uhm, de todos modos, contaré con que vengan- dijo volviendo a tomar la hoja-, será agradable después de tanto.

-Bueno, de hecho, el otro día estaba viendo vuelos a Vancouver para la fecha- contó Yeri-. Oh, dile a Hwanwoong que me llame, prometió hacerlo ayer y me dejó esperando.

-Sí, sí, le diré- tranquilizó Ravn-. Ayer estuvo ocupado con su grupo de apoyo.

-Me contó sobre eso, me alegra lo bien que le está yendo- Yeri sonaba feliz-. Uh, debes estar ocupado y yo haciendo una charla- se disculpó-. Llama en cuanto puedas, no olvides lo de Hwanwoong, que me llame.