Estas son pequeñas historias de una de mis parejas favoritas dentro del manga de "Jujutsu Kaisen", conformado por Satorou Gojo y Yuuji Itadori.
AMBOS ESTÁN CAYENDO EN UN PROFUNDO HECHIZO, ACOMPÁÑALOS Y NO LOS JUZGUES QUE TODOS EN ALGÚN MOMENTO CAER...
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Itadori bostezo pesadamente y estiro sus brazos intentando alejar esa sensación de sueño que aún estaba en su cuerpo. Una vez ya despertado miro hacia un lado observando como su amado esposo estaba todavía totalmente dormido, era increíble ver cómo podía hacer demasiado ruido y el hombre no movía ni un solo músculo.
Acariciándole su cabello de manera sueve, sonrió tiernamente al reconocer esa sortija que descansaba en su mano.
Se sentía tan feliz.
Hoy estaba listo para empezar un nuevo día animadamente y debía comenzar con abrir esas gigantes cortinas de la habitación dejando que la luz de la mañana entrara esperando secretamente que la luz del nuevo día le pegara en la cara a su pareja.
Sin embargo al voltear juguetonamente hacia su esposo se dio cuenta que este ni siquiera se removió. Yuji podría haber empezada un show para que este se levantara en un dos por tres como anteriormente este le había hecho, sin embargo se conformó con destaparlo para que la fría mañana hiciera efecto.
Y entonces el hombre se empezó a remover entre las sábanas y finalmente sus ojos azules se posaron en sus ojos ámbar, aquel albino le regalo una pequeña sonrisa que fue bien correspondida.
Esa era su dulce rutina desde que ambos decidieron compartir juntos una vida y de no ser por esa sonrisa tan dulce que se encontraba despertándolo. Ahora mismo Gojo Satoru ya hubiera empezado una fuerte rabieta de hecho estuvo tentado a lanzarle una almohada en la cara de su amado y travieso esposo pero absolutamente no lo hizo.
¡Por supuesto!, odiaba como una mierda que en las mañanas Yuuji lo levantara con el sol, quitándole las sábanas o incluso peor tirarle un trapo de agua helada a la cara, pero solo por ser la persona que más amaba en este mundo no le decía nada.
— Iré a preparar el desayuno — aviso antes de dejar la habitación corriendo como un niño pequeño, de verdad había amanecido con un buen humor y sobre todo con mucha hambre.
Gojo se quejó, estaba realmente cansado últimamente el viejo de Yaga le estaba poniendo demasiado trabajo que no le daba ni tiempo de llegar a cenar con su lindo esposo y aunque esté siempre lo consolaba con dulces palabras, el sabía que ahora más que nunca lo necesitaba.
En especial cuando solo tenía apenas dos meses de embarazo.
El albino suspiro pesadamente y volvió a tirarse a la cama, eran apenas las cinco de la mañana y ese tonto sol estaba bastante fuerte para ser madrugada. Ese tonto sol no era rival para su sueño pero Yuji, si lo era.
Sus ojos empezaron a cerrarse de nuevo, cuando de repente un grito parecido más a un chillido de júbilo procedente de la cocina lo hizo exaltarse.
— ¡Ni se te ocurra volverte a dormir cariño! — gritoneo desde lejos el peli rosa, Satoru se levantó en tiempo récord de la cama asustado de ser atrapado descansado, suspiro con una leve sonrisa.
