Capítulo V: Bajo el árbol.

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Los días siguieron pasando, junto con ellos Cedric y Alba fueron convirtiéndose en buenos compañeros, apoyándose mutuamente fuera de toda su actuación. También Aixa se encontraba casualmente con Draco y se mantenían hablando durante horas. Pero todo no era color rosa, durante esos días Ginny y Luna se encontraban cada día más tensas, cuando se cruzaban en los corredores sus caras expresaban lo que sus bocas nunca escupirían. Para desgracia de ambas, o eso decía Ginny a sus amigas, en clase Historia de la Magia les había tocado hacer un estudió juntas, eso significaba encontrarse luego de las clases y pasar tiempo a solas.

— Es como si el destino quisiera imponerse ante ustedes—. Comentó Aixa con una sonrisa en su rostro. Se encontraban sentada contra un árbol mientras le hacía unas pequeñas trenzas a Alba.

— Pensé exactamente lo mismo—. Comentó encantada la hufflepuff mientras hacía un boceto rápido de el rostro pecoso de la pelirroja.

— Ambas deben estar bromeando, no puedo creer que luego de todo lo que les he dicho...—. Apretó su tabique con frustración.— No pueden decirme eso.

— Pero ya lo hemos dicho, ¿no?—. Aixa la observó con una sonrisa ladina.— Deberías hablar con ella.

— He hablado, mañana nos veremos luego de la clase de Flitwick—. Respondió la Weasley mientras jugaba con el césped entre sus dedos.

— Sabes a lo que ella se refiere—. Dijo Alba observando a la gryffindor.— No desvies el punto de esta conversación.

— Ni siquiera se cual es el punto de esta conversación—. Soltó en un tono exasperado.

— Pues el punto es que debes ir y hablar con ella sobre lo que ocurrió la noche de la fiesta—. Volvió a hablar Alba mientras pasaba el lápiz sobre la hoja.

— No lo creo... Es más probable que Aixa le confiese a Malfoy que está enamorada de él—. Rió a lo último.— Es imposible.

— Silencio—. La reprendió la slytherin.— Ese tema no es de tu incumbencia.

— Pues esté tema tampoco es de la tuya—. Frunció el ceño.

— Lo es desde el momento en el que vienes aquí a escupir toda tu mala vibra y quejas sobre lo que ocurre con esa chica—. Aixa apartó la atención del cabello de su amiga.— Además se nota desde Castelobruxo que quieres hablar con ella, deja el orgullo de lado Ginny.

— Hazlo—. La incentivó su otra amiga.

— Las detesto—. Bufó mientras se ponía de pié.— Iré a clases antes de pronunciar la peor de las maldiciones imperdonables.

— Míranos temblar—. Rió Aixa.

Ginny se fue de ese lugar rápidamente dejando a sus amigas riendo ante sus actitudes. Ellas podían leer a la gryffindor y sabían que aunque lo negara en diez diferentes idiomas era evidente que sí sentía ganas de hablarle a la ravenclaw.

— La niña ha crecido rápido, ¿no crees?—. Alba soltó un suspiro cual madre angustiada por ver crecer a su pequeño niño.

— Es solo un año menor—. Rió Aixa sentándose frente a su amiga luego de terminar de peinarla.

— Sí si hablamos de cumpleaños—. Rió mientras se tocaba el cabello.— Gracias por el toque—. Sonrió.

— Que cruel—. Sonrió.— Oye, cuéntame como te ha ido con eso de Diggory.

— Pues genial, solemos quedaron hablando en la sala común—. Sonrió.— Realmente me ayuda a despejarme, claro que ustedes también, por supuesto... Pero es diferente.

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