Capítulo 4: Conociendo el amor

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Mientras íbamos en el autobús, Paola iba junto con Matías y yo iba sentado aparte en los asientos del fondo. Ya parecían una pareja. Por desgracia, Matías aún no tiene valor.

A la vez que escuchaba música, reposaba mi cabeza sobre una de las ventanas. De repente, sentí que alguien se sentó a la par mía. Cuando me voltee para ver quién era, mi rostro se sonrojo y mis manos sudaron de los nervios. Era aquella chica, mientras íbamos en el camino, los dos con
nervios conversamos un rato. Fue un poco incomodo al principio, pero luego conforme avanzaba la conversación los dos nos íbamos teniendo confianza el uno al otro.

En ese rato, los dos nos pudimos conocer mejor, yo le di mi nombre y ella a mí el suyo. Se llamaba Amelia. Cuando escuche su nombre sentí que por dentro, mi cuerpo se envolvía en brazas de felicidad.

Luego de eso, seguimos conversando hasta que llegue a mi escuela. Me despedí de ella y feliz entre a mi escuela. Al entrar, Matías empezó a preguntarme que había entre yo y Amelia.
Con un tonó enojado le conteste que nada. NO HAY ABSOLUTAMENTE NADA. <<Aún…>> Entonces, me aleje del lugar para dejar a Matías con Paola.

Mientras tanto yo me dirigí donde estaban las bancas para poder dibujar uno de los personajes que tanto me gustan de mis series.  Lo malo es que al dibujar, Aurelia no paraba de tomarle fotos con flash a mi dibujo. <<¿Dondé queda mi espacio personal?>>

Así que me moví para un lugar donde solo podía estar yo, o por lo menos donde
no podía estar Aurelia: en la banca donde estaban Paola y Matías. Ella no podía
estar en ese lugar ya que según lo que ella creía, esos dos eran novios y a ella no le gusta interrumpir los momentos en parejas. Así que se quedo satisfecha con las fotos que ya tenía.
La verdad, aún no le había contado a Paola de lo que pensaba Aurelia sobre ella y mi amigo.

En fin, pasaba el día. Llego receso y me fui a comer un rato con Paola. Quería hablar con ella respecto a lo de Amelia. Le conté que ella me habló sobre donde estudiaba y le dije que me dio su número de teléfono.<<Que rápido lo conseguí>>.

Ella me dio algunos consejos sobre lo que no tenía que hacer cuando estuviera con Amelia.
Cuando termino el receso, le agradecí por los consejos y me retire al salón de clases.

Al llegar al salón me puse a pensar donde se encontraba la escuela de Amelia para así, tal vez algún día visitarla. De sorpresa, llego un avión de papel volando desde el otro lado de la escuela. Tal parece la escuela de Amelia esta a la par de la mía.

Ese avión atravesó la ventana de mi grado cayendo sobre el pupitre que estaba a la par mía. Cuando lo extendí para ver su contenido tenía escrito la palabra amigo y atrás tenía mi nombre con la palabra “gracias”. Al principio me sonroje pero luego me emociono.

Llego mediodía. Fui con Matías a comprar unas hamburguesas. Cuando las compramos me lleve un combo extra, él me miraba con una cara de duda de ¿por qué llevaba dos hamburguesas?.

Luego simplemente me ignoro y seguimos
caminando hacia donde Paola. Al llegar, Matías le regalo una hamburguesa a ella y la otra se la comió él. Despúes de comer, ellos dos se adelantaron a la parada. Mientras tanto yo pasé a esperar a Amelia a su escuela. Cuando ella salió, le regale la hamburguesa y nos fuimos juntos platicando a la parada de autobuses.<<¿Ya
somos amigos?>>

Al llegar, ya había pasado el transporte público porque Paola y Matías ya no estaban.
Nos sentamos a esperar un rato a que viniera el siguiente autobús. Conversamos y reímos un rato. Al cabo de un tiempo llego el autobús. Nos
subimos y nos sentamos al final del vehículo.

Algunos minutos despúes...

Ya era tarde y nosotros seguíamos en el transporte público. En el momento que yo estaba escuchando música, ella se durmió e iba cabeceando. Así que con amabilidad moví su cabeza a mis hombros para que fuera arrecostada en mí. Me tocaba bajarme en mi casa, entonces ella despertó y con un rostro apenado me abrazó y se despidió de mí. Entré en mi casa y me dormí en mi cama de tan cansado que estaba.

El Corazón Latente de Un Adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora