Capítulo 11: Reflexionando Sentimientos

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Uff, estaba muy cansado. Ayer que fue fin de año, me acostado muy tarde. Pero me alegro de haberlo hecho, ya que como por eso de las 10 p.m fui un rato a casa de Amelia para celebrar el fin de año y luego regresé con mis padres a casa.

En fin, mientras recordaba lo que había pasado anoche, mi celular empezó a sonar. Era una llamada de Matías. Dijo que tenía algo urgente que contarme, quería que nos viéramos por el parque cerca de nuestras casas. Dijo que era algo extraordinario, algo increíble. Me picó la curiosidad, así que accedí a ir.

Nos veríamos en el parque a las 3 de la tarde.
Pasaron unas horas sin salir de casa para ir a verme con Matías. Al salir de casa ella estaba esperándome en la acera. Al verme dijo:

-¡Oye!, te tardaban mucho. Así que decidí venir a tu casa a esperarte.-Dijo
con una sonrisa.
-Jejeje. Lo siento. Oye, ¿tan importante es lo que me dirás?
-Claro, es una noticia que ha cambiado mi vida. Ven, te lo contaré todo en el
parque.
-Claro. ¿Sabes?, cada vez me dejas con más curiosidad.

Y así fuimos conversando en todo el camino hasta llegar al parque. Nos estamos en un pequeño banco. Emocionado Matías empezó a contarme todo lo que le había pasado:

-Ángel, ¿recuerdas que Paola me gustaba y que un día quería decirle lo que siento?-Dijo muy emocionado.
-Claro. Espera... ¿te le declaraste?
-Si...lo hice. Y ella me aceptó. Dijo que sentía lo mismo por mí.
-¿Eso quiere decir...?
-Si. Los dos estamos saliendo.
-¿En serio? Ahora lo que querías se hizo realidad.
-Si, ella me contó que tú la llamabas para darle consejos sobre cómo
confesarse.
-Ahh...si. Cuando nos conocimos, ella me pidió que la ayudara a declararse.
Me sorprendí cuando dijo que le gustabas.-Dije en forma de broma.
-Hey, no te burles. Jeje. Oye, y tú, ¿cuando le dirás lo que sientes a Amelia?

En ese momento, el ambiente pasó de ser alegre, a ser incómodo. Yo aún no estaba seguro si decirle o no a Amelia. Pero él insistía e insistía que le
dijera. Reuní valor y le dije:

-Yo siento que aún no es el momento. Sabes, yo quería decirle pero tengo miedo que me rechace. No quiero quedar como un idiota.
-No te preocupes. Yo pensaba lo mismo hace días y mira, ahora estoy saliendo con la persona que amo. Vamos, inténtalo.
-No lo sé Matías, no estoy seguro. Además, ¿para que apresurarme? Ella siempre vive por mi casa, puedo hacerlo cualquier día.
-De acuerdo. Pero sabes el destino siempre cambia las cosas. Deberías
animarte a decirle.

Luego de escuchar lo que me dijo, me despedí de él y regrese a casa. Mientras estaba acostado en mi cama, empecé a reflexionar sobre lo que
siento por Amelia. Si de verdad la amo, ¿porqué no se lo digo?, ¿por qué tengo que tener miedo? Pase horas y horas pensando en mis sentimientos. De repente, cayó un mensaje a mi celular. Era de Paola. Solo estaba saludándome. De repente, le pregunté:

-Oye, ¿crees que es necesario que le diga a Amelia lo que siento?
-Claro. Seguro ella te correspondería.
-¿Por qué lo dices?
-Ustedes se llevan muy bien. Salen juntos,
Tú la vas a visitar a su casa, a veces estudian juntos. Es como si estuvieran saliendo.
-¿De verdad parecemos novios?

En ese momento, el comentario que hizo Paola me sonrojo. No sabía que las personas lo mirarán así. Luego de hablar un rato con Paola, llegué a la
conclusión de decirle mis sentimientos a Amelia. Cuando empezamos a estudiar, quiero llevarla a comer y entonces se lo diré. En fin, así pasaron los días hasta que llegó el día de clases. Hoy empezare a ir a bachillerato. Matías y yo elegimos el técnico. Me alisté, desayune y fui a la parada de autobuses para ir a la escuela. Esta vez, Amelia y yo nos fuimos en otro asiento para dejar a Paola y Matías solos. En ese momento, inconscientemente le pregunté a Amelia:

El Corazón Latente de Un Adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora