Capítulo 12: Trayecto Final del Amor

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A la mañana siguiente...

Uff, hoy es el gran día. Feliz, me levanté de la cama de un salto y empecé a alistarme. Me bañe, me cambie y espere en casa a que llegará Matías en el auto. Amanda aún seguía dormida. Tenía curiosidad, así que entré a su cuarto para verla antes de irme. Al entrar, pude observar su rostro. Parecía una niña pequeña.

Tomé un trozo de página y le escribí una pequeña carta para dejarle un par de indicaciones:

Buenos días Amanda. Te preparé el desayuno, está en la mesa. Acabo de irme con mis amigos a la playa, vendré entre las 3 y 5 p.m para
nuestra cena en la noche. Espero me escribas para avisarme si ya comiste.
De tu amigo: Ángel.

Doble el pequeño trozo de papel y lo puse sobre su teléfono, en un mesa pequeña; cerca de su cama. Cuando estaba a punto de retirarme de su
cuarto, ella se dio la vuelta mientras seguía dormida. Al hacer eso, su blusa se levantó, así dejando ver un poco su escote.

Se miraba muy hermosa, no podía dejar de ver. En eso, mi celular empezó a sonar. Reaccione y volví en mi. Por primera vez, no pude despegar mi mirada de una chica. En fin, tenía una llamada de Ángel. Al parecer ya estaba afuera de mi casa.
Sigilosamente me retiré de la habitación de Amanda para no despertarla. Salí de casa y me encontré con el auto de Matías. Subí y nos dirigimos a traer a Paola y Amelia. Primero fuimos a la casa de Paola. Nos tardamos unos
minutos porque ella aún seguía dormida. El sonido del clapson del auto la despertó. Luego, fuimos a casa de Amelia. Ella se despidió de sus padres y con una sonrisa subió al auto. Ya estamos listos para ir a la playa.

Unos minutos despúes...

Al pasar por un puente, llegamos a nuestro destino. Bajamos las cosas del auto y las fuimos a dejar a una pequeña casa cerca del lugar. La rentamos solo para dejar nuestra ropa y demás cosas. De todas formas, solo nos quedaríamos un par de horas.

Luego de acomodar lo que trajimos, nos dirigimos a la sala de la casa para almorzar. Mientras comíamos, mi celular empezaba a sonar. Eran mensajes de Amanda:

-Hola Ángel, gracias por dejarme comida hecha.
Espero la estés pasando bien con tus amigos. Aquí te espero para salir en la tarde.
-Ok. Ahí estaré. Tqm.

No sé porque, pero mi corazón empezó a palpitar rápido luego de haberle enviado a ella. En fin, apagué mi celular y decidí disfrutar el día con mis amigos. Nos cambiamos de ropa y nos fuimos a bañar un rato a la playa. Estuve sentado con Matías mientras observábamos a las chicas. Él no le quitaba la mirada a Paola, de verdad que la ama. En ese momento, él me preguntó:

-¿Qué piensas hacer?, ¿le dirás lo que sientes a Amelia?
-Claro, solo que aún me siento nervioso.
-Yo igual me sentí lo mismo que tú al decírselo a Paola. Pero mírame, al fin lo conseguí.
-Losé. Tienes razón, se lo diré hoy en la tarde antes de irnos.
-Me alegra que tomes la iniciativa. Buena suerte.-Dijo Matías dándome una palmada en la espalda.

Más tarde ese día...

Eran las 4:30 p.m. Ya estábamos alistando todo para irnos. Amelia estaba sentada en la orilla de la playa, observando el atardecer. Esta era mi
oportunidad. Me acerque a Amelia y me senté a su lado y dije:

-Amelia, tengo algo que decirte...

Ella volteó su mirada hacia mí un tanto nerviosa. Pero decidir seguir, sin importar lo que pasará:

-Escucha, desde hace tiempo...yo.

Antes de terminar mi frase, pude observar que en su mano tenía un dibujo en forma de corazón. Tenía las letras: A+F. Sentí una enorme presión en mi pecho. Solo dije:

El Corazón Latente de Un Adolescente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora